La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

CUANDO CHINA DESPIERTE…EL MUNDO TEMBLARÁ. LAS BOLSAS YA SABEN LO QUE ES ESO, YA LO HAN SUFRIDO

Estrategias de Inversión - Martes, 18 de Mayo

ilustracionFrancisco Escarti, Redacción Estrategias de Inversión Si algo no se le puede negar a Napoleón es que fue uno de los grandes visionarios de la historia y quizá por eso, casi doscientos años más tarde, una de las muchas citas célebres que dejó para la posteridad se hace cada vez más evidente. Y es que China se ha colocado ya a la cabeza de la economía mundial; mientras occidente se sumía en una de las mayores crisis que se recuerdan, el gigante asiático creció a un ritmo del 8,7% en 2009, llegando a un PIB cercano a los 9 billones de dólares. Ya lo dijo Napoleón, y ahora los números se ponen de parte del estratega, "Cuando China despierte... el mundo temblará. Más de 1.300.000 millones de habitantes, un crecimiento estimado del 10% para este ejercicio 2010 (un 11.9% en el primer trimestre de este lustro, según datos del propio gobierno), 43.300 millones de dólares (29.900 millones de euros) invertidos fuera de sus fronteras en sectores no financieros... desde luego el gigante asiático tiene bien ganado su sobrenombre. Mientras los sistemas económicos de occidente temblaban, China parecía darse un respiro, tomar aliento para continuar su particular maratón.

Pero lo más impactante de la economía china ya no son sólo sus espectaculares cifras de crecimiento, son las expectativas que mantiene para el futuro, comparables a economías como India o Brasil, sólo que China ya está en lo alto de la escalera. Según Miguel Freijo de IG Markets, el tope de esta bestia económica se verá más claro “cuando los componentes del PIB se acerquen a las economías occidentales.” Miguel Ángel Bernal, director de Alfagesfín, va más allá y asegura que el tope de este gigante está aún por ver. “La capacidad de consumo de China es brutal”, concluye.

China se antoja, aunque haya quien no lo quiera ver, como la soltera de oro. Y es que los números mandan. El país asiático es ya el primer demandante de vehículos del mundo, según Freijo, cosa que el sector automovilístico europeo debe aprovechar. Los gustos y prácticas de la sociedad china se van, con el vacuo permiso de sus dirigentes, occidentalizando y eso, para una economía en crisis como la europea, o la española en particular, es un bocado que debiera ser de gusto. Otros sectores con amplio potencial de desarrollo, según Lorenzo Dávila, profesor del IEB y EAFI, podrían ser aquellos que desemboquen en productos de alto valor añadido, las energías o la construcción, en particular las infraestructuras.

El sector financiero también intenta abrirse puertas tras la antaño infranqueable muralla China. El BBVA ya ha tomado posiciones aumentando su participación en Citic Bank, con una inversión que ha doblado su presencia en el mercado asiático y no se descartan nuevas inversiones para llevar a cabo un ambicioso plan que de cómo resultado un grupo líder en el sector bancario asiático. Sin embargo copar el 10% de un grupo financiero, aunque un primer paso, es también de momento anecdótico.

Es evidente que la apertura a los mercados internacionales del gigante asiático está siendo lenta, pero ininterrumpida. Según Juan Carlos Martínez, profesor del I.E. Bussines School, “de esta manera se procura evitar el desastre de la descomposición soviética, del que aún a día de hoy se pueden observar las consecuencias.” Y es que la intervención del gobierno en la economía, a base de coeficientes de caja sobre las entidades financieras, es de momento uno de los pilares del crecimiento chino.

Ese intervencionismo, extraño en pleno s.XXI, sirve de bálsamo para los rumores sobre posibles “burbujas”, que condicionen las tasas de crecimiento del país asiático. Según Miguel Ángel Bernal “en todas las economías con estas tasas de crecimiento, es lógico que se creen burbujas, por ejemplo en el ámbito de la construcción.” Sin embargo, la capacidad de intervención del gobierno, a parte de evitar un recalentamiento de la economía y controlar la inflación, “es un arma clave para luchar contra este tipo de problemas, eso se ha echado de menos en España en estos años de crisis.”

Por si fuera poco, China es propietaria de gran cantidad de deuda externa mundial. Si bien es cierto que esto supone tener un as en la manga a la hora de negociar, EEUU ya ha dado algunos avisos de que esta guerra tiene distintos frentes y que no se va a dejar comer terreno sin poner algunos palos en el camino. “La visita del Dalai Lama a EEUU o la venta de armas a Taiwan por parte del gobierno americano son sin duda tirones de oreja al gobierno Chino,” afirma Juan Martínez Lázaro.

Pero, ¿cómo afecta todo esto a los inversores de cara al futuro? Según Miguel Freijo es imprescindible tener un porcentaje de nuestra cartera en economías en desarrollo y china es un buen modelo, por expectativas de crecimiento, por la apertura paulatina de sus fronteras y por las posibilidades de rentabilidad que ofrece el gigante asiático. Los índices pueden ser una opción, pero no hay que olvidar el riesgo de toda economía emergente: la volatilidad. Si bien es una oportunidad de hacer buenos negocios, es evidente que el riesgo siempre será mayor.

Sin duda China, como coinciden los expertos consultados por Estrategias de Inversión, es uno de los motores de la economía mundial e irá ganando peso en el futuro. Si bien, aún sólo un pequeño porcentaje de la población está “occidentalizada”, en bruto, ese porcentaje se traduce en 300 millones de personas, esto es casi la totalidad de la población americana. Aunque los sistemas de producción han convertido el país en un elemento deflacionista para algunos sectores, como por ejemplo el textil, es evidente que en otros sectores Ѣ€“materias primas finitas, por ejemplo- China es un elemento inflacionista.

Aún así los problemas internos dejan abierta las puertas a las dudas. El plato fuerte está servido, pero ¿cómo se podría digerir un cambio tan drástico en la hegemonía económica mundial?... Y es que China a duermevela es un Gulliver aún atado… “acercaos, no soy ningún ogro” reza en la historia de Swift, pero en Liliput, un gigante es un gigante.