La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Otro Septiembre Ѣ€“ 3

Santiago Niño Becerra - Lunes, 24 de Agosto

Estamos con las medidas que los Estados están adoptando para, se dice, hacernos volver "a lo de antes", medidas que no funcionarán porque el sistema ha llegado a un impasse de agotamiento.

5 Ѣ€” En última instancia, a donde se orientan los estímulos y los rescates es al aumento del consumo: la vuelta al consumo masivo de todo por todos. Independientemente del hecho de que la capacidad de endeudamiento de la población es hoy prácticamente inexistente y del desperdicio de recursos que supone “el consumo por el consumo”, ¿cuál es la capacidad de la población para absorber mas bienes y servicios toda vez que a lo largo de estos pasados años los niveles de consumo han sido astronómicos?. Quienes podrían incrementar su consumo por carecer de todo son quienes cuentan con una renta situada a un nivel de subsistencia, o inferior, y con una capacidad de endeudamiento nula; y son quienes, en proporción, más van a padecer las consecuencias de esta crisis sistémica por su total dependencia exterior.
6 Ѣ€” Un altísimo porcentaje de la población mundial tiene un papel meramente consuntivo y no productivo, es decir, consumen más, mucho más, o muchísimo más de lo que generan; fundamentalmente este hecho se da en las economías subdesarrolladas, pero no sólo. Enormes colectivos de los países subdesarrollados llevan una existencia marginal en una economía de subsistencia que en en grandísima medida no es regenerativa y en la que participa una población creciente cuyo destino es profundizar en la dependencia y en la miseria.  En las economías desarrolladas, y debido a la tendencia al alza de la productividad y a la necesidad de mejorar la administración de unos recursos crecientemente escasos, también se irá produciendo el crecimiento de unos colectivos fundamentalmente consuntivos y no productivos. Los planes y medidas de estímulo que los Estados están desarrollando desde hace un par de años no contemplan estos hecho porque tales planes y medidas están orientados y dirigidas hacia el consumo, lo que choca con la realidad de escasez -de todo- antes referida.

7 Ѣ€” Una de las columnas sobre las que se sustentan planes y medidas en curso es la adquisición por parte de los Estados y la admisión por parte de organismos e instituciones financieras, de papel comercial y de deudas titulizadas, papel y deudas que han sido reconocidos como “buenos”, pero, ¿realmente lo son?. La pregunta no pretende dudar de la veracidad manifestada por los Estados, sino incidir en la gravedad del momento: ¿es posible que los Estados, anonadados por la evolución implosiva de la situación y buscando un salvamento aunque sea temporal, no hayan reparado en que la calidad de ciertas deudas es poco fiable?, ¿es admisible que las instituciones financieras impresionadas, dentro de su independencia jurídica, por el alcance que está adquiriendo la situación hayan relajado sus normas y admitido papeles que en otras circunstancias hubiesen sido anatemizados?. Mi impresión: muchas de las compras realizadas por los Estados, mucho del papel aceptado por las instituciones ha sido para permitir al sistema “llegar a mañana”, nada más.

8 Ѣ€” Otra de las columnas que sustentan el esquema del rescate son los avales, y la pregunta va por idénticos derroteros que la anterior: ¿hasta que punto son sólidas las garantías que ofrecen emisores y pagadores de esas deudas avaladas por los Estados?; es decir, unos Estados que cuentan con unas expectativas de ingresos públicos a la baja y de necesidades sociales al alza, se han estado comprometiendo a pagar unas deudas contraídas por terceros si esos terceros no satisfacen dichas deudas. Los Estados que han recurrido a tal sistema han certificado que tales deudas y papeles son de calidad, pero, ¿lo son en su totalidad o, en ocasiones, se ha estado mirando para otro lado?. Al igual que en el caso anterior, dudo que en todos los casos la confianza manifestada por los Estados se ajuste a la realidad, máxime considerando las expectativas: de consumo, de pago, de ingresos, de gastos; de Estados, de entes privados.

9 Ѣ€” A modo de resumen, Enormes deudas acumuladas, expectativas de ingresos -públicos y privados- decrecientes o, cuanto menos, congeladas: ¿pagarán la totalidad de sus deudas quienes las tengan en el momento en que tengan que pagarlas?. Junto a esta pregunta, otra: ¿qué porcentaje de la deuda morosa oficial debería, en realidad, ser hoy considerada incobrable?, ¿y mañana?; de familias, sí, pero, sobre todo, de empresas, ¿y de Estados?. Se conoce como debe procederse cuando una deuda pasa a ser incobrable, y se saben los efectos de tal proceder, tanto para deudores como para acreedores. No dudo de nada ni de nadie, pero es mi impresión que la tasa de morosidad real es superior a la que se manifiesta y que la de incobrabilidad es muchísimo mayor de lo que se dice. Insisto, es mi impresión. De ser cierta tal impresión, ¿podemos imaginar las consecuencias?.

Resumen del resumen. Veo improvisación e intuyo necesidad de llegar a mañana, pero no veo posibilidad de arreglo: no la hay, como no la había en el 29. Estas baterías de medidas y planes buscan “solucionar” restituyendo el sistema a la situación anterior al colapso; es una especie de “volver a la situación del principio” que se consigue ejecutando en un ordenador un CD que suministra el fabricante en el momento de adquirir el equipo; solo que aquí algo así no es posible.

(No se porqué pongo este párrafo entre paréntesis porque perfectamente puede ser un fragmento más de esta serie. En el Reino de España van a subir los impuestos “a los ricos”, es decir, se va a gravar más “las rentas altas”. Primera pregunta, ¿cuándo una renta es alta?; segunda pregunta, y más importante aún: ¿quiénes y cómo van a definir qué es una renta alta?.

Se dice que se va a hacer para garantizar políticas sociales, es decir, para garantizar el modelo de protección social hacen falta más fondos porque la recaudación está descendiendo y las necesidades de gasto aumentando, pero ABSOLUTAMENTE NADIE habla, pregunta o inquiere si el gasto que actualmente se está haciendo es eficiente, si los fondos que ya se están gastando se gastan de forma eficiente, es decir, si se gastan de la mejor manera posible y si no se comete fraude en ese gasto, bien por asignación inadecuada, bien por percepción indebida, bien por las dos. Dentro de unos días nos ocuparemos de esto.

Hacen falta más fondos, pero TAMPOCO nadie se pregunta por el fraude fiscal que en España se da: el 6,5% del PIB según se estima (Alemania, 3,0%), ni por la ingeniería fiscal que ofrece a quienes pueden permitírselo, instrumentos legales que hunden sus bases imponibles o sus tipos impositivos hasta el sexto sótano. También dentro de unos días abordaremos esto.

Hace falta más pasta: ni quito ni pongo, pero antes de subir impuestos a “las rentas altas”, ¿por qué no se analiza si lo que ya se gasta se está gastando bien, y por qué no se instrumentan medidas para tratar de eliminar el fraude fiscal y la ingeniería impositiva?, y ¿por qué nadie reclama eso?.

Algunos expertos -pocos-, algunas instituciones -pocas- cuestionan este proceder de subir impuestos a “las rentas altas”; pero es que da lo mismo que sea efectivo o no. La pasta que se va a obtener subiendo esos impuestos no va a servir para cambiar el modelo productivo español ni para nada que pueda ir en ese sentido, entre otras razones porque es imposible hacerlo hoy y ahora; va a servir para amortiguar, momentáneamente, la pendiente que ha iniciado la economía del reino. En otras palabras: lo único importante hoy es llegar a mañana, y mañana poder decir: “¡Buf!, hemos aguantado otro día más”).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.