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El mundo debería temer la agonía de los EE.UU.

Carlos Montero - Lunes, 18 de Junio

El pasado viernes leía una interesante comentario que un importante gestor nacional hacía en capitalbolsa.com. Resumiré: 

"EE.UU. está implantando aranceles a las exportaciones de las principales economías del mundo, en base a un razonamiento populista, simplón y muy sesgado de su presidente. No entraré en detalles pero básicamente Trump aduce que EE.UU. es claramente deficitario en materia manufacturera con sus principales competidores comerciales, esto es cuestionable pero podría aceptárselo para algunos bienes. Lo que no dice es que EE.UU. tiene un supéravit comercial muy amplio en el sector servicios. Para Trump el sector servicios no importa porque los estados que le votan son principalmente manufactureros. Todo se reduce a eso.

Ahora bien, las economías afectadas por estos aranceles están respondiendo comercialmente. Lo ha anunciado la Unión Europea, China, Japón, la India, Rusia...podría seguir. Esto, a parte del perjuicio que supondrá para las exportaciones de los bienes estadounidenses, provocará una reordenación comercial. Los países que tuvieran pensado comprar lavadoras estadounidenses, podrían pensárselo mejor y comprar ahora lavadoras europeas. Si los lazos comerciales entre países -ex EE.UU.- se refuerzan, luego será muy difícil para los propios EE.UU. volver su estatus de antes.

Estamos en una guerra de EE.UU. contra el mundo. Es un país poderos, ¿pero quién creéis vosotros que va a ganar?"

Yo, al igual que este gestor, pienso que EE.UU. ha declarado la guerra al mundo, y que en esta ocasión la perderá. Leyendo el comentario anterior recordaba las palabras del economista Hugo Salinas sobre la primer potencial del mundo: 

Estados Unidos no tiene salvación. Está como un hombre moribundo, tirado en su cama, mientras los doctores lo examinan y consultan entre ellos, pero no se atreven a dar su opinión razonada a los familiares del moribundo, que es: "El paciente no tiene remedio. No podemos hacer nada. Va a morir en poco tiempo."

La causa de la muerte fue que el paciente se desangró en el curso de 73 años, primero bajo el régimen del oro como moneda mundial con el suplemento del "dólar igual de bueno que el oro" (1944-1971), y seguido por el período 1971 hasta la fecha, del sistema monetario mundial basado en el puro dólar de papel (y recientemente, dólar digital).

(...) El paciente está en su lecho de muerte: Deuda interna colosal; gastos que incurre su sector militar/industrial por $635 mil millones de dólares (solamente durante el año pasado) y que no hay forma alguna de frenar sin cerrar miles de industrias dedicadas a producir armas que no sirven para nada, y echar a la calle a decenas de miles de técnicos muy bien pagados que trabajan en esas industrias, inventando nuevas tecnologías para matar gente.

Tienen enormes gastos sociales para mantener en paz a millones de personas que no trabajan sino que viven del gasto del gobierno para comer, para pagar su renta, para curar sus malestares.

Las industrias que producen automóviles en EE.UU. ya tienen que casi regalar sus automóviles, pues la población está empobrecida y tiene que comprar a crédito a largo plazo, o alternativamente, tomar en arrendamiento su auto nuevo y descartarlo a los dos o tres años, para rentar otro más nuevo - lo que ha dado por resultado una saturación del mercado con autos usados en venta que compiten con la venta de los nuevos que llegan por millones cada año.

Las magníficas industrias americanas productivas de antaño, no pueden regresar por los altos costos de operación en EE.UU. y si pudieran regresar, no tendrían clientes, porque los hábitos de consumo de los americanos han cambiado y ya resultarían obsoletas las industrias de antaño.

En síntesis, la lista de males que aqueja a EE.UU. no tiene fin, y por eso los médicos anuncian su muerte próxima. El Presidente Trump no podrá hacer nada para aliviar los males del paciente, porque cualquier cosa que haga sólo empeorará su condición. Su Presidencia será una lista de iniciativas fracasadas que van a acelerar la defunción definitiva del paciente.

El problema mundial está en que en su agonía, el paciente EE.UU. decida desatar una última guerra mundial, en la cual perecerán la casi totalidad de los propios americanos bajo los superiores misiles nucleares de los rusos y los chinos.

Tomemos nota y vámonos curando en salud: volvamos a pensar en monetizar la plata, ese gran tesoro que yace en nuestro territorio y que puede resultar en la salvación política de México, como gran factor de esperanza y unión nacional."




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