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BANKIA, “Somos un banco diferente”

José Ignacio Goirigolzarri - Jueves, 26 de Marzo

En poco más de un mes se va a cumplir el tercer aniversario desde que fui nombrado presidente de BFA y de Bankia. Y aprovechando que se acerca ese momento y el nacimiento de este nuevo canal de comunicación, me gustaría compartir una serie de reflexiones sobre lo transcurrido en estos tres años. Reflexiones que parten de la constatación de que somos un banco diferente, y lo somos por varias razones.

Por un lado, porque nada más llegar a Bankia las autoridades me enviaron una carta en la que, además de felicitarme, me pedían a la mayor brevedad un plan de saneamiento y recapitalización de la entidad que conllevó que el Grupo BFA-Bankia fuese nacionalizado y se tuviese que ajustar a un duro Plan de Reestructuración.

En segundo lugar, somos un banco diferente porque nuestra imagen y nuestra gestión se han visto y se siguen viendo afectadas por hechos del pasado, por cuestiones anteriores a nuestra incorporación a Bankia, pero que influyen en nuestra situación actual.

Y, en tercer término, somos un banco diferente porque de nuestra forma de comportarnos, de cómo hagamos las cosas, de los resultados que obtengamos, en definitiva, de nuestra capacidad para generar valor, dependerá la posibilidad de devolver las ayudas a los contribuyentes.

Siendo un banco diferente, me gustaría repasar los dos vectores que han dirigido la actuación de la actual dirección de Bankia en los casi tres años que llevamos al frente de la entidad.

El primer vector ha sido tener un gobierno corporativo excelente. Recordad que nada más llegar, en mayo y junio de 2012, cambiamos en su integridad los Consejos de Administración de Bankia y de BFA. Entonces se incorporaron a este órgano personas de reconocido prestigio, con unos currículum excelentes y con una gran experiencia empresarial. Después, durante estos años hemos ido mejorando el gobierno corporativo con medidas como la aprobación de un nuevo Código Ético , la designación del consejero independiente coordinador o la evaluación anual del funcionamiento del Consejo.

Del mismo modo, nada más llegar a la Presidencia de BFA y de Bankia acordamos modificar la política de los Consejos de Administración de nuestras filiales y participadas, con lo que redujimos en 800 el número de consejeros que actuaban en representación del banco sin ser plantilla de la entidad. Con ello ahorramos siete millones de euros anuales en dietas.

El segundo vector que ha guiado a este Consejo es un principio de estricta transparencia y profesionalidad. Por esta razón, en el verano de 2012, creamos un procedimiento de análisis muy riguroso para revisar todas aquellas operaciones que tuvieran indicios de no ser ortodoxas desde el punto de vista bancario.

Todas aquellas operaciones, y han sido más de 30, que hemos confirmado que no respondían a la ortodoxia bancaria las hemos puesto en conocimiento de los supervisores y de las instancias judiciales.

Y lo hemos hecho a sabiendas de que el conocimiento de estas operaciones por parte de la ciudadanía, y quizá el caso más evidente es el de las denominadas tarjetas opacas, iba a tener un impacto en nuestra imagen. Pero en ningún caso dudamos del camino que teníamos que seguir, el camino de la profesionalidad y el camino de la transparencia, el de poner en manos de las autoridades judiciales toda operación que consideráramos alejada de la ortodoxia bancaria.

Desde el punto de vista de gestión, nuestra obsesión ha sido, es y seguirá siendo hacer de Bankia una entidad cada vez más rentable, porque es el medio de que Bankia valga más y de poder así devolver las ayudas a los contribuyentes.

Que Bankia vaya bien y que Bankia valga más es una gran noticia para los españoles. Solo aquellas personas o aquellos grupos que tienen intereses no alineados con los de los contribuyentes pueden discrepar de esa idea. Porque desear o buscar que a Bankia le vaya mal es, en definitiva, desear que a los contribuyentes les vaya mal.

