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Luna Y. comerciante china: “Los españoles no compran. Están pendientes de dar de comer a sus hijos”

Viernes, 06 de Julio de 2012 Moisés Romero

ChinaLuna Y. es una comerciante china, afincada en Madrid desde hace cinco años. Habla un castellano casi perfecto. Vende abalorios en una tienda situada muy cerca de la emblemática Plaza de Castilla. Abalorios y baratijas, todo a 10 euros. O, como figura en algunas piezas 10 + 10 euros, o sea, 20 euros. Pero ella sigue con el anzuelo de los 10 euros en una oferta multicolor de pésima calidad. Suelo hablar con ella una vez al mes. Hace unos días la encontré más triste de lo habitual. -. "¿Enferma?" le pregunté -. "No, no, no es eso. Estoy triste y sin un euro. No vendo nada. La gente entra, mira, vuelve a mirar y se marcha", me dice -."¿Tan mal, tan mal están las cosas" insisto -."Mis colegas chinos me dicen que a ellos les sucede lo mismo. Los españoles ya no compran. Los españoles están ahora pendientes de dar de comer a sus hijos, del colegio y las escuelas de sus hijos, del paro, de las hipotecas, de las subidas y subidas de los impuestos, de las subidas de la luz, gas y combustibles...Los españoles están más tristes que yo. Nunca en cinco años he visto las cosas tan feas", me dice apenada -."¿Vas a cerrar la tienda" le inquiero -."Aún puedo aguantar. Horas y horas aquí sentada. Horas y horas sin vender nada terminan hundiéndome. Pero ¿a dónde ir? Me dicen mis paisanos chinos que han vuelto a China, que han cerrado ya sus negocios en España, que en China las cosas también pintan mal", responde.

Después de despedirnos recuerdo la siguiente escena vivida el pasado verano, hace ahora un año. Una escena atroz, que se ha  hecho más grande durante los últimos meses:


“He recorrido Madrid de Norte a Sur, de Este a Oeste durante los meses de julio y agosto, aprovechando la bondad de las temperaturas. Ha habido más gente de lo habitual, en un fenómeno que se generalizada conforme pasa el tiempo y la Crisis ahoga: menos días de vacaciones, menos dinero disponible. Por eso, he hablado con unos y con otros, con empresarios y comerciantes, de un hecho que me impresiona cada día. Las principales arterias de Madrid están llenas de grandes locales comerciales cerrados, en proceso de venta, liquidación o traspaso. El típico cartel de CERRADO POR VACACIONES ha dado paso al SE VENDE; SE TRAPASA; SE ALQUILA. Este hecho afecta, también, a las famosas tiendas regentadas por ciudadanos chinos “¡Hasta los chinos cierran sus negocio, fíjese como está el asunto!” me dijo hace unos días un empresario madrileño…”

“El cierre de negocio se ha generalizado, ha alcanzado gran velocidad en agosto, aprovechando que los trabajadores están de vacaciones ¿Qué significa esto? Que muchos ciudadanos se encontrarán con sus puestos cerrados, con la persiana bajada, a la vuelta de vacaciones. Y, luego, a reclamar al Maestro Armero…”


“Esto no es nuevo. Ya lo he vivido en otros ciclos económicos adversos. Pero ahora, la generalización del proceso es mayor. Me cuentan que lo mismo sucede en la Costa del Sol y en otras provincias españolas. Septiembre puede ser, así, el inicio de una nueva oleada de conflictos sociales. He leído hace unos días que los asesores de los políticos de turno ya lo han advertido…”

 

“Con estos mimbres, la Bolsa está condenada a seguir en la cuerda floja, porque el inversor final, el verdadero protagonista del mercado, seguirá mucho tiempo ausente”, me cuenta C.A. uno de los operadores más famosos de la Bolsa, jubilado desde hace tiempo.

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