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Regresa la aversión al riesgo o cómo medir el impacto del coronavirus

Miercoles, 19 de Febrero de 2020 Redacción

Las estimaciones de consenso apuntan a una caída de entre un 0,3% y un 0,5% en el crecimiento chino en 2020 a causa del coronavirus. Los inversores han reducido el riesgo por ahora, pero las señales de reducción del ritmo de contagio podrían propiciar una rápida recuperación. Los bonos del Tesoro de EE.UU. siguen siendo un refugio para los inversores

En un momento en el que las autoridades de todo el mundo están poniendo todo su empeño en contener el avance del coronavirus, Andrea Iannelli, Director de inversiones de Fidelity International, comenta por qué los inversores han reducido el riesgo mientras evalúan el impacto total sobre los mercados. 

Estos comentarios acompañan al informe mensual de renta fija de Fidelity International, que desgrana la visión a medio plazo del equipo de renta fija y forma parte del e-mail en el cual está incluida esta nota de prensa. 

“El arranque de enero pintaba inicialmente un panorama bastante halagüeño para los mercados, ya que los brotes verdes en el ámbito del crecimiento sustentaban el optimismo de los inversores, los bancos centrales mantenían su sesgo expansivo y EE.UU. y China firmaban la primera fase de su acuerdo comercial. En consecuencia, los activos de riesgo subieron de forma generalizada y los diferenciales de deuda corporativa registraron su mayor compresión en varios años. 

No obstante, este rally llegó a un abrupto final cuando saltó la noticia de la epidemia de coronavirus en China. Pese a que las autoridades del país hicieron todo lo posible por contener el contagio, los mercados descontaron rápidamente este nuevo e inesperado riesgo bajista.

La huida hacia los activos seguros generó un fuerte repunte de la deuda pública, con la consiguiente caída en sus rendimientos al buscar cobijo los inversores en los segmentos de mayor calidad del universo de inversión. Otro factor de peso fueron las valoraciones y posicionamientos existentes al inicio del año, que intensificaron los movimientos, dado que en el momento de iniciarse el brote una gran parte de los activos de mayor riesgo parecían estar relativamente caros y masificados. 

La primera comparación trazada por analistas y observadores ha sido con el brote del síndrome respiratorio agudo y grave (SARS, por sus siglas en inglés) de 2003, aunque la nueva cepa del coronavirus parece ser mucho más contagiosa que su predecesora, si bien hasta el momento presenta, afortunadamente, una tasa de mortalidad inferior. 

Más allá de su indudable dramatismo desde el punto de vista humano, el impacto último de la situación —aún muy inestable— sobre la economía china y mundial sigue resultando incierto. Gracias a la rápida respuesta de las autoridades chinas a la hora de aislar las zonas más afectadas, la propagación del contagio debería continuar siendo limitada, si bien el número de casos confirmados a escala internacional no se ha estabilizado aún”.

¿Se perfila la economía china para una larga recuperación?

“Por otra parte, el brote ha dejado prácticamente paralizada tanto a la economía china como a las cadenas de suministro internacionales que dependen del país. Las autoridades respondieron con celeridad mediante recortes en los tipos de interés empleados en las operaciones de mercado abierto e inyecciones de liquidez, y esperamos que en las próximas semanas se anuncien más medidas de este tipo. 

Con todo, el coronavirus se dejará sentir a buen seguro en los próximos datos publicados; así, las estimaciones de consenso iniciales apuntan a una merma de entre un 0,3% y un 0,5% en el crecimiento chino, en promedio, a lo largo de 2020. No obstante, estas previsiones dependerán del momento en que se reinicie la actividad económica. De producirse nuevas alternaciones en las cadenas de suministro internacionales, las estimaciones se volverán probablemente más pesimistas y asistiremos a un nuevo episodio de aversión al riesgo”.

Los activos de riesgo podrían recuperarse rápidamente, mientras los bancos centrales se mantienen vigilantes

 “En adelante, el brote del coronavirus continuará siendo una de las principales preocupaciones para los inversores, por lo que estaremos muy pendientes de su evolución. Pese a que no cabe descartar nuevas pérdidas de valor en los activos de riesgo, si se apreciaran señales de que el contagio remite podríamos asistir a una recuperación igual de rápida de estos activos. 

Entretanto, los bancos centrales mantienen una postura de cautela. Ni la Fed ni el BCE modificaron sus tipos en sus reuniones de enero, pero adoptaron un tono expansivo. Aunque el impacto del coronavirus sobre la economía mundial podría resultar únicamente temporal, los dos bancos centrales están preparados para actuar si la situación continuase empeorando. 

No obstante, de los dos, el BCE es el que posiblemente disponga de menor margen de maniobra, por lo que probablemente tenga que ceder el testigo a la política presupuestaria antes que su homólogo estadounidense. A más largo plazo, continuamos prefiriendo la deuda pública de EE.UU. a la de Alemania, aunque por el momento esta visión está más que compensada por nuestros modelos cuantitativos, que han adoptado una postura más cautelosa sobre la deuda pública estadounidense debido a las señales de valoración y momentum. Por ello, en conjunto, hemos reducido de forma táctica nuestra exposición a duración durante el rally de este mes, si bien no esperamos que los rendimientos aumenten de forma significativa desde su nivel actual”.

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