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Lo que no deja dormir a los bancos centrales ya ocurrió en la década de los 60

Carlos Montero - Miercoles, 02 de Septiembre

Hay un escenario económico que aterroriza a los banqueros centrales más que cualquier otro - una repentina subida de la inflación que no pueda controlarse por moderadas y constantes subidas de tipos de interés. Un aumento en las tasas de interés puede enfriar la economía, suavizar la inflación, ya que encarece el pago de hipotecas y otra clase de deuda.

El problema es que es una herramienta un tanto contundente y puede tardar tiempo en hacer efecto.

Kristen Forbes, miembro del Banco del Comité de Política Monetaria de Inglaterra, fue entrevistado esta semana en el británico The Telegraph. Forbes abogó por subir los tipos de interés pronto para conseguir una ventaja ante una potencial subida de la inflación que pille a los responsables políticos por sorpresa.

El miembro del comité de política monetaria David Miles también se hizo eco de este pensamiento en la BBC y dijo que las tasas subirán "muy pronto".

Esto es más o menos lo que ocurrió en Estados Unidos a finales de la década de 1960, cuando la tasa de inflación se triplicó de repente en dos años.

En 1966 la inflación subyacente comenzó el año en apenas el 1,3%, pero al final del año el IPC había repuntado hasta el 3,1% y seguía subiendo. Durante ese período, la Fed subió las tasas con retraso. Sin embargo, esto provocó una drástica caída de la actividad inmobiliaria y una masiva presión política sobre la Reserva Federal. La Fed dio marcha atrás, permitiendo un aumento de la inflación, dicen los analistas de Bank of America Merrill Lynch.

Este es el gráfico terrible:


Los analistas Bank of America no ven una repetición de este escenario en el corto plazo, gracias sobre todo al aumento del poder que las empresas ejercen ahora sobre sus empleados.

Afortunadamente la estructura de la economía de Estados Unidos ha cambiado dramáticamente desde la década de 1960. Los sindicatos ya no tienen un gran alcance, los contratos ya no tienen ajustes automáticos sobre el coste de la vida, la competencia global se ha vuelto mucho más dura, la fe en el poder anti-inflación de la Fed es alta, y la curva de Phillips ha conseguido aplanarse mucho. Así que incluso con mala suerte y mal juicio, parece improbable una repetición de la década de 1960, según Bank of America.

 

Fuentes: Bank of America, Business Insider




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