La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

El Day Trading, no apto para todos los inversores

Gustavo Neffa Gustavo Neffa Analista / Sala de Inversión América Argentina - Lunes, 22 de Diciembre

El day trading es la tarea que lleva adelante un inversor cuando compra y vende cualquier tipo de instrumentos financieros (acciones, bonos, opciones, futuros, monedas) en el mismo día de la operación: todas las posiciones (salvo excepciones justificadas) se cerrarán antes del cierre del mercado. Es decir que en el mismo día de negociación se compra y se vende. Es muy poco frecuente encontrar day traders que se llevan una posición comprada de un día para el otro, menos aún entre operadores profesionales.

El trading exitoso depende de la suerte una vez que se toman posiciones, pero exige desde un comienzo  conocimiento y olfato para el manejo de las inversiones en el corto plazo. Los day traders tratan de obtener beneficios mediante el uso de grandes cantidades de capital para aprovechar los pequeños movimientos de precios en acciones o ETFs de alta liquidez. Cuanto más capital se tenga para arriesgar, más posibilidades se tendrán de alcanzar un objetivo numérico nominal en dólares.

Además de gran cantidad de dinero, un day trader requiere dos cosas fundamentales: liquidez y volatilidad en la plaza donde actúa. La liquidez le permite entrar y salir de una acción a un buen precio, es decir, con diferenciales (spreads) reducidos en dicha plaza entre el precio de compra y el de venta. La volatilidad, en cambio, es simplemente una medida de la amplitud o rango de precios diarios esperados: a mayor volatilidad, mayor utilidad o pérdida al cerrar la negociación.

Una vez que el inversor detectó y se decidió por qué tipo de acción -u otro activo financiero- reúne los dos requisitos anteriores, se necesita aprender cómo identificar posibles puntos de entrada para poner las órdenes en determinados niveles o de comprar a mercado en el momento más propicio. Hay diversas herramientas que uno puede utilizar para hacer esto, pero típicamente para identificar los puntos de entrada se utilizan una combinación de tres herramientas:

1) La primera se encuentra en el análisis técnico mismo, que incluye gráficos intradiarios, de velas o de líneas simplemente, que proporcionan un análisis de la acción del precio en fracciones de minutos, 5 minutos, 10 minutos a lo sumo como fracción de tiempo para exponer el gráfico. Los patrones de vela, tales como los Engulfings y los Dojis, ayudan siempre y cuando sean combinados con la ayuda de las líneas de tendencia, triángulos u otras herramientas gráficas o de chartismo. El patrón de reversión Doji es uno de los más confiables, siempre y cuando se combinen con el volumen operado al alza en el momento de producirse la reversión

2) Otra manera de detectar un punto de entrada es a través de los precios del llamado Nivel II (second level) que proporcionan una mirada a las órdenes detrás de las órdenes más competitivas por precio. El volumen aquí vuelve a jugar un papel importante, ya que poder detectar grandes órdenes de compra medidas por sus nominales por debajo del precio más competitivo implica una mayor fuerza al alza de corto plazo, y viceversa, con la posible baja con órdenes de venta más arriba del precio actual. El mínimo del día (LOD) y el máximo del día (HOD) son puntos dentro de los cuales uno puede tomar decisiones para tomar posiciones anticipando una posible reversión de la tendencia, si es que es apoyada por un volumen creciente en ese punto. Para tener el Nivel II es necesario pagar: incluso si ya se ha pagado a la bolsa donde cotiza ese papel para tener los precios online, es otro servicio.

3) Por último, las noticias son las que movilizan o crean esos puntos de inflexión, por lo que siempre es bueno contar con un servicio de noticias en tiempo real, siendo Bloomberg y Thompson Reuters (en ese orden) los más competitivos y referentes del day trading.

Cuanto más profesionales sean los traders, emplearán más cantidad y programas de análisis más sofisticados, o “toolboxes”, los cuales en algunos casos tienen órdenes programadas de compra y venta cuando la acción alcanza un máximo o un mínimo. En su extremo, se encuentran los high-frequency systems, que son sistemas informáticos que actúan en forma automática mediante la aplicación de distintos algoritmos; son los denominados “black-boxes”.

También, se nutren del análisis técnico que les marca que la acción está cerca de un soporte o de una resistencia, lo que refuerza sus decisiones, que se basan en diversos indicadores y osciladores, además de medias móviles de cortísimo plazo.

