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¿Hay una burbuja de Apps.?

DROBLO - Jueves, 13 de Octubre

Aunque ya en el siglo pasado muchos tenían ordenador personal en casa, especialmente para jugar, la popularización del ordenador personal en España llegó de la mano de internet y  se inició en algunas oficinas. Muchos empezamos a disfrutar de la red en el trabajo porque era raro que tuviéramos un PC en casa y mucho menos que navegáramos porque cada vez que lo intentábamos costaba bastante tiempo y dinero. Y de repente, en pocos años algo que era tan raro se convirtió en lo más normal del mundo y desde que empezaron a usarse los dispositivos móviles para acceder a internet raro es el español que no se conecta a diario o que incluso nunca deja de estarlo. En todo este proceso muchísimas empresas han fracasado siendo lo más famoso la sucesión de quiebras acaecidas a partir del desplome bursátil de las “.com” en el 2000. Aquello ocurrió porque se sobrevaloraron las “visitas” a las páginas cuando, cual si fuera una tienda física con unos grandes escaparates pero que nunca vendiera nada, la gente no estaba preparada para gastar dinero en la red. Yo recuerdo que la primera vez que abrí una cuenta de mail pensé que el servicio sería gratuito para acostumbrarnos a todos a usarlo y luego cobrarnos por ello. Me equivoqué y ahora hay servicios de todo tipo que podemos disfrutar sin pagar por ellos. Sí, nos gastamos más en aparatos y en la factura de nuestra operadora telefónica pero lo que es en contenidos y servicios, podemos no gastar nada y aún así tener mucho. ¿Es un modelo sostenible?

Precisamente el otro día un forero se preguntaba lo mismo, ¿cómo es posible que haya tantas aplicaciones gratuitas y ganen lo suficiente como para gastar en anuncios de TV para ofrecerlas? Y está pasando, desde juegos populares como el Candy Crush a formas de comunicación como el Whatsapp pasando por servicios muy útiles como el Google Maps, detrás hay un gasto en programación y mantenimiento que, aparentemente, no les merece la pena. No es lo mismo que cuando varias webs empezaron a ofrecer cuentas de mail gratuitas hace casi dos décadas, entonces intentaban amarrar a potenciales clientes y la mayoría fracasaron. De aquella época apenas queda(ba) Yahoo. Pero las aplicaciones actuales –con alguna salvedad como las de Google- no suelen ofrecer nada más que un producto gratuito y aunque suelen intentar que nos gastemos dinero en alguna mejora (¿pagar por vidas en algún juego?) dudo que obtengan muchos ingresos de ello. Entonces, ¿Cuál es su base financiera? Bien, hay que distinguir las que viven sobre todo de la publicidad que vemos (Facebook es el mejor ejemplo) y las que viven básicamente de tomar información de nosotros con la que ofrecernos publicidad que en muchas ocasiones ni siquiera somos conscientes que lo es.

¿Quién no ha navegado buscando un billete de avión a un determinado sitio y de repente en los días siguientes todo son banners relacionado con ello? El otro día me enseñaron esta webhttp://webkay.robinlinus.com/ en la que si entras aprendes lo que cualquiera con unos conocimientos mínimos puede saber de ti sólo por entrar en un link. Ya hay estudios que demuestran que las marcas pueden predecir comportamientos de los consumidores por losvideos que miran. Y aparte de lo inquietante que resulta, en mi ignorancia me sigue resultando insuficiente su rentabilidad económica como para que “la red” ofrezca tantos servicios gratuitos. Quizás el efecto de la publicidad dirigida que pueden ofrecer sabiendo tanto de nosotros en millones y millones de personas sí que produzca un beneficio tal como para justificar tanta gratuidad pero lo dudo mucho. Sinceramente desconozco la efectividad de todo esto y me da la impresión que estamos en una burbuja de aplicaciones gratuitas similar a la que había en el 2000 con las webs gratuitas.

Cuando alguien crea alguna aplicación con cierto éxito de público, una gran empresa se la compra pagándosela bien ¿Cuánto durará eso? No lo sé pero sí está claro que el conocernos tanto tiene algún valor y las compañías que mejor rentabilicen ese conocimiento sobrevivirán. Y la banca tradicional tiene miedo a Google y a Facebook (todos deberíamos tenerles un poco) porque conocen muy bien a cientos de millones de personas y además tienen la suficiente solidez financiera como para empezar a ofrecer servicios bancarios a medida de clientes de los que saben casi todo. Y los tipos de interés negativos, la progresiva desaparición del dinero físico y la desconfianza hacia el sistema bancario tradicional animan a ese posible cambio. ¿Es ese el objetivo último de todo esto, quedarse con el negocio de la banca? Podría ser…

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