“Veraneo en España, con lo puesto y en casa de los abuelos, de unos amigos o pisos compartidos…”
Moisés Romero - Miercoles, 20 de AgostoEl verano de la Costa del Sol se estira. Da para mucho. Hablo, en esta ocasión, con máximos responsables del sector turístico y, por un momento, salta el recuerdo del lamento eterno del agricultor, siempre miran al cielo. Con los que viven del turismo y del sol, sucede lo mismo. Ahora, porque "el tiempo este año está muy raro y eso ahuyenta a la gente". O "porque las Autoridades siempre nos exigen más y más, con lo que el beneficio se convierte en pérdidas". Tras los lamentos, la realidad: "el español no tiene dinero para viajar fuera y acude a los abuelos, a los superabuelos, a los que sostienen a tantas familias para que les brinde algo. O a los primos, a los amigos, o a cualquier conocido que tenga a bien ofrecerle una casa en la costa, en la montaña, en el pueblo. Los más pudientes comparten pisos, principalmente la gente joven. Se meten diez o doce en un piso de 80 metros cuadrados y a vivir, al botellón, al porro, a la jarana. A vivir, que son dos días. Veraneo en España como en los 70, salvando siempre distancias, modas y costumbres. No hay dinero. Sigue el endeudamiento que hay que corregir. Y los golpes, a la familia o a quien se deje.
Esto es así, porque, entre otros factores, el 56% de los españoles consideran que es la familia la que debe asumir la responsabilidad de la ayuda económica en caso extremo, según un estudio publicado en su día por La Caixa. En cambio, en el resto de Europa el referente familiar como salvavidas es mucho menor. El porcentaje desciende drásticamente en países como Alemania (32%) o Francia (30%), que cuentan con más prestaciones sociales. Con la crisis, dos de cada tres familias en apuros con hijos menores de tres años reciben ayuda de los abuelos. Estas transferencias intrafamiliares suponen, según algunos cálculos, cerca del 4% del PIB español.
Les dejo ahora con este post, que me ha parecido muy interesante:
De vacaciones al pueblo, como en los 70
En los 70, para la mayoría de españolitos de a pie, las vacaciones eran austeras como lo era todo en aquellos años. Era poco usual recurrir a agencias de viajes para programar una estancia de 15 o 20 días en un país extranjero o en una playa caribeña. Los españoles setenteros de tierra a dentro viajaban hacia las costas de la geografía nacional, se aglutinaban entre la masa de turistas venidos de toda España y se mezclaban entre medio de las atractivas suecas y de los hoteles de hormigón que de un día para otro hicieron desaparecer a las humildes casas de pescadores que se encontraban en primera línea de mar. Los que vivían en zonas costeras pasaban los fines de semana en las playas de su localidad, y durante sus vacaciones, cargaban los SEAT 600 con la familia y se largaban; como no... al pueblo.
Eran los tiempos de la cultura del ahorro en la que nuestros abuelos (a los que la guerra les pilló de lleno) habían educado a nuestros padres (a quienes pilló justo por los pelos). La misma cultura en la que nuestros progenitores nos intentaron educar a nosotros, pero con muy poco éxito. Nosotros habíamos sido llamados para cambiar eso. No entendimos nunca el por qué de tanto sacrificio a cambio de darse tan pocos y contados placeres. Nosotros queríamos conocer mundo, viajar, veranear allá donde Cristo perdió el gorro y conocer culturas distintas a la nuestra más allá de lo que nos mostraban los documentales de la televisión.
El ahorro había pasado a la historia. Los nacidos en el BABY BOOM, en pleno desarrollismo y en una España a punto de ver desaparecer la dictadura y las restricciones, no estábamos dispuestos a veranear en Benidorm o en el pueblo en el que habían nacido nuestros abuelos y del que se vinieron con su prole para poder darles un futuro mejor en la ciudad. Bastante habíamos ido ya a ese pueblo durante nuestra niñez y adolescencia. Absolutamente todos los años, uno tras otro!...
twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero
Moisés Romero
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