La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“Los alemanes tienen pánico a la hiperinflación. Por contra, la Bolsa siempre es buen refugio…”

Moisés Romero - Miercoles, 23 de Febrero "Estimado Moisés. Le escribo esta carta sobre el problema de la inflación que se está generando a consecuencia de la gigantesca creación de dinero Fiat (sin ningún tipo de respaldo), de los Bancos Centrales a ambos lados del Atlántico. Primero recordaré un poco, por qué los alemanes tienen ese pánico a la denominada hiperinflación. Cuando la Primera Guerra Mundial estalló el 31 de julio de 1914, el Reichsbank suspendió la convertibilidad de la moneda en oro, con lo que pudieron empezar a emitir grandes cantidades de papel-moneda. Al término de la contienda, su financiación había costado al Reich 185.000 millones de marcos, coste que debía duplicarse si se tiene en cuenta que el marco se vendía al término de la contienda a la mitad de su valor anterior.. Los instrumentos de financiación a los que había recurrido el régimen imperial habían supuesto, por tanto, un crecimiento del 600% del déficit presupuestario y del 500% de la masa monetaria en circulación. En este sentido, la inflación era menor de lo esperado, ya que la depreciación de la moneda alemana con respecto al dólar entre 1914 y 1919 fue aproximadamente de la mitad: de la relación 1 dólar: 4,2 marcos, se pasó a 1 dólar: 8,9 marcos en enero de 1919. Los precios sólo habían subido un 140% para diciembre del 18, situación similar a la inglesa..."

“...En lo concerniente a las reparaciones de guerra, tras varias reuniones preliminares en 1920, la Conferencia de París de 1921 había fijado las mismas en 269.000 millones de marcos-oro, a pagar en 32 anualidades, cifra que fue reducida a 132.000 en la Conferencia de Londres. Estas reparaciones se pagaron con dinero prestado por los propios Aliados, que los alemanes jamás devolvieron. Entre septiembre de 1924 y julio de 1931 Alemania pagó, bajo los planes Dawes y Young, 10.821 millones de marcos reparaciones. No volvió a pagar nada más. Por el contrario, su deuda externa pública y privada importaba aproximadamente en el mismo periodo 20.500 millones de marcos, a los que se pueden añadir unos 5.000 millones de marcos de inversiones extranjeras en Alemania; en el mismo periodo Alemania invirtió en el extranjero unos 10.000 millones de marcos.29…”

“...Para hacer frente al incremento del gasto público provocado por su política social sin aumentar los impuestos, el gobierno alemán se empezó a imprimir cada vez más papel-moneda, aferrándose al error de que la devaluación de la moneda se debía, no a la expansión monetaria y crediticia, sino a la desfavorable balanza de pagos. Hasta enero de 1922, la moneda alemana se devaluó hasta 36,7 marcos por dólar, momento en que la inflación tomó proporciones anormales. A principios de 1922 los precios aumentaron aproximadamente un 70%, lo cual había causado un aumento de salarios (sólo del 60%). En diciembre de 1922 el dólar ya alcanzó el promedio de 7.592 marcos y después de la ocupación del Ruhr en enero de 1923, su caída no tuvo fin. Para entonces la mayoría de la gente había perdido todos sus ahorros, y los contribuyentes se dieron cuenta de que, simplemente con retrasar el pago de sus impuestos, la depreciación del marco los haría desparecer. La Hacienda se hundió, y el gobierno, cada vez con menos ingresos, se financió imprimiendo aún más billetes. El dólar pasó de 17.972 marcos a 350.000 en julio, 1 millón a comienzos de agosto, 4 millones a mediados de mes, y 160 millones a finales de septiembre. El derrumbe del marco fue tan absoluto que dejó de funcionar como valor de cambio, con el consiguiente colapso de la economía alemana. Para octubre de 1923, el 1% de los ingresos gubernamentales procedían de los cauces habituales, y el 99% de la emisión de nueva moneda. En torno al 15 de noviembre se pagaba la inimaginable cantidad de 4"2 billones de marcos por un único dólar. Fue en ese momento cuando Hjalmar Schacht puso en vigor el Rentenmark, una moneda para uso interno respaldada por la riqueza económica del país. Algún tiempo después se creó el nuevo Reichsmark, que sustituyó a las viejas monedas a partir del 11 de octubre de 1924. Los antiguos billetes fueron puestos fuera de circulación el 5 de junio de 1925…”

“...Pese a que el “milagro del Rentenmark” resolvió el problema de la hiperinflación y permitió estabilizar la economía, sus devastadores consecuencias siguieron siendo las mismas. Las diferencias sociales se acentuaron enormemente, y, como de costumbre, los más ricos no sólo no se vieron perjudicados por la hiperinflación, sino que salieron beneficiados. Las grandes empresas pudieron así librarse de sus deudas, reducidas a cero, muy rápidamente. Algunos grandes industriales, gracias a esto, pudieron multiplicar por diez su fortuna: el ejemplo típico es Hugo Stinnes, el llamado “nuevo Kaiser”, que creó un inmenso trust industrial adquiriendo empresas arruinadas a precios bajos, gracias a préstamos que devolvió al cabo con marcos sin valor alguno. El poder económico salió fortalecido de la inflación, lo cual constituye la diferencia fundamental entre la crisis de 1923 y la que llevó a Hitler al poder a comienzos de los años 30…”

“...La clase media, en especial los rentistas, quedaron arruinados mucho antes de que la inflación adquiriera proporciones delirantes. Los ahorradores perdieron todo su dinero, mientras que la gente que gastó su dinero en comprar inmuebles y bienes tangibles, la gente que más se endeudó, se había hecho rica. Para el alemán medio era el mundo al revés: las personas que siguieron las normas se vieron estafadas y traicionadas, mientras que quienes las violaron se enriquecieron. Además, unida a la pérdida absoluta del valor del marco, se produjo un alza disparatada de los precios. La hiperinflación de 1923 acabó con la sociedad alemana de preguerra. La reducción del gasto público y las prestaciones sociales para equilibrar personas que llegaban en el momento en que eran más necesarios, después de que gran parte de la población se hubiera arruinado. Deprimidos y desengañados con el republicanismo, su clase política y la pobreza mercantilista, el pueblo empezó a dar crédito a las nuevas alternativas, como el nazismo…”

“...Leyendo lo expuesto, podemos llegar a comprender el pánico del pueblo alemán a la sola mención de la palabra maldita: HIPERINFLACION..”

“...Pues bien si la política de los bancos centrales, no cesa en su escalada exponencial de creación de dinero, terminara apareciendo, como lo suele hacer, de pronto y sin esperarlo la tan temida HIPERINFLACION. Y cuál es el mejor lugar para que nuestros ahorros no pierdan totalmente su valor??? LA RENTA VARIABLE, y eso la saben los grandes inversores institucionales, que comienzan a mover los grandes flujos de dinero, desde la renta fija a las BOLSAS MUNDIALES, para protegerse de la invisible, pero inminente hiperinflación…”

Firmado: Diego Morales Medinilla. Un saludo desde Ubrique…

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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