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Cuidado con las nubes de tormenta sobre los mercados emergentes

Martes, 03 de Julio de 2018 Reuters

No hay que engañarse. Los altos niveles de volatilidad en los mercados emergentes y las presiones marcadas y esporádicas sobre una serie de monedas, incluyendo las de Argentina, México y Turquía, que celebró elecciones el pasado domingo, son las descargas iniciales de un nuevo período de crecientes riesgos e incertidumbres.

Las tensiones y desafíos en las economías en vías de desarrollo que entrarán en un foco más claro en las próximas semanas y meses no están siendo reconocidos suficientemente como para ofrecer garantías de que las crisis serán bien manejadas - o que el contagio en el sistema financiero será fácilmente contenido. El ambiente financiero que está evolucionado rápidamente para los mercados emergentes resulta de una combinación de factores diversos, que podrían representar una tormenta perfecta.

Un considerable número de países tienen crecientes déficit en cuenta corriente - como Brasil, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica. Luego, los emisores soberanos y corporaciones en muchos mercados emergentes -en Latinoamérica, África, y, notablemente, Turquía- han aprovechado la abundancia de liquidez global para endeudarse fuertemente en divisas.

Los problemas del servicio de la deuda crecerán a medida que la Reserva Federal estadounidense continúe reduciendo su hoja de balance y haga al menos dos incrementos adicionales de tipos de interés en los próximos seis meses debido al avance de la inflación estadounidense, el aumento del PIB posiblemente a más de un 4 por ciento, y un desempleo en niveles cercanos a mínimos históricos.

La Fed dirigida por Jerome Powell sabe que sus acciones sumarán presión a las monedas de mercados emergentes pero no ha permitido que esas consideraciones influyan en el pasado y no lo hará ahora. El Banco Central Europeo bajo Mario Draghi seguirá la conducción de la Fed y planea limitar su flexibilización cuantitativa, pero se ajustará más lento que el banco central estadounidense, no por preocupaciones sobre los mercados emergentes, sino debido a la desaceleración del crecimiento en gran parte de la zona euro y por los nuevos, y menos predecibles, gobiernos de Italia y España.

Las presiones de los mercados serán acentuadas por las acciones de demasiadas instituciones e individuos en la comunidad financiera que no lograron aprender las lecciones de la última crisis global. En su búsqueda de rendimientos, han continuado haciendo a las ganancias de corto plazo su objetivo primordial y ahora están posicionados para quemarse.

Muy pocos de esos inversores han tomado en cuenta adecuadamente el cambio estructural de la naturaleza de las economías industrializadas occidentales por años de alto desempleo, reducidas ganancias de productividad, crecimiento lento y tipos de interés en mínimos récord. Las economías principales, lideradas por Estados Unidos, están volviendo a condiciones económicas más normales -finalmente- y las condiciones monetarias más ajustadas expondrán cada vez más la multitud de vulnerabilidades que abundan en muchas partes de los mercados financieros.

Al mismo tiempo, China tiene que enfrentar sus propios desafíos financieros y anticipo que ahora que el presidente Xi Jinping ha consolidado el poder, estará listo para ver un crecimiento económico anual algo menor. Esto es esencial para controlar un nivel de deuda sobre PIB superior al 250 por ciento, excesos de endeudamiento de empresas estatales, municipios, desarrolladores de viviendas y otros, y la resultante exposición grande de las instituciones financieras, particularmente en el área de la banca en las sombras.

Un menor crecimiento en China también perjudicará a muchos países exportadores de materias primas. Adicionalmente, la incertidumbre rodea a las perspectivas para los precios internacionales de la energía. Los incrementos sumarán presiones a los mercados emergentes importadores de crudo y sus monedas. Hay que recordar, por ejemplo, que Venezuela, alguna vez un exportador mayor de petróleo, manejó tan mal su capacidad de producción que virtualmente quedó fuera de juego.

La política tendrá un profundo impacto y pocos gobiernos estarán posicionados para tomar las medidas duras requeridas para evitar dificultades mayores. El presidente de Argentina, Mauricio Macri, cometió el error de impulsar lo que él llama un programa de reformas "gradualista" cuando asumió a fines de 2015. Ahora, cuando todavía falta bastante para las elecciones nacionales de fines de octubre del 2019, él ha decidido actuar con más fuerza, acordando un crédito de 50.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional con condiciones de disciplina presupuestaria incorporadas.

Pero México y Brasil tienen elecciones nacionales este año y el resultado de cada una podría llevar a una parálisis en sus políticas.

Las elecciones del pasado fin de semana en Turquía pusieron la pelota en juego. Más allá del resultado, el impacto sobre la confianza internacional y los ingresos de inversiones probablemente sea negativo. Si el presidente Tayyip Erdogan gana por un gran margen, entonces parece posible una dictadura completa; si no logra asegurar una mayoría en el parlamento, entonces se abrirán las puertas a amargos choques políticos.

México enfrenta su propia perspectiva política confusa en las elecciones del 1 de julio. El veterano socialista Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores probablemente llegarán al poder debido al fracaso del régimen actual para responder a las crecientes demandas públicas de atacar seriamente a la corrupción.

Como en Brasil, Malasia, Sudáfrica e Italia también, la corrupción se ha convertido en el tema dominante de la política y los líderes establecidos están siendo expulsados.

Bajo el sistema mexicano, las elecciones presidenciales y parlamentarias son en julio, pero el nuevo mandatario solo tomará posesión en diciembre, mientras que el nuevo parlamento no será juramentado hasta septiembre. Eso significa que podría haber una conducción que no haga nada en México por hasta seis meses, un período en el que el país verá presiones comerciales proteccionistas sin precedentes de su vecino del norte, empezando con una suspensión de las negociaciones del TLCAN por parte de Estados Unidos.

Quién ganará la elección presidencial en Brasil, no lo puede adivinar nadie, ya que el político más popular del país, Luiz Inacio Lula da Silva, fue hallado culpable de corrupción y ahora está encarcelado. Ciertamente, es raro ver tantas elecciones futuras en las que los resultados son tan impredecibles.

Completar el escenario de la tormenta perfecta demanda un enfoque en la Casa Blanca. Las amenazas al sistema comercial global no han sido tan grandes desde la década de 1930. Entonces, las acciones de empobrecer al vecino tuvieron consecuencias terribles. Los primeros disparos en una serie de guerras comerciales entre Estados Unidos y sus socios comerciales ya fueron disparados. Vendrán más.

Las exportaciones son el flujo vital de la mayoría de las economías de mercados emergentes. Las acciones de Washington para limitar esas exportaciones podrían exacerbar las tensiones en los mercados globales. Todos los países y todos los inversores saldrán perdiendo.

- William Rhodes, un exvicepresidente senior de Citigroup, es el presidente y consejero delegado de William R. Rhodes Global Advisors y autor de "Banker to the World: Leadership Lessons from the Front Lines of Global Finance".

(Editado en español por Gabriel Burin)

(Reuters Breakingviews) - (El autor es un columnista invitado para Reuters Breakingviews. Las opiniones expresadas son personales)

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