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La crisis migratoria atraviesa la Unión Europea

Dembik Christopher / Saxo Banque France Francia - Viernes, 22 de Julio

La crisis migratoria fue uno de los temas más importantes de la campaña para el referéndum del Reino Unido. Probablemente sea el riesgo más importante al que se enfrenta la Unión Europea desde la crisis de deuda soberana, y la más subestimada por los inversores. En los últimos 15 años, Europa experimentó tres oleadas migratorias.  La primera de Europa Central y Europa del Este a comienzos de los años 2000, tras la ampliación de la Unión hacia el Este, y la segunda vino del sur de Europa después de la crisis económica reciente. Estas dos olas han tenido un impacto económico neto positivo ya que los inmigrantes europeos ocuparon los empleos de baja cualificación en el norte de Europa. La ola actual viene del Oriente Medio y África, y posee dos características específicas: son principalmente inmigrantes musulmanes que se escapan de las zonas de guerra (Siria, Iraq, Afganistán, etc.). 


Esta crisis claramente plantea un desafío al funcionamiento de las instituciones europeas que se basan en el consenso y divide estados europeos. A los efectos de establecer una política inmigratoria unificada, la UE propone una cláusula punitiva de compensación financiera que se aplicaría a los estados miembro que rechazan inmigrantes. Ciertamente, es la peor opción de política. Al actuar como un cuco, la UE acentúa la crisis institucional de la Unión y amplía la brecha entre la opinión pública de los países de Europa Central y Europa del Este y la propia Unión.
Economía básica
En teoría, la crisis migratoria representa una oportunidad económica para Europa. El modelo económico de posguerra basado en una fuerza laboral importante que paga impuestos altos para financiar servicios para los jóvenes y los ancianos está siendo desafiado por el cambio demográfico. Se prevé que la mano de obra disminuya, ya que la tasa de fertilidad de reemplazo se mantiene por debajo de los 2,1 nacimientos por mujer en todos los países de la UE, excepto Francia, y a medida que los baby boomers se retiran. De acuerdo con Eurostat, la fuerza laboral de la UE caerá en una tasa media anual del 0,4 % a partir del 2020.
Existen principalmente tres soluciones para contrarrestar la caída de la fuerza laboral. La primera es promover beneficios parentales generosos, como los países nórdicos, Francia y Polonia. El éxito de las políticas familiares está en la capacidad del estado de financiarlos en el largo plazo, que es incierta dado el ya elevado gasto público en la mayor parte de los estados europeos. El ejemplo de Suecia subraya los límites de esta estrategia. En 1988, el país decidió realizar esfuerzos financieros significativos para respaldar a las familias. En dos años, la tasa de fertilidad aumentó pronunciadamente, pero el efecto no perduró, y retornó prácticamente al nivel inicial cuando el gobierno se vio forzado a cortar el gasto por el deterioro de la situación económica.
La segunda solución es aumentar la edad de jubilación, que se encuentra entre los 60 y 65 años en la mayoría de los países europeos, pero que aumentará gradualmente a los 67. Este proceso puede estar acompañado por una reducción en el tamaño de las pensiones. Esta estrategia económica no puede ser efectiva por sí sola, y se enfrenta a la oposición de parte de la población, algunos partidos políticos y los sindicatos. La tercera solución es implementar una política de inmigración de puertas abiertas. 
En principio, la llegada de nuevos trabajadores llenará los puestos desocupados, y contribuye a aumentar la demanda doméstica nominal, que creará un círculo virtuoso de crecimiento y mayor creación de empleos. Además, nuevos trabajadores ampliarán la base impositiva, mejorando la situación fiscal de los estos estados y permitiéndoles buscar políticas sociales generosas. La afluencia de inmigrantes tiene sentido económico para Alemania. 
