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La salida de Gran Bretaña de la UE provocaría un gran cambio de paradigma macroeconómico

Philippe Waechter, Yves Maillot y Philippe Berthelot, de Natixis AM - Martes, 31 de Mayo

El 23 de junio de 2016 se celebrará el referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea. Mientras se intensifican las campañas en contra y a favor, los expertos de Natixis Asset Management han analizado el impacto macroeconómico y las consecuencias para los mercados financieros de ambas alternativas. Su análisis indica que la salida de Gran Bretaña de la UE provocaría un cambio de paradigma de grandes proporciones en Europa, tanto en el plano político como en el económico.

Un gran reto para Europa

 

Según Philippe Waechter, Economista Jefe de Natixis AM, el referéndum suscita muchas preguntas sobre las consecuencias económicas y políticas para Gran Bretaña, pero también para toda la Unión Europea. «El referéndum se celebrará en una coyuntura preocupante en Europa, que no consigue recuperar la dinámica de crecimiento y expansión que imperaba antes de la crisis de 2008 y que se traduce en altas tasas de desempleo, lo que, a su vez, genera un riesgo de inestabilidad social y política», explicó. Aunque la decisión del electorado británico es fundamentalmente política, tendrá una gran repercusión económica.

La salida de Gran Bretaña de la UE crearía importantes dificultades a las empresas internacionales domiciliadas allí. Las inversiones que se realizan en Gran Bretaña obedecen principalmente a la flexibilidad de la economía británica y su acceso directo al mercado único, un marco que quedaría alterado con la salida del país de la UE y el consiguiente cierre, al menos temporalmente, del acceso a dicho mercado único. La consecuencia podría ser, por tanto, una congelación de la inversión directa en Gran Bretaña mientras se evalúan los avances de las negociaciones con la Unión Europea. Sin embargo, «el resultado de estas negociaciones es muy incierto —añadió Philippe Waechter—. Si el Reino Unido quiere limitar las consecuencias de su salida de la UE para el comercio y, por ende, para la economía y el empleo, tendrá que crear un nuevo modelo, lo que llevará tiempo y será perjudicial para el tejido económico del país».

El sector financiero, que supone alrededor del 10 % del PIB británico, también se vería enormemente afectado. El cambio de marco derivado de la salida del país de la UE limitaría la capacidad del sistema financiero británico para acceder a estructuras financieras en la zona euro. La City londinense podría perder una gran parte de la actividad de negociación que realiza en euros. Además, cabe esperar una importante salida de europeos afincados en Londres. Este hecho podría tener una gran trascendencia, ya que, aparte de la actividad estrictamente bancaria, la estructura demográfica cambiará y penalizará la propia dinámica de la economía de Londres y, por tanto, del Reino Unido.

Estos elementos relacionados con la economía tendrán una repercusión aún mayor en el plano político. El Reino Unido tendrá que negociar solo cuestiones políticas y estratégicas en el ámbito internacional, ya no tendrá el apoyo y respaldo de la UE en las conversaciones. Su peso político podría resentirse ciertamente.

 

 

Al mismo tiempo, la salida de Gran Bretaña constituiría un importante factor de inestabilidad para la Unión Europea, ya que daría al traste con la percepción de irreversibilidad que ha prevalecido desde los inicios de la integración europea. «Mientras que hace un año, la posible salida de Grecia era de naturaleza punitiva, en el caso de Gran Bretaña la interpretación sería del tipo “Ya no quiero vivir contigo”», añadió Philippe Waechter. «Es un mensaje mucho más fuerte y podría animar a otros países a dejar la Unión Europea». La salida de Gran Bretaña podría verse, por tanto, como una oportunidad para cambiar radicalmente la forma, el ámbito y la dinámica de la Unión Europea. «Por eso es crucial una iniciativa política, con independencia de que se materialice la salida de Gran Bretaña. Aunque Gran Bretaña vote a favor de la permanencia en la UE, es de esperar que los europeos tomen medidas para fortalecer la dinámica de la región a la vista del fuerte riesgo de ruptura sufrido. De nuevo, los británicos han actuado como el acicate que se necesitaba para reforzar la integración europea», concluyó Philippe Waechter.

