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Estrategias defensivas frente a mercados bajistas

Gustavo Neffa, Sala de Inversión América - Viernes, 25 de Abril

Aunque en el mundo financiero, la intuición puede guiarnos, los inversores no podemos adivinar a ciencia cierta cuándo se producirá un descenso en el mercado, ya que partimos de la base de que los mercados se mueven en escenarios eficientes, relativamente, por lo que sólo cuando se dan los hechos se incorpora dicha información al precio. Los movimientos del mercado son una suerte de camino aleatorio que se va dibujando a medida que se van conociendo los diferentes fundamentos alrededor del activo en concreto. No obstante, sí podemos anticiparnos y estar relativamente cubiertos, especialmente en escenarios erráticos y con una elevada volatilidad.

Las estrategias más rentables en mercados bajistas

Algunas de las formas se adaptan mejor en algunas circunstancias mejor que otras, y se realizan con diferentes instrumentos financieros: por ejemplo, se pueden hacer con opciones o con ETFs, siempre a través de la plataforma de Saxo Bank.

En primer lugar, podemos mencionar la importancia de estar líquido, una decisión importante que suele ser menospreciada en bastantes ocasiones. Si no se tiene claridad acerca de la tendencia de fondos de corto o medio plazo, lo mejor es abstenerse de invertir y estar líquido. Es decir, la misma estrategia que se usa cuando un inversor espera oportunidades de compra con el dinero en mano, lo que no es una estrategia especuladora sino conservadora. A nivel general, para que el dinero no esté parado, se invierte en fondos denominados “money-markets”, es decir, en plazos fijos escalonados que permiten entrar y salir del fondo en cualquier momento.

En su extremo, el inversor puede estar incluso vendido en momentos en los que los mercados tienen una tendencia bajista clara. Apostar directamente a la baja implica un paso más allá, pasar de cubrirse, a especular y beneficiarse con la caída. Para ello, se debe juntar la mayor cantidad de factores que den seguridad acerca de la tendencia de mercado. Además, hay que decir que es peligroso continuar apostando a la baja indefinidamente. Son estrategias que sirven en momentos determinados y en tendencias que en algún momento se agotan.

La industria de ETFs se ha perfeccionado tanto que ha creado instrumentos nuevos, una amplia gama de ETFs que apuntan a la baja y que replican el movimiento “espejo” de su subyacente. Es decir, que cuando éste desciende, el ETT repunta, dándole un rendimiento positivo al inversor. No se piden garantías por estar corto, puesto que el alquiler de acciones lo hace la sociedad que administra ese fondo, una ventaja a la hora de apostar a la baja en un mercado. El inversor tiene que asesorarse para conocer bien en qué está invirtiendo y qué nivel de riesgo está asumiendo a la hora de apostar por la caída de un mercado, más concretamente en el caso de los ETFs apalancados a la baja que pueden replicar el movimiento inverso de un determinado índice o sector en dos, o hasta tres veces.

Por ejemplo, si queremos ser bajistas en un determinado mercado y se toma como referencia el índice S&P 500, la especulación ha hecho que el ETF inverso apalancado por dos (SDS) sea mucho más líquido que el directo (SH). Si creemos que existe una burbuja en el mercado de bonos estadounidenses, podemos apostar al doble de la inversa del rendimiento de los bonos de más de 20 años (TBT). En caso de que tengamos el dilema de qué ETF utilizar para una determinada estrategia, siempre recomiendo seleccionar el más líquido y, además, tener en cuenta la solvencia de la administradora de ese fondo, que se constituye bajo la forma de un fideicomiso.

Una alternativa muy usada por los fondos que tienen que estar invertidos sí o sí, al menos en un porcentaje de su cartera, es rotar la cartera de inversiones a una composición más conservadora. De esta forma, podemos centrarnos en sectores defensivos en vez de cíclicos o sensibles a los vaivenes de los tipos de interés o del mercado reduciendo la beta de la cartera, es decir la volatilidad media de los activos que la componen. Lo que uno debería hacer para cubrirse en un mercado bajista es rotar la cartera de acciones pertenecientes a los sectores de Consumo Discrecional, Financieras y Tecnológicas hacia empresas de Salud, Consumo no discrecional y Utilities. Ante una caída, bajará siempre menos la cartera menos agresivo, incluso podría subir por este proceso que los administradores de carteras realizan tácticamente en función de la coyuntura.

Otra alternativa más común son las estrategias con opciones. Podemos vender (o “lanzar”) opciones de compra (para protegernos) de los activos en cartera, o bien comprar opciones de venta. En este último caso, si se tienen los activos es una estrategia conservadora, y si se compran opciones de venta sin tener los activos subyacentes se trata de una estrategia especulativa. En el caso en el que se vendan opciones de compra en descubierto, aumenta el riesgo, puesto que es una de las pocas maneras de perder más del 100% y, por definición, la pérdida puede ser infinita. Finalmente, aquellos inversores que desean ser más agresivos y que estén seguros de que la tendencia es bajista, pueden invertir directamente a la baja a través de distintos ETFs que replican los movimientos inversos de sus subyacentes.

Esta alternativa está reservada especialmente para inversores institucionales, fondos que apuntan a la baja, o bien carteras de inversores más importantes: ponerse corto de forma directa una acción o un ETF que se mueve en sentido directo es la alternativa directa, es decir, hacer lo que hacen los administradores de esos ETFs inversos.

Generalmente, las estrategias con opciones como medio de cobertura se realizan cuando los precios de los activos son elevados: se observa un mercado lateral o con una ligera tendencia bajista y no se quiere desprender de las acciones que se tienen en cartera. Las opciones se pueden asemejar a contratos de compañías de seguros. El que compra el call (opción de compra) le transfiere el riesgo de que el activo baje al que vende el call. Por lo tanto, el que lo vende, actúa como una compañía de seguros, aunque cobrando una prima para asumir ese riesgo y en cualquier momento puede desarmar la estrategia si ve que el mercado se da vuelta y adopta una tendencia alcista (recompra los lotes vendidos).

La compra con lanzamiento cubierto como protección también suele ser un negocio de tasas de interés, dado que al igual que el mercado de futuros del dólar, existe un rendimiento implícito detrás. Como las fechas de vencimiento son dispares entre activos y países, siempre se las anualiza. Pero si se devenga una tasa de interés, sujeta claro está a un riesgo de precio, hay que tener en cuenta que la cobertura es parcial: es mejor que tener la acción solamente si se persigue ese objetivo, pero la operación bien puede transformarse en un rendimiento negativo.

Por otro lado, también se puede comprar una opción de venta (put), que nos da el derecho pero no la obligación de vender un determinado activo a un determinado precio en una fecha establecida en el futuro. El vendedor tiene la obligación de comprar el activo en la fecha acordada y al precio acordado si el comprador decide ejercer la opción. Si el mercado baja y la opción se puede ejecutar, al vencimiento vendo mis acciones al precio estipulado de antemano, con una ganancia respecto al precio de mercado de ese momento. Es una estrategia claramente defensiva.

En resumen, en un mercado errático y con una ligera caída esperada, si es que no se optó por los dos primeros puntos (vender los activos y quedarse cash, o dirigir la cartera hacia sectores más defensivos) es vender calls o comprar puts y proteger nuestra cartera.

Es importante aclarar que las recomendaciones que se puedan dar en esta columna están sujetas a los distintos perfiles de riesgo de cada inversor en particular, por lo que es aconsejable siempre asesorarse con su oficial de cuenta antes de tomar cualquier decisión.

 

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