Por el contrario, el trading de largo plazo, el “buy and hold”, o trading de posicionamiento, (positioning trading), es más rentable para inversores chicos dado que no se basa en operaciones intradiarias, que es la operatoria de comprar, vender y cerrar posiciones en el mismo día, sino que consistiría en aprovechar una tendencia alcista o bajista completa que puede durar días, semanas o incluso meses o años. El trading en tendencia, a diferencia del day trading, requiere de mucho más tiempo para materializarse y es más propicio para el inversor minorista o para aquel que opera una cuenta de inversión desde su casa y que no sea broker o una casa de bolsa.

El scalp trading (que realiza el Scalping o el corte de cuero cabelludo, como solían hacer los indios norteamericanos sobre sus víctimas como muestra de fuerza y de victoria sobre el enemigo), es también aquel day trader que nunca se lleva la posición de un día para el otro, pero se diferencia del mismo en el sentido que además opera con posiciones muy cortas: segundos a minutos. El day trader, tal como dijimos anteriormente, opera con posiciones diarias.

Estos son los diferentes estilos en función del plazo de trading, de los más sofisticados y de corto plazo a los de mayores plazos:


El Day Trading, algo no apto para cualquier inversor
Cuanto más cortos los plazos, más propenso estará el trader a usar apalancamiento para potenciar los retornos, sabiendo que además se pueden potenciar las pérdidas: hay que estar empapado del mercado y de las últimas noticias para ejercerlo eficientemente.

El day trading exige disciplina, además, dado que requiere de la aplicación de órdenes de salida (exit order) para realizar la ganancia, o bien de órdenes prefijadas para cortar una pérdida a tiempo (stop-loss order).

Los day traders institucionales trabajan para alguna de las tantas instituciones financieras y tienen ciertas ventajas sobre los day traders individuales debido a su acceso a más recursos, herramientas, equipos, grandes cantidades de capital y apalancamiento, gran disponibilidad para conseguir mayores fondos para abrir posiciones y operar continuamente en los mercados. Es un inversor dedicado (trabaja de ello un 100% de su tiempo) y profesional (se ha preparado para eso), acompañado en su tarea diaria por software de análisis, terminales de datos y noticias en tiempo real.

Los traders individuales trabajan para sí mismos, o para algún otro trader. El auge de la tecnología, la mejora en la velocidad de los procesadores de las computadoras y la velocidad de las comunicaciones medida por el acceso a internet vía banda ancha o fibra óptica mucho más veloz han incrementado la cantidad de inversores que se dedican a ganarse la vida de esta forma. Los beneficios están a la vista: los inversores pueden hasta encontrar el trabajo que más les gusta, sin jefes y desde sus casas o cualquier otro lugar remoto alejado de Wall Street y del mundo de los bancos y las bolsas.

Abundan ejemplos de inversores individuales exitosos que han ganando fortunas invirtiendo poco aprovechando además los menores costos para operar por parte de los brokers online que se han multiplicado, agregando diversos servicios y simplificando la tarea para el inversor menos sofisticado. Pero son los menos, casos exitosos demasiado publicitados como para ignorar todos los riesgos que implica tradear solos y estar propensos a equivocarse mucho.

Ser un day trader es una tarea que exige mucha “cintura”, pero que cuenta con la ventaja de poder cambiar de dirección en la cual uno opera, pasando de estar comprado a estar “vendido en descubierto” (o viceversa) ya que uno no está comprometido a largo plazo con la posición sino que tradea en función de la coyuntura, las noticias y la posible reversión de la tendencia.

Lo importante en este oficio, que tiene muchas aristas, es que el  éxito depende de aplicar  correctamente algunas reglas básicas para operar de la forma más profesional posible. Hay que saber elegir el activo, adivinar la tendencia (si continuará o revertirá), saber cuándo entrar y, sobre todo, saber cuándo salir. Se puede operar con stop losses que limiten las pérdidas o definir una salida programada. Raramente, los day traders dejan correr las ganancias, pero la verdad absoluta en este oficio no existe.

El desafío es que uno siempre se debate entre actuar lo más profesionalmente posible, pero sin atarse a una regla en particular sino encontrar la manera de acompañar al mercado en la dirección correcta que nos haga reportar ganancias al final del día.

Como siempre digo: “hay que tradear lo que está pasando y no lo que uno cree que va a pasar”.




[Volver]