De acuerdo con los pronósticos europeos, el país podría perder 10 millones de personas entre 2020 y 2060, lo que tendría un impacto negativo en el posible crecimiento del PIB a partir de dicha fecha. Esto explica por qué Alemania decidió recibir a los inmigrantes de brazos abiertos. Esto también tendría sentido en el largo plazo para países de Europa Central y Europa del Este, así como algunos países del sur, tal como Grecia, España y Portugal.
La situación es especialmente crítica para Polonia, ya que su población podría disminuir un 15 % en las próximas cuatro décadas. Paradójicamente, Polonia es uno de los oponentes más virulentos a la inmigración de trabajadores extranjeros. No obstante, optar por la inmigración es menors relevante para Francia, Finlandia y el Reino Unido, donde la demografía continúa siendo un factor de crecimiento importante.
Empleo y productividad
La teoría económica generalmente difiere bruscamente de la realidad. Bajo la decisiva influencia de Alemania, Europa ha favorecido la inmigración en masa en lugar de la inmigración selectiva, como es el caso de Australia, por ejemplo. Esta elección tendrá al menos dos consecuencias importantes.
La migración ayudará a resolver el problema del envejecimiento de Europa siempre que la integración cultural y laboral de los inmigrantes tenga éxito. El empleo de los inmigrantes sigue en duda. Por el trauma ocasionado por la guerra, es posible que muchos inmigrantes no consigan empleo de inmediato, y podrían ser una carga financiera para los países anfitriones por más tiempo de lo previsto.
A su vez, la crisis migratoria probablemente apresure la caída de las tasas de crecimiento de la productividad laboral de la UE, cuya ralentización se aceleró desde comienzos de los 1990, y esto afecta a todos los países europeos. Hoy en día, el principal problema de la economía del viejo continente no es la competitividad, sino la productividad. La mano de obra inmigrante de bajo coste puede frenar a las empresas de innovar y automatizar la producción, que es crucial para los países del sur de Europa. Además, el dinero gastado para integrar a los inmigrantes podría ser a costa de mejorar las habilidades de toda la fuerza laboral. Es simplista pensar que la inmigración podrá detener el declive económico de Europa.
El otro referéndum
No hay razones para esperar una solución al tema de la crisis migratoria y una cláusula punitiva de compensación financiera este verano. La Unión Europea estará muy ocupada lidiando con el Brexit y su impacto durante las próximas semanas. La forma en que funciona la UE no ha cambiado: Los líderes europeos evitan lidiar con los problemas durante el mayor tiempo posible y llegan a acuerdos provisionales en el último momento, que no soluciona nada. Es una historia sin fin. Esto fue lo que sucedió con Grecia y el sector financiero italiano. Y esto es lo que está sucediendo hoy con los inmigrantes.
El referéndum en Hungría planificado para más adelante este año sobre si el país debería aceptar los cupos obligatorios de la UE para reubicar a los inmigrantes puede sacudir las bases de Europa una vez más. Si el voto por el "no" ganara, no se asegura que Europa respete el voto de los ciudadanos. Todos recordamos la reacción de la UE cuando el voto por el "no" ganó en el referéndum del 2005 en Francia sobre la constitución europea. Obviamente, aún es demasiado pronto para predecir qué sucederá. Pero nada es seguro: es muy probable que otros países sigan el ejemplo de Hungría, en especial Polonia, los países del Báltico y Austria.
Solíamos decir que Europa avanza en tiempos de crisis. Desafortunadamente, ya no parece ser así, a la luz de las tímidas reformas de la UE en los últimos años. Europa parece estar más dividida que nunca. La mala administración de la crisis migratoria y la lentitud económica promueven el populismo en todo el continente. El resultado de las elecciones presidenciales en Austria, donde el candidato de extrema derecha casi gana y el inesperado resultado del referéndum del Reino Unido son dos advertencias serias para Bruselas. Si Europa no puede solucionar el problema de los inmigrantes y no logra reconectarse con la población, el populismo inevitablemente se extenderá.
 




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