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Aún más Reforma Laboral

Martes, 14 de Febrero de 2012 Santiago Niño Becerra

Muy significativo lo que el Viernes se manifestó desde el Ministerio de Trabajo: “Pretendemos facilitar el redimensionamiento de las estructuras administrativas que crecieron desmesuradamente durante el crecimiento y que no son sostenibles desde un punto de vista financiero en el momento actual, ni existe una previsión de que lo sean en los próximos años”. (El País 13.02.2012, Pág. 15). La lectura que puede hacerse de estas palabras pienso que es sencilla, y automática.

Como los ingresos públicos van a ir a menos y así se van a mantener durante años, hay que reducir gastos porque haga lo que se haga los ingresos no van a aumentar. En esa reducción de gastos se van a contemplar todas las partidas: desde construcción de nuevas carreteras (se supone que el mantenimiento de las existentes se realizará, ¿o no?), a calefacción en colegios (en las guarderías de lactantes, ¿se mantendrán?), pasando por la realización urgente de pruebas clínicas ‘no esenciales’, pero parece que todo eso va a ser insuficiente, motivo por el que hay que reducir el número de empleados públicos.

Da exactamente igual que sobre población activa España tenga una de las tasas de empleo público más reducidas de Europa: 14%, Francia: 18%, Suecia: 31%; tampoco que ya se estén produciendo carencias de personal en algunos servicios, hay que reducir, recortar, eliminar, liquidar puestos de trabajo en las Administraciones Públicas; hay que hacerlo sí-o-sí.

Por ello vuelvo a sugerir algo a sindicatos, representantes de los trabajadores y asalariadas/os en general. De entrada, y con más razón aún, que exijan, gritando lo que haga falta, la persecución del fraude fiscal (es muy sorprendente: tanto el Sr. Ministro de Economía como el Sr. Ministro de Hacienda han dicho que España tiene muy pocos duros, sin embargo, conociendo ellos las estimaciones de fraude fiscal mejor de lo que las conocemos Uds. y yo, no han dicho ni pío sobre la necesidad de su reducción a cualquier coste).

Y luego, como la reducción, recorte, eliminación, liquidación de puestos de trabajo en las Administraciones Públicas es inevitable: también viene de arriba, sugiero que, como las revoluciones ya no están de moda, ya saben, quienes puedan verse afectados por la reforma no gasten ni un miligramo de su esfuerzo protestando contra ella; centren sus esfuerzos en: a) exigir un estudio de necesidades de trabajo por lugares y tareas y solicitar la reasignación de puestos, b) un exhaustivo, casi policial, control del gasto por parte de quienes asignan presupuestos y autorizan los gastos de forma que se gaste en lo que verdaderamente sea definido como necesario e imprescindible; evidentemente ambos controles no deberán ser realizados por políticos independientemente del color que estas/estos tengan, c) inspecciones y fiscalizaciones de las cualidades profesionales de las personas a mantener de modo que sean las óptimas en función de las tareas a realizar y a fin de que no se produzcan ningún tipo de favoritismos; obviamente también esta labor deberán realizarla técnicos sin color político alguno.

La Reforma Laboral que se está abordando y que, ya saben, pienso que aún no ha acabado, no es más que un escalón más en el desmontaje del modelo de protección social que empezó en los 70 y a la que esta crisis sistémica ha metido el turbo. Lo que sucede es que una cosa es que a alguien le tarden un par de meses más de lo normal en intervenirle de juanetes (máxime si se le suministran los calmantes que necesita) y otra muy distinta que a la gente se le eche a la puta calle porque 1) ya no es necesaria y 2) aunque lo sea no hay pasta para mantener ese puesto de trabajo.

Esta reducción de costes laborales que nos están vendiendo como ‘Reforma Laboral’ (y que tiene un alcance mucho mayor del aparente: si se reduce un empleo público se reduce o elimina el servicio que prestaba con lo que se puede disminuir -aunque sólo sea en teoría: ya se cuadrarán los números- el presupuesto de ‘otros materiales’ utilizado por ese servicio; sea, posiblemente, la máxima manifestación del lugar al que la economía y la sociedad han llegado. Ya no se está hablando de ‘mejor administración’ sino de amputación de lo que haga falta para adecuar el gasto a unos ingresos que se saben hoy serán menores de lo ayer fueron y que mañana serán más reducidos de lo que hoy son.

¿El límite?, hoy se ignora absolutamente. Grecia es un ejemplo, Portugal otro. Se irá podando, y podando, y podando, mientras los ingresos seguirán cayendo, de ahí mis sugerencias: recupérense dineros que se sabe están ahí; claro que si el fraude es una ‘ventaja competitiva’ …

¿La culpa es de la CEOE? (ya se está oyendo eso). Si lo acaban contando habrá que ver cuantas empresas han sido liquidadas por la crisis cuando lleguemos al 2020. La mayoría de las empresas van a ser tan paganas como los trabajadores de esta situación. Eso es lo que distingue a esta crisis de otras recesiones -¿por qué se le sigue llamando a esta debacle sistémica ‘Gran Recesión’?- que a nadie se le puede echar la culpa.

Volviendo al inicio de este texto y como resumen del resumen: lo que, pienso, indica la Reforma Laboral que se está llevando a cabo es que hemos llegado a un punto en el que ya da igual cual sea la tasa de paro y a cuántas personas ascienda el colectivo de desempleados; que ya da igual porque el objetivo, por encima de todo, es reducir costes (en consecuencia pueden empezar a imaginarse que va a suceder con cosas como la percepción por desempleo y las pensiones).

Que da igual el nivel de paro porque como la necesidad de trabajo va a menos hágase lo que se haga y muy pocas cosas se pueden hacer ya que hay pocos recursos y así se va a seguir. Esto tiene un corolario: que el empleo, tal y como lo entendemos: alguien es contratado por otro alguien para que haga tal cosa a cambio de unas condiciones económicas y laborales, va a menos, menos, menos. Y tiene una consecuencia: que cada vez la gente va a tener que buscarse más los garbanzos yendo a salto de mata, espabilándose para aguantar cada vez más peso de su propia vela. Y también tiene un efecto: que la economía sumergida va a ir a más, pero con eso, también pienso, ya se contaba. Y la inmensa mayoría va a ser más pobre, OK, ¿y?.

(Por hablar algo de Catalunya. El Sr. Presidente de la Generalitat manifiesta estar muy a favor de esta Reforma Laboral. Bien, si tan necesaria es y era, ¿no recuerdo que el Sr. Artur Mas dijese ni una sola palabra en esta línea cuando fue Conseller de Economia del Gobierno catalán entre el 30 de Julio de 1997 y el 19 de Enero de 2001. También entonces las cifras de desempleo de España y Catalunya eran de las más elevadas de Europa. Misterios misteriosos).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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