 

Las bolsas europeas podrían sufrir volatilidad

 

Las bolsas europeas parece que todavía no se han visto afectadas por la posibilidad de que Gran Bretaña abandone la UE. «Las bolsas dan muestras de indiferencia y no hay pruebas de que los mercados financieros de Londres estén registrando un mal comportamiento general», explicó Yves Maillot, responsable de Renta Variable Europea de Natixis AM. «Sin embargo, durante las últimas semanas hemos observado claramente un mejor comportamiento relativo de las empresas británicas orientadas al mercado interno frente a sus homólogas exportadoras y expuestas a los mercados internacionales debido a la depreciación de la libra esterlina, que se ha dejado alrededor de un 12 % frente al euro durante los últimos seis meses».

Según Maillot, la salida de Gran Bretaña de la UE provocará una situación especialmente difícil para los bancos británicos, que están muy centrados en su mercado nacional, así como para los mercados financieros y la industria financiera en general. «De hecho, la industria financiera británica dejaría de beneficiarse de los “pasaportes europeos” que le permiten vender sus servicios libremente dentro de la Unión, a pesar de que el 75 % del negocio de banca de inversión y financiación de Europa está en Londres. En este caso, es muy probable que asistamos a un traslado de estructuras. Del mismo modo, algunos bancos extranjeros cuya actividad sea muy sensible a lo que ocurre en el Reino Unido (PIB, volumen de préstamos) están en una posición delicada», apuntó Yves Maillot.

En general, si se materializa la salida de Gran Bretaña, las bolsas europeas podrían sufrir una sacudida cuya magnitud resulta difícil de estimar (del 5 % al 10 % o más) a la vista del probable impacto macroeconómico y los lazos comerciales entre el país y la UE. El enfoque mucho más cauto de los inversores internacionales en lo que respecta a Europa (los flujos en los fondos de bolsa europea fueron negativos en febrero) es la primera manifestación tangible de este riesgo. «La permanencia del Reino Unido en la UE sería un verdadero alivio para los mercados», concluyó Yves Maillot.

 

Reacciones fuertes y divergentes en la renta fija

 

En los mercados de bonos, la salida de Gran Bretaña de la UE se considera como la mayor amenaza desde la crisis de deuda pública en la zona euro. «Hasta el momento, la reacción de los mercados de bonos ha sido variopinta: o bien han hecho caso omiso al riesgo de salida, como ha ocurrido en los mercados de deuda pública británica o deuda corporativa, o bien lo han descontado con fuerza, a juzgar por la fuerte ampliación de los diferenciales de los bancos británicos y los CDS de deuda pública, o la caída de la libra», explicó Philippe Berthelot, responsable de crédito de Natixis AM. Sin embargo, la salida de Gran Bretaña traería consigo un enorme incremento de la incertidumbre, lo que elevaría la volatilidad y, por consiguiente, reforzaría la intolerancia al riesgo, algo que, a su vez, afectaría a las primas de riesgo de todas las clases de activos. «El Reino Unido, que atendiendo a varios indicadores (como su déficit doble) está en peor situación que Grecia, vivirá un momento decisivo del que no escaparán indemnes sus vecinos europeos», añadió Philippe Berthelot. Además de la depreciación de la divisa (GBP), habrá consecuencias en los tipos (a corto y largo plazo) y para todos los títulos de deuda corporativa emitidos en el Reino Unido. «Si triunfan los partidarios de la permanencia en la UE, la moneda recuperaría el terreno perdido durante los últimos seis meses y los bonos de los bancos británicos ofrecerían excelentes oportunidades», concluyó este experto.




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