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La testosterona es mala consejera en los mercados de valores

Carlos Montero - Miercoles, 18 de Octubre

Hace unos meses traje a estas páginas un estudio científico universitario en el que se relacionaba los altos niveles de la hormona del estrés (cortisol) en los traders financieros, con los malos resultados cosechados por estos. El estudio concluía que había una fuerte relación inversa entre el nivel de cortisol y los resultados financieros: A mayor nivel de cortisol, peor los resultados.

En esta ocasión les muestro un doble estudio ciego sobre operadores masculinos a los que se les suministró testosterona (grupo de estudio), y placebo (grupo de control). Este estudio ha sido dirigido por Amos Nadler de la Universidad de Western Ontario, Peiran Jiao de la Universidad de Oxford, Paul Zak y Veronika Alexander del Centro de Estudios de Neuroeconomía de la Universidad Claremont Graduate y Cameron Johnson del Instituto de Comportamiento de la Salud de Loma Linda. Veamos en que consistía el experimento:

Los investigadores dividieron a los comerciantes en dos grupos, uno recibió testosterona y el otro recibió un placebo. Luego, los autores analizaron cuidadosamente el comportamiento inversor posterior en los dos grupos.

Los investigadores encontraron que los inversores que recibieron testosterona aumentaron la frecuencia de sus operaciones y estaban más dispuestos a pagar un precio más alto por las acciones que les gustaban. Los investigadores notaron que mientras el grupo de placebo era más cauto, intentando comprar bajo y vender alto, el comportamiento comercial del grupo de testosterona estaba motivado por una mentalidad de "comprar alto, vender más alto".

Además, en las simulaciones comerciales que realizaron los investigadores, las operaciones del grupo de testosterona generaba más burbujas de precios que el grupo de placebo, y la sobrevaloración persistía durante más tiempo.

Los investigadores concluyeron que los traders a los que se les suministró testosterona eran más propensos a atribuir las ganancias a sus habilidades que a la suerte, por lo que su exceso de confianza los condujo a comportamientos de mayor riesgo. Si esos comportamientos funcionaban, los traders ganaban en confianza y estaban dispuestos a asumir aún más riesgos. Cuanto más tiempo continuaba este ciclo, mayores fueron las pérdidas cuando la suerte cambió.

Para contrarrestar este comportamiento inducido por la testosterona y el exceso de confianza, el profesor Nadler aconseja implementar períodos de “enfriamiento” que interrumpan los ciclos de retroalimentación excepcionalmente positivos, y devuelvan el enfoque a las valoraciones fundamentales de los activos. Esto reducirá la posibilidad de que la toma de decisiones sea sesgada.

Es interesante este análisis precisamente en estos momentos, donde el nivel de confianza de los inversores ha llegado a niveles extremos, y las bolsas, sobre todo en EE.UU., hacen máximos tras máximos. Según este estudio, estamos en un proceso de retroalimentación de confianza, lo que llevará de forma ineludible a fuertes pérdidas en los mercados, a no ser que entremos en un periodo de enfriamiento. Personalmente, no creo que ese periodo vaya a suceder.




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