Quiero recordar que la Comisión Europea y el Banco de España aprobaron en noviembre de 2012 el Plan de Reestructuración del Grupo BFA-Bankia. En función de dicho plan, el conjunto del Grupo BFA recibió entonces 17.959 millones de euros, de los que casi 10.700 fueron dedicados a Bankia. La cantidad fijada por las autoridades europeas permitió compensar las pérdidas del pasado que arrastraba la entidad y situar sus niveles de capital justo por encima del mínimo regulatorio. La recapitalización fue necesaria para salvaguardar el dinero de los depositantes.

Porque el ejemplo de Bankia es paradigmático de lo que supone salvar un banco. Si alguien cree que se hace para salvar a los banqueros se equivoca, porque, como señalaba anteriormente, una de las primeras decisiones que adoptamos en 2012 fue renovar íntegramente el Consejo de Administración. Si se piensa que se hace para proteger a los empleados, la dura reestructuración a la que ha sido sometida Bankia demuestra que también estos han tenido que hacer sacrificios.

En definitiva, los 17.959 millones de euros recibidos por el Grupo BFA protegieron los depósitos de los clientes. En aquel momento los clientes de Bankia tenían asegurados por el fondo de garantía más de 60.000 millones de euros en depósitos. La alternativa de dejar caer Bankia hubiese sido, por tanto, mucho más costosa, además de generar un efecto contagio en el resto del sector de un impacto incalculable.

La inyección de capital recibida en 2012 permitió al Grupo BFA-Bankia pasar a ser una entidad solvente, y entonces dijimos que nuestro objetivo era hacerla, además de solvente, rentable y lo hemos conseguido. Porque, quiero recordar, con la mera inyección de capital no se aseguraba el futuro del banco. De hecho, no son pocas las entidades europeas que han recibido ingentes cantidades de capital y no han sido viables. Las ayudas para la recapitalización son condición necesaria, pero no son suficientes para que una entidad se convierta en viable.

Entonces, en noviembre de 2012, definimos un Plan Estratégico que culminará a finales de 2015. Dicho Plan requería muchas cosas. La primera, una extraordinaria reacción y cambios en aspectos tales como nuestro posicionamiento en el mercado, con un mayor enfoque hacia el mundo de los autónomos y las pymes , la gestión del proceso de reestructuración, la mejora de la eficiencia, el esfuerzo en desinversiones o cambios en las políticas y sistemas de riesgos.

Cuando anunciamos los objetivos de nuestro Plan Estratégico hubo mucha gente que pensó, y afirmó, que era demasiado voluntarista. Entonces se dudaba de que pudiéramos cumplir esos objetivos. Hoy, gracias a la transformación anímica de nuestro equipo y a la confianza de nuestros clientes, a los que estamos profundamente agradecidos, podemos decir que hemos cumplido con los objetivos de aquel ambicioso Plan Estratégico y lo hemos hecho en casi todos los aspectos con un año de anticipación.

El trabajo hecho en estos dos primeros años nos ha permitido generar casi 5.000 millones de euros de capital adicional a los fondos aportados por el Estado, lo que permite asegurar que los contribuyentes españoles participan hoy en un banco sólido, rentable y con buenas perspectivas de futuro. No lo decimos nosotros, lo confirman las pruebas de esfuerzo al sector financiero realizadas a finales del pasado año por las autoridades europeas.

En toda nuestra actuación en estos casi tres años, nuestro objetivo ha sido y sigue siendo crear valor para nuestros accionistas, para todos nuestros accionistas, porque con ello estamos creando valor para los contribuyentes y permitiendo la posibilidad de devolver las ayudas.

Creo que es bueno que todos entendamos que los intereses de BFA, entidad participada al 100% por el Estado, y de Bankia, de la que BFA posee más del 62%, están plenamente alineados, y esa es la razón por la que yo presido y soy, por tanto, máximo responsable del devenir de Bankia y BFA.

