La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

Escenarios vacíos, decorados ajados

Viernes, 31 de Mayo de 2013 Santiago Niño Becerra

No menosprecien a quienes, de verdad, cortan el bacalao: son personas listísimas, y muy hábiles. (Por eso son ellas quienes lo cortan, claro).

La Comisión Europea ha concedido más tiempo a siete países para que cumplan con el déficit comprometido, a cambio se les exigen reformas. La concesión: es retórica: ni podían cumplir ni van a poder cumplir por los cauces normales: mayor recaudación a través de un mayor crecimiento y mejor organización del gasto. Ni cumplen ni van a cumplir, por ello escenifican un show en dos partes.

Por un lado se produce una ensalada de cifras distintas que nadie aclara y por la que no se pregunta porque no toca. Vean el siguiente cuadro:

 

 

Con las previsiones que la Comisión Europea (CE) había realizado el 22 de Febrero, al Gobierno español le aceptó el Plan de Estabilización presentado dos meses después a pesar de las diferencias tan significativas y contundentes que existían; y no contenta con eso, la CE se corrige a sí misma y al Gobierno de España y da otras cifras de déficit junto con la concesión de los dos años de margen susodicho. ¡Absurdo!: si con el crecimiento que la CE previó y que ahora no ha modificado España no llegaba al 6,5% de déficit en Febrero, ¿cómo va a llegar ahora?. El mismo razonamiento aplicado al 2014 da unas cifras aún más  rocambolescas.

¿Conclusión?. Las cifras ya no importan y lo esencial es ganar tiempo para lo que viene por el otro lado. (Y no olviden las previsiones para el PIB de Nomura para el 2013: -2,5% y de Citigroup para el 2014: -2,1%).

Por el otro lado viene una inteligentísima operación de desmontaje, derribo, deconstrucción y destrucción, todo en uno, del modelo de protección social y del contrato social hasta ahora existentes. Pero sin gritos, sin aspavientos, sin puñetazos encima de la mesa: a través de un concepto magistralmente escogido para la ocasión: ‘reformas’.

Se parte de una realidad de la que no se habla: no se crece porque no se puede crecer ya que la deuda privada, en prácticamente todos los países, ya no puede aumentar más y la pública, en numerosas economías, tampoco. Pero insisto, todo eso se obvia. Lo que se hace es poner el foco en el déficit, lo que es obvio: no se puede gastar más de lo que se tiene, sobre todo si se da lo que acabamos de comentar. Se pone el foco sobre el déficit y se aumenta la intensidad de la luz de modo que todo lo demás: desempleo, pobreza, … quede en sombras, en todas partes, pero sobre todo en los PIIGS (añadan también, de momento, una ‘F’: Francia; los PECOs ya han dejado de contar, y Polonia, si aún cuenta algo, es porque a Alemania aún le conviene).

Quienes cortan el bacalao comprensiva y graciosamente conceden más tiempo a quienes no pueden cumplir con el déficit a fin de que cumplan, sin mencionar ni una sola vez que por la vía normal es imposible que cumplan, y sin susurrar siquiera que lo que deben lo tienen que pagar pase lo que pase y suceda lo que suceda. Pero nada es gratis: ese ‘más tiempo’ tiene que ser a cambio de reformas.

¿Qué reformas?, aquellas que inciden en cambios de elementos que contribuyen a generar el déficit debido a que no se produce crecimiento, y aquellos que impiden que pueda ganarse algo de competitividad ya que no puede ganarse de otra manera, es decir, servicios públicos integrados en el modelo de protección social y condiciones de trabajo hasta ahora reguladas por el contrato social.

¡Verdaderamente es para quitarse el sombrero!: ‘¿No se crece ni se va a poder crecer?, ningún problema. Veamos hasta donde pueden aumentarse los impuestos indirectos sin que la recaudación descienda demasiado y sin que la gente proteste excesivamente, y analicemos hasta donde pueden recortarse los gastos sociales y la inversión pública sin que la gente proteste excesivamente y sin que se mate demasiada gente en las carretas (y si hay que bajar la velocidad hasta 70 Km/h en autopista, y el AVE tiene que convertirse en MBVE (Muy Baja Velocidad Española) pues se hace’. (¿Perseguir el fraude fiscal?, sí, sí, pero sin aspavientos y sin que nadie pueda decir que se está en una dictadura del proletariado)

¿El resultado final?, recuerden: llegar a un déficit estructural del -0,5% en el 2020. Pregunta: ¿podrá España llegar ahí?. Si los países tal y como los conocemos continúan entonces existiendo, sin lugar a dudas: se ‘consolida’ todo lo que haya que ‘consolidar’, es decir, se poda todo lo que haya que podar, y ya está, y, además, se consigue otra cosa: dejar la estructura que va a corresponder al nuevo modelo: la propia al nuevo modelo.

O sea que ya saben: en los próximos años, diseño, anuncio e implementación de las medidas que conformarán una nueva estructura: nueva: diferente a la que existe, con carencias sociales monstruosas y con desigualdades por las nubes, pero eficiente a tope.

¿Les gusta?, genial; ¿no les gusta?, pues tienen dos opciones: o se aguantan o montan una revolución, pero si escogen lo segundo, recuerden que Paris 1870 ya no está de moda.

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