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La “sensatez” proyecta una larga y distorsionada sombra sobre todo

Carlos Montero - Miercoles, 08 de Julio

Hace unos días recibí el correo de un amigo mío en el que me mostraba su enorme preocupación por las enormes pérdidas que ha sufrido en bolsa durante este año. Dado que los mercados de valores han rebotado sensiblemente desde los mínimos de marzo, y las caídas anuales, aun siendo fuertes, están lejos de considerarlas un crash de mercado, le pregunté qué porque esas pérdidas eran “enormes”.

El hecho es que mi amigo, vendió a finales de 2019 un inmueble que había heredado, y obviando todo criterio de prudencia, invirtió todo su dinero en los mercados de valores. Y lo que es peor, lo hizo en valores de mediana y pequeña capitalización que un “analista experto” amigo suyo, le había recomendado porque tenían “un fuerte potencial alcista”. Lo demás se lo pueden imaginar.

El hecho es que la frase “no ponga todos los huevos en la misma cesta” se ha popularizado porque es un buen consejo. Por fortuna, la mayoría de nosotros seguimos ese consejo, ¿pero por qué?

Ponerlo todo en juego parece demasiado arriesgado. Intuitivamente, comprendemos que apostarse todo a una carta puede tener un horrible final, reduciendo nuestras futuras opciones y posibilidades.

Las teorías económicas generalmente atribuyen ese comportamiento cauto a la psicología. Los seres humanos tienden a la "aversión al riesgo", aunque unos más que otros (mi amigo es de los otros). Pero hay un error fundamental en esta forma de pensar que sigue siendo mayormente desconocida - a pesar de que proyecta una larga y distorsionada sombra sobre todo, desde la teoría de carteras a la macroeconomía y a la regulación financiera. La economía, siguiendo a Pascal, todavía no ha enfrentado de manera franca el problema del tiempo.

Cualquier persona que se enfrenta a situaciones de riesgo - y eso es básicamente todo el mundo - tiene que manejar bien estos riesgos, en promedio y en base al tiempo, con una cosa sucediendo después de la otra. El genio seductor del concepto de probabilidad es que elimina este aspecto de la historia, y estima el promedio de un solo juego con dos resultados. Imagina el mundo dividido con específicas probabilidades en dos universos paralelos, una cosa sucediendo en cada uno. El valor esperado no refleja un promedio en el tiempo, sino posibles resultados considerados fuera del tiempo.

Esto es tan familiar que la mayoría de nosotros lo tomamos como el método obvio de razonamiento. Eso es un error. Como el físico Ole Peters, del Laboratorio de Matemática de Londres ha demostrado en varios estudios, los promedios en un periodo de tiempo y los resultados probables no son lo mismo, ofreciendo una guía peligrosamente engañosa a las decisiones de riesgo. Incluso en ausencia de aversión al riesgo, puede haber razones matemáticas sólidas para no estar dispuesto a asumir apuestas o proyectos, a pesar de que los pagos esperados sean tremendamente positivos, porque la realidad muestra que los resultados reales están sensiblemente por debajo de lo predicho.

Pues bien, el supuesto de la igualdad de estas diferentes medias –técnicamente conocida como la hipótesis “ergodicity”-, se considera un hecho en la mayor parte de la economía contemporánea. Esto hace más fáciles las matemáticas de la teoría de carteras, que influye en un incontable número de inversores, y del diseño de regulaciones para situar los riesgos financieros a niveles aceptables. Por desgracia, este error subestima sistemáticamente los riesgos prevalecientes.

También puede estimular las ideas demasiado optimistas acerca de la capacidad de una economía para recuperarse de una crisis. Por ejemplo, los que apoyan las políticas de austeridad fiscal creen que las empresas, en la búsqueda de maximizar sus beneficios, naturalmente impulsarán la economía de vuelta a un crecimiento constante. La economía se girará si las empresas y los individuos tienen la confianza de que sus inversiones se verán recompensadas. Si ese es el caso, ¿por qué las empresas no invierten a nivel mundial cuando las tasas de interés están en mínimos históricos? ¿Qué les impide hacerlo?

La respuesta es obvia: Los serios riesgos bajistas que provoca la reticencia de la sensatez, si se vive en el mundo real, donde el tiempo es importante.

Este tipo de comportamiento es, de hecho, razonable en esta “recesión de balance” –término acuñado por el jefe de investigación de Nomura Richard Koo, para describir lo que sucede después que estallan grandes burbujas de activos, dejando a las empresas sumidas en sus deudas, con los activos menos valorados que sus pasivos. Las bajas tasas de interés no van a alentar a los préstamos, porque las empresas necesitan pagar sus deudas, y hay un enorme miedo a un nuevo estallido financiero.

Desafortunadamente, los errores de los análisis integrados dentro de la base de estas teorías, pueden convertirse en errores de intuición para millones de personas educadas en ellas. Es irónico –y un poco alarmante-que gran parte de nuestro pensamiento sigue estando fundado en aspectos de las ideas de Pascal que todavía están en gran parte inexploradas.

Fuente: Propia, Mark Buchanan.




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