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Las caídas han sido exageradas y los inversores han infraestimado los sólidos fundamentales

Redacción - Lunes, 20 de Octubre

Las caídas de la última semana son la consecuencia de los miedos a un nuevo estancamiento de la economía mundial (algunos medios de prensa mucho más alarmistas hablan incluso de una nueva recesión), según los analistas de Deutsche Bank

La caída de los precios del crudo, los débiles datos de Alemania, la rebaja en las previsiones de crecimiento por parte del FMI, las nuevas presiones deflacionistas, el miedo a la Fed o incluso los primeros contagios de ébola en EEUU y Europa son las principales causas detrás de este pesimismo. El resultado, caídas en las bolsas, volatilidad en las bolsas en niveles de 2012 y nuevos mínimos históricos en la rentabilidad de los bonos de EEUU y Centroeuropa.

A medida que avanza la última parte del año esperamos que vuelva la tranquilidad, y se confirme que la economía mundial impulsará su crecimiento en 2015. La recuperación mundial va seguir dependiendo fundamentalmente de EEUU, donde pese a las exageradas dudas de los últimos días los datos siguen mostrando expansión. La buena noticia es que los bajos precios del crudo han rebajado considerablemente las presiones inflacionistas, lo que añadido a la volatilidad sufrida y a las caídas de Wall Street podrían alejar en el tiempo las potenciales subidas de tipos de la Fed (inicialmente previstas en junio de 2015), algo que es positivo para los mercados. Este es el mensaje que han dado distintos miembros de la Fed en los últimos días, incluso los más reticentes como Plosser, que ha pasado de hablar de que habría que retirar los estímulos más pronto que tarde a decir que las expectativas de inflación están cayendo y por tanto lo lógico es retrasar la retirada de estímulos. Esta semana se conoce el IPC de septiembre en EEUU, con un crecimiento previsto del 1,6% anual.


En Europa, los bajos precios de las materias primas y la debilidad doméstica han llevado a los niveles de inflación a mínimos históricos. Sin embargo, la promesa del BCE de hacer “todo lo que sea necesario” para evitar la deflación, incluido una posible compra de bonos públicos, debería de servir para evitar una situación “a la japonesa” y volver a la senda de crecimiento. Un crecimiento que será pese a todo muy débil. Esta semana conoceremos las encuestas preliminares PMI de octubre. En septiembre, el PMI de la Eurozona cayó hasta los 50,3 puntos, a mínimos de 14 meses, por lo que el riesgo es que, a la vista de los últimos indicadores de Alemania, veamos esta confianza europea por debajo de los 50 puntos por primera vez desde junio de 2013.

Por último, en China, pese a que los últimos datos han sido algo más débiles, las exportaciones están ganando impulso lo que ofrece tiempo para que las reformas estructurales que se están realizando den sus frutos. Esta semana se publican muchos datos importantes en este país. El principal, el crecimiento del PIB del tercer trimestre. Se espera un crecimiento del 7,3% anual, algo más bajo que el trimestre anterior (7,5%).

En resumen, aunque es prematuro decir que el mercado ha tocado fondo, los analistas del Deutsche Bank creen que las caídas han sido exageradas y que los inversores han infraestimado los sólidos fundamentales. Mantienen por tanto la visión positiva para las bolsas, y también, para los bonos periféricos, que también habrían sobrerreacionado a los miedos a Grecia.




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