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¿Es inevitable la Tercera Guerra Mundial?

Germán Gorraiz-Analista - Martes, 19 de Marzo

El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán más raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan". Con ello se anticipa en casi un siglo al final de la escalada nuclear que tuvo su punto de inflexión en la Crisis de los Misiles de Cuba y que culminó con la firma por Kennedy y Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962) y la implementación de la Doctrina de la Coexistencia Pacífica, continuando el estigma de la Guerra Fría hasta finales del siglo XX con la caída del Muro de Berlín.

¿Es inevitable la Tercera Guerra Mundial?

El eje anglo-judío estaría preparando un triple escenario bélico que abarcaría prácticamente la totalidad de la cartografía terrestre y que se desencadenaría de modo simultáneo en el verano del 2024, quedando América Latina como islote en un océano borrascoso. El objetivo confeso de los globalistas encabezados por Soros y la Open Society Foundation (OSF) sería la implementación del Nuevo Orden Mundial (NWO), que implicaría la recuperación del papel de EE. UU. como gendarme mundial siguiendo la Doctrina Brzezinski.

Zbigniew Brzezinski, en su libro «Entre dos edades: El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica» (1.971), indica que «ha llegado la era de reequilibrar el poder mundial, poder que debe pasar a manos de un nuevo orden político global basado en un vínculo económico trilateral entre Japón, Europa y Estados Unidos». Dicha doctrina implicaría el sometimiento de Rusia y China e incluiría la posibilidad de un ataque nuclear preventivo por parte de EE. UU. utilizando misiles Trident II contra objetivos vitales rusos y chinos en el supuesto de declararse la Tercera Guerra Mundial.

Sin embargo, el aislacionismo trumpiano sería un misil en la línea de flotación del complejo militar-industrial que tiene perfilado para el próximo quinquenio la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial mediante un incremento extraordinario de las intervenciones militares estadounidenses en el exterior para recuperar la Unipolaridad en el tablero geopolítico global. Así, el candidato republicano Donald Trump, aseguró en sus redes que «nunca hemos estado tan cerca de la III Guerra Mundial» y que debe haber un «compromiso total para desmantelar el grupo de poder neoconservador globalista responsable de arrastrar al mundo a guerras interminables». Asimismo, en un discurso pronunciado en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el futurible candidato republicano afirmó: «Soy el único candidato que puede hacer esta promesa: evitaré la Tercera Guerra Mundial», al tiempo que denunció la «excesiva cantidad de armamento que circula actualmente en el mundo».

OTAN vs RUSIA

El conflicto ucraniano habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EEUU y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».

En este contexto se incluiría la entrada de Finlandia y Suecia en las estructuras militares de la OTAN y el incremento de fuerzas militares con 4 nuevos batallones desplegados en la frontera europea con Rusia y la réplica por parte rusa con la instalación en Bielorrusia de misiles Iskander-M dotados de ojivas polivalentes así como misiles antiaéreos S-40 siguiendo la dinámica de la Guerra Fría (acción-reacción).

Sin embargo, la pérdida del control del congreso por los demócratas tras las elecciones intermedias de noviembre, supuso el finiquito a la ayuda armamentistica a Ucrania y una creciente ola de desafección política respecto de Zelensky que abarcaría todo el espectro político estadounidense. De lo anterior, se deduce que una victoria republicana en noviembre del 2024 representaría el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder, la firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia. 

Ello supondría el final del sueño obsesivo de los globalistas encabezados por Soros y la Open Society Foundation (OSF) de conseguir la balcanización de Rusia, «la ballena blanca que los globalistas llevan décadas intentando cazar». Al estar EE. UU. inmerso en la campaña electoral para las Presidenciales de Noviembre, Francia, Polonia y Reino Unido serían el tridente elegido por los globalistas para implosionar el frente ucraniano la próxima primavera y provocar la posterior entrada de la OTAN en un conflicto abierto con la Rusia de un Putin reelegido hasta el 2030.

EE. UU. vs OCS

El objetivo inequívoco del Pentágono sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tajikistán) a los que se agregaron posteriormente Uzbekistán, India, Pakistán e Irán y sería junto con los países del ALBA el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña. 

Dicha organización se habría visto fortalecida tras la visita a Moscú del ministro de Defensa chino, Li Shangfu en la que calificó de «estratégicas las relaciones militares rusochinas al tiempo que recalcó la necesidad de una estrategia de seguridad alternativa a la OTAN», simbolizada en la OCS. China es plenamente consciente de que el acuerdo estratégico entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, conocido como AUKUS, simboliza un cambio en la cartografía geopolítica mundial al desplazar al escenario atlántico por el indo pacífico como epicentro del pulso geopolítico entre EE. UU. y China. 

Así, el objetivo de EE. UU. sería establecer un arco de crisis nuclear alrededor de China que abarcaría desde la Cachemira india hasta Japón, pasando por Corea del Sur y Filipinas y cerrando el arco con Nueva Zelanda y Australia para disuadir a China de su aventura de dominar el Mar de China, no siendo descartable un ataque nuclear preventivo de EE. UU. utilizando misiles Trident II contra objetivos vitales chinos en caso de intento chino de ocupar Taiwan. 

¿Nueva guerra en Oriente Medio? 

La invasión de Gaza por Israel sería tan solo la punta del iceberg de un acuerdo secreto alcanzado entre Biden y Netanyahu en su esfuerzo por evitar la celebración de nuevas Elecciones en las que se antoja claros perdedores. Según dicho Plan, Israel y EE. UU. procederán a la desestabilización del Líbano e Irán por métodos expeditivos, lo que se traduciría en el inicio de un gran conflicto regional que marcará el devenir de la zona en los próximos años y que sería la tabla de salvación para Biden al suspenderse las previstas Elecciones de Noviembre en EE. UU. y para Netanyahu quien lograría esquivar los juicios pendientes y la posible acusación de crímenes de lesa humanidad contra la población gazatí.

Dicho conflicto podría involucrar a las tres superpotencias (EE. UU., China y Rusia) contando como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Siria, Egipto, Jordania, Irak, Arabia Saudí e Irán) y abarcaría el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Israel, Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia con el objetivo confeso de diseñar la cartografía del Nuevo Oriente Medio favorable a los intereses geopolíticos de EE.UU., Gran Bretaña e Israel.

En resumen, mis dirigimos hacia un triple escenario bélico que abarcará prácticamente la totalidad de la cartografía terrestre y que se desencadenará de modo simultáneo en el verano del 2024, conflagración mundial de consecuencias imprevisibles para la especie humana y el futuro del planeta.

Germán Gorraiz López- Analista 




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