La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Deberíamos reflexionar, y muy profundamente

Carlos Montero - Viernes, 31 de Octubre

Ayer Oxfam Intermón publicó el informe: IGUALES: Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas. Las conclusiones de ese informe son tan sangrantes que no me resisto a exponerlas en estas páginas.

- Las 85 personas más ricas del mundo tienen un patrimonio valorado en la suma de la riqueza de la mitad más pobre de la población mundial. Esta riqueza aumentó un 14% el último año. 668 millones de dólares por día.

- Si se gravara a estos millonarios con un impuesto del 1,5% de su riqueza, se podría asegurar que todos los niños de los países más pobres vayan a la escuela, así como tuvieran asistencia sanitaria en los 49 países más pobres del mundo.

- Siete de cada diez personas viven en países en los que la diferencia entre ricos y pobres es mayor que hace 30 años.

- Si Bill Gates gastara un millón de dólares al día, tardaría 218 años en dilapidar su fortuna. Amancio Ortega tardaría 172 años.

- En España, las 20 personas con mayor fortuna poseen la misma riqueza que el 30% más pobre, es decir el patrimonio conjunto de 14 millones de personas.

- En el último año, las 20 personas más ricas en España aumentaron su fortuna en más de 15.000 millones de dólares. La renta de ese 30% más pobre cayó en un 3%

- El 1% de los españoles más ricos, posee tanta riqueza como el 70% del conjunto de los españoles.

- Tres españoles acumulan una riqueza que es más del doble que la del 20% más pobre de los ciudadanos (más de 9 millones de personas).

- En África las diferencias son mayores. 16 milmillonarios conviven con 358 millones de personas que viven en la extrema pobreza.

- De 2013 a 2014, sólo en Latinoamérica y el Caribe el número de personas que acumulan más de mil millones de dólares creció un 38%.

- El 7% más rico de la población del planeta (500 millones de personas) es responsable del 50% de las emisiones globales de CO2. Mientras, el 50% más pobre sólo emite el 7% de las emisiones mundiales.

A la vista de estos datos poco más se puede decir que definitivamente hay que cambiar las cosas.




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