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La zona euro no está al borde del colapso… todavía

Carlos Montero - Miercoles, 08 de Julio

Si la zona euro se deshace en las próximas semanas, será causa de la estupidez y el pánico, no por Grecia. No hay absolutamente ninguna razón para que toda la zona euro colapse debido a Grecia, y no hay razón para asumir que así será o siquiera nos acerquemos a esa situación.

Una mayoría considerable de griegos votaron el domingo rechazar las condiciones de rescate onerosas exigidas por los acreedores europeos. Más del 60 por ciento de los que fueron a las urnas siguió la recomendación del primer ministro Alexis Tspiras y hacer frente a años de austeridad. 

Los mercados financieros han dado su primer veredicto castigando a los activos de riesgo como la deuda periférica y las acciones y saliendo del euro.

Ya se han alzado reputadas voces financieras advirtiendo de un desplome de las Bolsas. En un infinitesimalmente pequeño número de situaciones, esas voces están en lo cierto; el resto del tiempo no. Prestar atención a los grandes gurús exclusivamente casi siempre es una receta para una toma de decisiones espectacularmente equivocadas, a excepción de una en décadas. Este podría ser el caso, pero lo dudo.

"¿La situación en Grecia pone realmente en peligro la economía de EE.UU. de 17 billones de dólares? ¿Afecta a una gran parte de los 3 mil millones de chinos e indios que intentan pasar a formar parte de una cada vez mayor clase media? ¿Afecta a la forma en la que cientos de millones de africanos que se extienden desde Nigeria a Kenia gestionan sus movimientos económicos en el futuro? No, no y no, dice Zachary Karabell de Envestnet.

"La votación griega es importante para el futuro económico de Grecia. Y puede dañar las economías de sus vecinos. Pero Grecia es un pez pequeño que se hace más grande sólo por el simbolismo y las malas decisiones colectivas de la zona euro.

La única señal financiera que importará en las próximas semanas es el precio de la deuda soberana de Italia y España. Si los rendimientos de los billones de dólares en deuda de estos países comienzan a subir con fuerza y rápido, es decir por encima del 3,5 por ciento en las próximas dos semanas en comparación con el nivel actual de poco más del 2 por ciento, entonces eso podría, podría ser la señal de que los temores sobre Grecia son válidos. Tal medida podría representar una falta de confianza mucho más profunda en el futuro de la moneda única, que a su vez tendría consecuencias inquietantes para el precio de la mayoría de los activos financieros en todo el mundo, incluidos los bonos y las acciones estadounidenses.

Incluso ese movimiento, sin embargo, podría ser una función más de los traders de bonos que aprovechan el limitado número de compradores y vendedores para mover rápidamente los precios y obtener ganancias financieras a corto plazo. Eso es precisamente lo que ocurrió en 2009, y de nuevo en 2011. Y España e Italia están mejor preparados para capear esos rendimientos ahora que durante anteriores episodios de inestabilidad.

La diferencia ahora es que el Banco Central Europeo, bajo el mando de Mario Draghi, está participando activamente en un programa agresivo de compra de bonos destinado a apoyar el euro y proporcionar una amplia liquidez de la deuda soberana. El resultado de estas medidas es apoyar los bonos de países como España e Italia en un grado inimaginable. Añadimos a esta mezcla el hecho de que ambas economías no están en absoluto en el estado de crisis anterior y tiene un contexto muy diferente que cuando los rendimientos de esos países se dispararon, causando temores globales sobre el futuro no sólo del euro, sino de todo el sistema financiero mundial.

Las incógnitas sobre lo que sucederá a continuación siguen siendo el mayor reto. Podemos ver un acuerdo en el corto plazo, o a un Gobierno griego que acelera una salida del euro. Los agentes del mercado odian esta incertidumbre, aunque es endémica a la condición humana.

La incógnita más importante es saber la fortaleza de las medidas de contención que se han puesto en marcha. Es fácil decir, como muchos hace, que Grecia podría salir de la zona euro dejando unos efectos negativos mínimos. Que durante los últimos tres años se ha implementado una cuarentena de la deuda griega y sus efectos de contagio. Pero no hay pruebas de funcionamiento en la vida real.

Una cosa es cierta ahora: no se puede pedir a 11 millones de personas que apoyen la perspectiva de un sufrimiento económico sin un final previsible. No importa que el sistema político y económico griego haya sido corrupto durante décadas y que el pueblo griego se lleve la peor parte de eso. En las sociedades democráticas, la gente se rebelará tras cinco años de caída dramática y después de que sólo se ofrezca más de lo mismo.

Hay mucha culpa que repartir, que va desde la rigidez de los acreedores de Grecia hasta la corrupción estructural de la política y las finanzas griegas. Millones de ciudadanos griegos han sufrido y ahora han hablado y exigido que sus necesidades son importantes.

Hasta que los miembros de la zona euro no perciban que los problemas de uno de los miembros son un problema de todos los miembros, el experimento del euro se mantendrá poco convincente, en el mejor de los casos."

 

Fuentes: Zachary Karabell, Envestnet




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