La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

La economía sumergida en España representa el 20-30% del total del PIB

Jueves, 06 de Junio de 2013 Carlos Montero

¿Por qué no son mayores los conflictos sociales en España? Me preguntaba ayer una persona que asistía a una conferencia sobre mercados financieros. Teniendo en cuenta que los desempleados en nuestro país podrían alcanzar casi un tercio de la fuerza laboral, que el paro juvenil supera el 50% y que más de un millón de personas llevan paradas más de tres años por lo que no tienen acceso a ayudas oficiales, parecería razonable que la movilización ciudadana fuera mayor. Estamos viendo conflictos sociales mucho más graves en otros países con mejores datos macroeconómicos.

No hay una razón para esto. Una de ellas son los lazos familiares, muy fuertes en nuestro país y que proporcionan una red de ayudas en momentos de crisis. Otra razón, y muy importante, es el fuerte peso que la economía sumergida representa sobre el total de la actividad. No sólo en España, como ahora veremos, pero sí de forma más relevante.

Según un estudio realizado por Friedrich Schneider, profesor de economía de la Universidad de Johannes Kepler de Austria, y Colin Williams, profesor de política pública en la Universidad de Scheffield, la economía sumergida en la Unión Europea emplea a más de 30 millones de personas,

En países del sur de Europa como España, Italia y Grecia, la economía sumergida representa entre el 20 y el 30% del PIB. En el Reino Unido constituye aproximadamente el 10% del PIB, y el 14% en los países nórdicos.

La economía sumergida ha crecido en los últimos años, según este estudio, por la fuerte subida impositiva, y por el incremento de la desconfianza en el Estado.

“Los altos niveles de gasto público y las subidas impositivas directas, han presionado tanto a individuos como a empresas, y les ha conducido al empleo ilícito. Este es un ciclo peligroso. A medida que más personas se han visto forzadas a la economía sumergida, las autoridades han perdido ingresos fiscales, lo que les lleva a subir los impuestos, estimulando el mercado negro aún más”, afirman Schneider y Williams.

Estos profesores creen que hay que revertir este ciclo, y afirman que en lugar de tratar de acabar con la economía sumergida, los gobiernos tienen que fomentar el espíritu empresarial reduciendo impuestos.

“Una reducción de la presión fiscal es probable que conduzca a una sensible reducción en el tamaño de la economía sumergida. Se produciría un círculo virtuoso en el que tipos impositivos más bajos provocaría menos mercado negro, mayores ingresos fiscales y posibilidades de seguir reduciendo los impuestos”

Los autores afirman que “siempre habrá economía sumergida”, de lo que se trata es reducir su tamaño lo máximo posible. Suiza, que es visto por el mundo como un país con una buena regulación laboral, y donde sus ciudadanos confían en las instituciones públicas, tiene más del 8% de su economía en negro. En Dinamarca se publicó recientemente un estudio en el que se sugería que aproximadamente la mitad de su población compra bienes y servicios en negro, y que en algunos sectores como la construcción, la mitad de la fuerza laboral estaba trabajando en la economía sumergida.

Este análisis trae a mi mente las polémicas medidas de austeridad ejecutadas y su resultado efectivo en la economía. En alguna ocasión les he comentado que estoy en contra de una aplicación “a lo grueso” de las políticas de austeridad, pues son manifiestamente ineficientes. Simplificando el discurso sería muy parecido al de la economía sumergida. Básicamente, las medidas de austeridad se toman para mejorar los déficits presupuestarios vía incremento de ingresos fiscales y reducción de gastos estatales. Teóricamente es acertado. Prácticamente el efecto que producen esas medidas, y que han producido históricamente siempre que se han aplicado, es una reducción de la actividad económica y por tanto, una caída en los ingresos fiscales (así como aumento de la economía sumergida como veíamos anteriormente). El resultado es que los déficits presupuestarios no caen, o lo hacen muy lentamente, lo que provoca nuevas medidas de austeridad para llegar a los objetivos marcados. Se entra en un círculo vicioso excepcionalmente dañino para la economía.

Es tiempo de medidas valientes y fuera de la ortodoxia más recalcitrante, porque simplemente, éstas no han funcionado en el pasado, o han funcionado mal y muy lentamente.

[Volver]