La participación en Bankia es el activo más importante con el que cuenta BFA y, sobre todo, el único que tiene potencial real de crecimiento. Por esta razón, la recuperación de las ayudas recibidas por BFA está totalmente ligada a la evolución de Bankia, al precio que tenga la acción. Y el mejor ejemplo de este hecho lo tuvimos en febrero de 2014, cuando BFA pudo vender un 7,5% del capital de Bankia al mercado, una operación que le reportó 1.304 millones de euros. Hace un año, por tanto, ya se empezaron a devolver las ayudas. Ningún banco que ha atravesado una situación similar a la de Bankia ha sido capaz de empezar a devolver las ayudas en tan corto espacio de tiempo.

En definitiva, el 62% de los beneficios de Bankia, el 62% de los dividendos que pague Bankia, el 62% del valor que tenga Bankia en Bolsa son de los contribuyentes.

Por añadir unas cifras. Hoy Bankia tiene un valor en Bolsa de 15.500 millones de euros. Por tanto, el Estado tiene unas acciones que valen casi 10.000 millones de euros. A esa cifra se debe sumar el valor del resto de activos de BFA y los 1.304 millones de euros que el Estado obtuvo por vender el 7,5% de Bankia hace poco más de un año.

La clave para elevar el valor de la participación del Estado es conseguir que la acción de Bankia valga más. Cada 10 céntimos que sube la acción de Bankia el Estado obtiene una revalorización de 714 millones de euros. En definitiva, cuanto más valga Bankia, mejor para los contribuyentes.

Y lo mismo sucede con los dividendos. Que Bankia pague dividendo es una gran noticia para los españoles. Hemos propuesto a la Junta de Accionistas, que celebraremos el 22 de abril en Valencia, el pago de un dividendo de 1,75 céntimos por acción, que supondrá una aportación adicional para el Estado de 126 millones de euros.

En conclusión, os puedo asegurar que todo el equipo de Bankia estamos totalmente comprometidos con este proyecto, con mejorar cada día esta entidad, dar un mejor servicio a nuestros clientes y crear valor para los accionistas, porque esa será la manera de devolver las ayudas a los contribuyentes, que es el principal objetivo de este equipo.

Hemos trabajado duro en estos casi tres años, nos hemos dejado la piel para llegar hasta aquí y vamos a seguir haciéndolo hasta ver cumplida nuestra aspiración de convertir a Bankia en el mejor banco de España.

En mayo de 2012 se incorporaron junto a mí otras tres personas a la dirección de Bankia, José Sevilla, Antonio Ortega y Amalia Blanco, y lo hicieron, lo hicimos, por responsabilidad, pensando que éramos capaces de realizar una aportación para solucionar  uno de los principales problemas de la economía y del sistema financiero en España. Y quiero agradecer también el paso adelante que entonces dieron quienes fueron nombrados consejeros de Bankia, porque personas de reconocido prestigio y de una trayectoria empresarial magnífica asumieron un riesgo notable.

La reflexión que hicimos fue clara. Si teníamos algo que aportar para ayudar a salir de esa situación teníamos la obligación moral de intentarlo, y lo hicimos, en un primer lugar, desde el realismo, poniendo sobre la mesa las dificultades de la entidad. Humildemente creo que en estos casi tres años hemos conseguido, entre todo el equipo de Bankia, un equipo, por cierto, de magníficos profesionales, que la entidad ya no sea vista como parte del problema de la economía española, bien al contrario, como una parte, pequeña si se quiere, de la solución.

Este gran equipo de miles de personas, el cambio anímico radical que han mostrado en estos tres años, y todas las dificultades y sufrimientos que hemos atravesado juntos me ha enseñado mucho y han hecho que lo que inicialmente fue una cuestión de responsabilidad se haya convertido en una total implicación personal y emocional con la entidad. Ahora tengo, tenemos todos los que vinimos en mayo de 2012, un vínculo y una identificación con este proyecto que no tenía entonces. Este proyecto se vive día a día, trasciende mucho a los números, tiene caras y una ilusión inmensa con la que estamos absolutamente comprometidos.

Juntos hemos conseguido que Bankia sea una entidad viable y rentable, pero sabemos que todavía podemos hacer las cosas mucho mejor. Vamos a seguir luchando por superarnos cada día. Por nuestros clientes, por nuestros accionistas, por los contribuyentes, sigamos trabajando.




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