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Informe

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 15 de Febrero

Pienso que a pesar de la escasa publicidad que se le ha dado es muy clarificador. Las conclusiones, pienso, son claras: - En la mayoría de bienes y servicios la competitividad española se sustente en precios bajos, por lo que los costes deben permanecer bajos, y dentro de esos costes, y debido al reducido valor añadido de lo fabricado en España, el factor trabajo tiene un especial peso por lo que los salarios deben ser bajos.

- Los salarios deben evolucionar en paralelo a la productividad, pero como los trabajadores nada pueden hacer respecto a ella porque depende de la inversión y de la organización y estos son elementos sobre los que no tienen influencia, y el reducido valor de lo fabricado en España compensa en muy pocos casos invertir para mejorar la productividad, los salarios van a evolucionar muy escasamente al alza.

A partir de aquí es obvio lo que puede deducirse: bajos salarios supone bajo nivel de consumo y baja capacidad de endeudamiento en un escenario en el que la solvencia es esencial por lo que lo es la vigilancia, lo que supone que las exportaciones continuarán siendo esenciales, por lo que la competitividad no deberá empeorar, lo que lleva a tener que mantener salarios bajos.

La segunda derivada son reducidos niveles de recaudación fiscal en un entorno en el que España debe reducir el déficit lo que anticipa recortes de gasto público, y bajos niveles de ingresos en la Seguridad Social, lo que adelanta ‘pérdida de poder adquisitivo’ de las pensiones.

Un panorama en el que destaca, para la mayoría, el subempleo, la pobreza y las carencias estructurales.

España es eso, de hecho siempre ha sido eso; lo que sucede es que en ciertos momentos se quiso hacer creer a la ciudadanía otra cosa.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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