La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

Banco malo, así. Crecimiento, como que no.

Miercoles, 04 de Enero de 2012 Santiago Niño Becerra

Recientemente recibí un mail de un lector, interesante por un doble motivo: por el tema que planteaba y porque su remitente, según me indicaba, era ‘del sector’. Ya verán porqué digo esto y ya verán el porqué del título.

“Simplemente escribirle unas líneas para ver si usted podía analizar el siguiente asunto en cuanto a la creación de un ‘‘banco malo’’ que como todos sabemos es ayudar a la banca a quitarse su ‘‘caca’’ con dinerito de todos los currantes (socializar sus perdidas).
Soy empleado del sector financiero pero me quema como a casi todo el mundo que las pérdidas del sector tengan que ser socializadas (aunque quizás debería callarme ya que vivo de esto pero…) como diría (nombre de un entrenador de un club de football) ¿Por qué? siempre tiene que ser así, porque no en vez de ayudar a las entidades directamente con dinero público, no ayudamos a la población (que es quien paga) e indirectamente a las entidades, y me explico:
En vez de crear un ‘‘banco malo’’ porque no creamos (y aprovechando que hay algunas intervenidas) una ‘‘caja de ahorros mala’’ donde en vez de comprar activos ‘‘caca’‘(suelos sobre todo) a la entidades, se compren esos préstamos hipotecarios dudosos (o de gente con problemas, pymes asfixiadas, etc.) con una pequeña rebaja por no ser de altísima calidad y se refinancia a todos aquellos que tiene problemas de pago para que puedan seguir haciéndolo (u otras opciones, alquiler con derecho a compra, etc.). Aliviaríamos así a la gente con problemas y además ayudaríamos al sector financiero indirectamente porque venderían activos adquiriendo cash.
Lógicamente dicha caja debería ser gestionada por verdaderos profesionales que rindieran cuentas al gobierno pero con su independencia (estilo banco centrales) por un objeto social muy determinado. Además esta entidad bien dirigida podría hacer de competencia sana para el resto del sector actuando de forma eficiente y desarrollando un negocio trasparente y sano (no desarrollaría esos productos que todos los empleados de banca sabemos con son una mierda pero que tenemos que colocar a todo el que pillemos)
Sería una entidad financiera como otra cualquiera con sus instrumentos de gestión profesionalizados pero con un cariz social (ayuda a los currantes en problemas y transparencia en los productos y servicios financieros) haciendo así que la banca española tenga una competencia efectiva y se tenga que dirigir sus actuaciones y gestión hacia a dicha trasparencia y dejar de engañar a la gente, que es una pena, pero es así ‘‘no tiene cultura económica’’ y se fían de cualquier gestor bancario sin saber muchas veces que está firmando (ya sé que existe una normativa de protección europea MIDFIT) pero es sencillo de evitar, ya se lo digo yo….
En resumen, creación de una caja de ahorros mala, que compre los activos malos a la banca pero de particulares, para intentar ayudar a refinanciar ante momentos complicados, que cumpla estrictamente con las directivas de protección del consumidor (no como ahora) y que haga una sana competencia al resto del sector.
No sé qué pensará usted de todos esto y que dificultades pueden haber, pero si con el dinero de todos hay que rescatar a alguien, que sea a los ‘‘propietarios’’ de dicho dinero (aunque indirectamente ayudaría a las entidades financieras). No se podía haber aprovechado la intervención de varias Cajas para hacer esto en vez de malvenderlas y encima con unas garantías al comprador que pueden hacer que el agujero público sea mayor….”

Mi respuesta.

“Una entidad de esas características tendría una tasa de impagadosidad enorme, la calidad de sus activos sería pésima y generaría muy poca liquidez, de forma directa: captación de depósitos, como indirecta: negocio. Además, precisaría un capital (o llámelo como quiera) para iniciar su actividad. Cierto es que de aplicarse este modelo algunas empresas que ahora van a desaparecer podrían salvarse, al igual que familias que ahora van a perderlo todo podrían mantenerse, pero pienso que el crear un hospital de afectados-financieramente-por-la-crisis no está en los planes de ningún país y menos de los órganos rectores de la UE; es decir, su idea se halla en las antípodas de lo que se pretende hacer: sanear el sector”.

Ayer, El País, en su Pág. 24, publicó un escrito del profesor Paul Krugman, el título lo dice todo: “Keynes tenía razón”. Estoy totalmente de acuerdo en que Lord Keynes tuvo razón: entonces. La única forma de superar la Depresión y de que el mundo creciese era consumiendo, y que lo hiciese quien podía hacerlo: el Estado; pero eso fue posible porque en los años 30 el nivel de deuda pública era ridículo, y el nivel de deuda privada bajísimo, a diferencia de hoy en que ambos son monstruosos y físicamente insuperables. Paul Krugman habla de los rendimientos negativos que paga la deuda pública USA a largo plazo, pero lo cierto es que USA no puede pagar su deuda total y si el resto del mundo le sigue financiando es porque aún consigue imponer el dólar como moneda-para-todo: de cada diez transacciones financieras que se hacen en el planeta, nueve lo son el dólares.

Se da otro fenómeno, este mucho más sutil. En los años 30 el objetivo era crecer: ir-a-más; casi todo estaba por construir, casi todo estaba por ser consumido y se suponía que las cantidades disponibles de recursos eran ilimitadas; hoy está hecho lo que se podía hacer, consumidos los bienes que debían haberse fabricado en las próximas décadas, y en vías de agotamiento los recursos que se creían infinitos.

No se dice, claro, pero hoy, pienso, el objetivo no es crecer ni ocupar la mayor cantidad posible de población activa, sino gastar de la forma más eficiente posible los recursos escasos de que se dispone; es decir, el objetivo hoy es sobrevivir, minimizar daños, perder lo menos posible. Ya no se busca ir-a-más, sino ir-a-lo-que-toque-ir. A diferencia de los años 30 hoy nos hallamos en una larga fase de declive, y algo así siempre es feo.

En esa línea, los bancos malos o las absorciones bancarias serían un paso en el camino para reducir una capacidad bancaria hoy absolutamente desproporcionada.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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