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La “CIA en las sombras” teme la vuelta del Fascismo en Europa - Parte II

Viernes, 15 de Marzo de 2013 Carlos Montero

En esta segunda parte, George Friedman, el presidente de Stratfor (llamada "La CIA en las sombras") analiza las consecuencias políticas de este alto desempleo y como el fascismo podría volver a dominar Europa.

Las consecuencias políticas del alto desempleo

Es importante entender las consecuencias de este tipo de desempleo. Hay un desempleo de largo plazo de la clase baja. Esta ola de desempleo ha alcanzado a la clase trabajadora media y media-alta. Como ejemplo, Friedman pone a un amigo suyo, arquitecto que perdió su puesto de trabajo. Casado y con hijos, ha estado en paro durante tanto tiempo que se ha hundido en un estilo de vida completamente diferente e inesperado. La pobreza es bastante difícil de manejar, pero cuando también está relacionado con la pérdida del estatus, el dolor se agrava y surge una fuerza política fuerte.

La idea de que el régimen de austeridad que impone Alemania sobrevivirá sobrevivir políticamente es difícil de imaginar. En Italia, con "sólo" un 11,7 por ciento de desempleo, el éxito del Movimiento Cinco Estrellas representa una respuesta inevitable a la crisis. Hasta hace poco, el impago era el principal temor de los europeos, al menos de la elite financiera, política y periodística. Se ha recorrido un largo camino hacia la solución del problema bancario. Pero se ha hecho mediante la generación de una crisis social masiva. Esa crisis social genera una reacción política que evitará que la estrategia alemana se lleve a cabo. Para el sur de Europa, donde la crisis social se ha instalado y se mantendrá en el lago plazo, así como para el este de Europa, no está claro cómo el pago la deuda puede beneficiar a los ciudadanos. El coste de permanecer en los mercados de capital se está repartiendo tan desigualmente que la base política en favor de la austeridad se está disolviendo.

Esto se ve agravado por la profundización de la hostilidad hacia Alemania. Alemania se ve a sí misma como virtuosa por su moderación. Otros la ven como una rapaz por su agresividad exportadora, con el producto de exportación más importante ahora que es el desempleo. El hecho de que estamos viendo una diferenciación cada vez mayor entre el bloque alemán y el resto de Europa es uno de los acontecimientos más significativos desde que comenzó la crisis.

La creciente tensión entre Francia y Alemania es particularmente importante. Las relaciones franco-alemanas no fueron sólo uno de los principios fundadores de la Unión Europea, sino una de las razones por las que existe la unión. Después de las dos guerras mundiales, se entendió que la paz en Europa dependía de la unidad entre Francia y Alemania. La relación está lejos de estar rota, pero es tensa. Alemania quiere que el Banco Central Europeo mantenga su política, centrándose en el control de la inflación. Este es el interés de Alemania. Francia, con cerca de un 11 por ciento de desempleo, ve necesario que el Banco Central Europeo estimule la economía europea con el fin de reducir el desempleo. Este no es un debate arcano. Se trata de un debate sobre quién controla el Banco Central Europeo, cuáles son las prioridades de Europa y, en última instancia, cómo Europa puede existir con estas inmensas diferencias en el desempleo.

Una respuesta puede ser que la tasa de desempleo en Alemania se disparará. Eso podría mitigar el sentimiento anti-alemán, pero no va a resolver el problema. El desempleo está llegando a muchos países al nivel en el que socava el poder político para aplicar las políticas necesarias para gestionar el sistema financiero. El argumento del Movimiento Cinco Estrellas en favor de un default no viene de un partido marginal. La elite europea puede despreciar al partido italiano, pero ganó el 25 por ciento de los votos. Y cabe recordar que el héroe de los europeístas, Mario Monti, apenas ganó el 10 por ciento de los votos.

El fascismo tiene sus raíces en Europa en grandes fracasos económicos en los que las élites financieras fracasaron en reconocer las consecuencias políticas del desempleo. Se rieron de los partidos dirigidos por hombres que habían sido vagabundos y que prometían milagros económicos sólo si los responsables de la miseria del país eran despojados de su poder actual. Los hombres y las mujeres, que cayeron desde su estatus en la pequeña burguesía, no se rieron, sino que respondieron con entusiasmo a esa esperanza. Los resultados fueron gobiernos que encerraron sus economías al mundo, y que lo lograron mediante la manipulación.

Esto es lo que ocurrió después de la Primera Guerra Mundial. No ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial porque Europa estaba ocupada. Pero cuando nos fijamos en las tasas de desempleo hoy en día, las diferencias entre las regiones, el hecho de que no hay ninguna promesa de mejoría y que la clase media está siendo arrojada a las filas de los desposeídos, podemos ver los mismos patrones de formación.

La historia no se repite tan claramente. El fascismo en el sentido de los años 1920 y 1930, está muerto. Pero es difícil de imaginar que no surjan nuevos partidos políticos que hablen para los desempleados y los nuevos pobres. Ya se trate de partidos en Grecia o movimientos independentistas catalanes, el crecimiento de los partidos que quieren redefinir el sistema es inevitable. Italia fue simplemente, una vez más, la primera en probarlo.

Es difícil ver no solo cómo se podrá contener esta tendencia, sino también cómo se puede evitar una nueva crisis financiera, ya que la voluntad política necesaria para soportar la austeridad está rota. Incluso es difícil ver cómo la zona de libre comercio va a sobrevivir frente a la necesidad urgente alemana de exportar todo lo que pueda para mantenerse a flote. La divergencia entre los intereses alemanes y los de Europa del Sur y Oriental ha sido profunda y ha aumentado aún más cuanto más compromiso había para salvar a los bancos. Esto es porque el compromiso tuvo la consecuencia imprevista de desencadenar la misma fuerza que lo socava: el desempleo.

Es difícil imaginar una política europea común en este punto. ¿Cómo un país con un desempleo del 5,2 por ciento puede crear una política económica común con otro país que tenga un 11 ó 14 ó 27 por ciento de desempleo? Es difícil. Además, cuanto más desempleo habrá menos demanda de bienes y menos apetito para las exportaciones alemanas. Cómo Alemania podrá lidiar con eso, es también un misterio.

La crisis del desempleo es una crisis política y la crisis política minará todas las instituciones de Europa. Durante 17 años Europa prosperó, pero fue durante una de las épocas más prósperas de la historia. Ahora se ha encontrado con una de las grandes pesadillas: el desempleo a gran escala. La gran prueba de Europa no es la deuda soberana. Es si puede evitar los viejos hábitos y las malas raíces del desempleo.

Fuentes: Fuentes: George Friedman (Stratfor)

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