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El futuro será mejor. La diferencia ahora es que los datos económicos respaldan el optimismo de los economistas

José Luis Martínez Campuzano - Viernes, 28 de Julio

El futuro económico será mejor. Hablamos del ritmo de crecimiento previsto para los próximos meses, de acuerdo con lo que esperan los analistas. En el caso de Citi por ejemplo, espera que el crecimiento mundial acelere su ritmo de crecimiento hasta un 3,3 % en 2018 desde el 3,1 % previsto para este año. Y niveles del 2,6 % estimado en 2016. El FMI también era sistemáticamente optimista sobre la fuerza de la recuperación económica mundial tras el primer shock de la crisis. La diferencia ahora es que los datos económicos respaldan el optimismo de los economistas. Y sin embargo la inflación se ha mantenido contenida. De hecho, presionada a la baja por la caída de los precios externos se puede afirmar que la inflación ha frustrado las expectativas oficiales de subida. Además de los precios del crudo, probablemente también debemos valorar que el optimismo económico aún no se ha reflejado en las expectativas de inflación. ¿Por qué? Es cuestión de tiempo, dice el presidente del BCE. Ya saben lo que nos dijo el presidente del BCE tras su reunión de la semana pasada:

Es preciso ser paciente para que la inflación finalmente se aproxime a niveles objetivo del 2.0 %

Es preciso ser persistente en que las medidas monetarias tomadas llevarán a cumplir los objetivos de inflación

Es preciso ser también prudente, puesto que a pesar de que los riesgos se han reducido siguen existiendo amenazas

¿Perciben desconfianza desde el BCE? Lo que contrasta con el título (El futuro será mejor) que he elegido para esta breve nota. Quizás otra forma de verlo es que el BCE quiere garantizar que en en esta ocasión no se cometerán los errores del principio de la crisis. Recuerden la subida de tipos en 2008 y en 2011. Antes de iniciarse la crisis y una vez que se había estimado su finalización. Sin duda esto es una buena base de partida para ser prudente.

De hecho, el presidente de BCE también reconoció la semana pasada que la falta de reformas estructurales afecta a las perspectivas de crecimiento. Un ritmo de crecimiento más fuerte a corto plazo, pero que por el momento no se ha reflejado en las perspectivas de inflación. Pero que lo, como he dicho antes, el presidente Draghi espera que se finalmente se produzca.

El viernes pasado el Banco de España publicaba una nota de análisis centrada en el cálculo de las expectativas de inflación basada en instrumentos financieros. Como situación de partida, la valoración comparada de las expectativas a través de encuestas a economistas y por swaps implícitos de inflación....

Aunque diferentes, es claro que las expectativas bajas de inflación permiten la paciencia que nos pedía el presidente del BCE. Aunque, también es cierto, muestran que los niveles esperados de inflación se alejan del riesgo de deflación que dio lugar a buena parte de las medidas expansivas monetarias tomadas hasta el momento. Esto es importante recordarlo.

De hecho, ¿hasta qué punto la propia paciencia y prudencia de los bancos centrales en la normalización monetaria afecta a las expectativas de inflación? Las dudas, quizás un exceso de prudencia. Y sin olvidarnos de los riesgos que conllevan estas medidas monetarias extraordinarias prolongadas en el tiempo.

Los economistas esperan que el futuro sea mejor. Y los mercados, viendo la escasa reacción a la petición de paciencia y prudencia desde el BCE, consideran que una estrategia clara de normalización monetaria es imprescindible para que esos pronósticos se acaben cumpliendo.




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