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El estancamiento económico es lo único que nos espera tras la QE

Carlos Montero - Miercoles, 28 de Enero

Europa solía tener una economía fabulosa. También Japón. En la década de 1950 y 1960, e incluso durante una parte de la década de 1970, las tasas de crecimiento en Alemania Occidental, Francia, Italia y Japón fueron enormes, un 6 por ciento anual o superior. Trabajo por todas las partes y oportunidades para el éxito empresarial. Los tiempos fueron tan buenos que inspiraron apodos. Estos eran los "gloriosos años treinta" en Francia. Fue el Wirtschaftswunder (milagro económico) en la República Federal de Alemania. Los "Golden Sixties" en Japón.

La gente habla sobre el Plan Marshall y el auge del keynesianismo como la columna vertebral de la prosperidad de la posguerra, pero omite un punto importante. Europa tuvo una gran éxito hace dos generaciones bajo un régimen de tipos de cambio fijos. De 1944 a 1973, por común acuerdo, cada moneda europea importante (junto con el yen) se negociaba a un tipo de cambio fijo con el dólar estadounidense, y por lo tanto la una de la otra, comenta Brian Domitrovic en Forbes.

“Es uno de los hechos más escasamente apreciados de la historia económica contemporánea. La era con la prosperidad económica en la época moderna se produjo bajo los auspicios de tipos de cambio fijos, no flotantes.

Este recordatorio es, por desgracia, apropiado ahora, ya que el Banco Central Europeo busca imitar a su homólogo estadounidense de la Reserva Federal. El BCE se ha embarcado en un programa de "flexibilización cuantitativa" de tal manera que inundará el sistema bancario con 1,1 billones de euros, un dinero que el mercado no requería. El principal efecto ha venido de los tipos de cambio. El euro ha caído muy por debajo de su rango de cotización de diez años frente al dólar. Los suizos han tenido que abandonar su cambio fijo frente al euro y dejar que el franco se aprecie la friolera de un 20 por ciento.

La esperanza de los banqueros centrales europeos es que la QE resuelva por fin el enorme problema del desempleo y la falta de crecimiento en la región. Es extraño que el ejemplo de la última vez que Europa fue realmente próspera, no inspire lecciones contemporáneas.

En las décadas de 1950 y 1960, la idea de una gran borrachera de dinero como una solución a un problema de crecimiento finalizó, en la literatura académica, de la mano de un economista canadiense joven con el nombre de Robert Mundell.

Mundell fue quien acertó con la clave que ahora es obvia (ganaría el Premio Nobel de Economía de 1999), que los tipos de cambio fijos, junto con cualquier movilidad sustancial de capital, provoca que un país no pueda tener una política monetaria independiente. Por lo tanto (en los años 1950 y 1960), los países no trataban de aplicar políticas monetarias y en su lugar impulsaron sus economías mediante reformas, disminución de impuestos y estructuras reguladoras.

Esto funcionó. La política monetaria no independiente hizo que Europa disfrutara de un gran crecimiento durante esos treinta años gloriosos.

Mundell percibió que con las tasas flotantes, los bancos centrales no iban a poder resistir su "liberación". Pero también se apresuró a señalar que, incluso con tipos de cambio flexibles, la política monetaria no era tan independiente, ya que la movilidad internacional del capital anula una política monetaria excesivamente laxa. Si un país o región imprime más dinero devaluando su moneda, lo que el QE Europea está haciendo ahora, la fuga de capitales de inversión será mayor que el efecto de estímulo, lo que provoca una pérdida neta.

La impresión de dinero en ausencia de oportunidades económicas reales devalúa la moneda y conduce a una mayor fuga de la inversión: un círculo vicioso.

Sin duda, está claro en 2015 que los auges no debilitan la moneda. El crecimiento en Estados Unidos está repuntando. Suiza está en auge, sobre todo como un refugio de capitales. Las monedas de estos lugares se han apreciado, mientras el euro caía, y tal y como Mundell apuntaba, a causa de la movilidad del capital.

.Se incrementarán las exportaciones en Europa a causa de la devaluación. Esto ya está refutado: la migración de capital fuera de Europa a causa de la QE es una migración de la inversión en producción de bienes y servicios a otros lugares.

Estados Unidos probó su QE, también Japón, y ahora es el turno de Europa. En cada coyuntura, el estancamiento secular ha sido el único resultado previsible. Los tipos de cambio fijos y la honradez monetaria fueron la base del mayor crecimiento que ha visto Europa.”

Fuentes: Brian Domitrovic, Forbes




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