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Los bancos españoles se enfrentan a grandes desafíos: cómo compatibilizar la mejora de su rentabilidad con la mejor financiación

José Luis Martínez Campuzano - Sabado, 20 de Abril

Una de las principales debilidades de la economía española es el endeudamiento exterior. Según cifras recientes del Banco de España la deuda externa bruta alcanzó el año pasado el 167 % del PIB, no muy lejos del nivel de un año atrás. Detrás de esta cifra está especialmente la deuda pública, cuando la deuda privada se ha reducido con fuerza durante la crisis. La vulnerabilidad a medio y largo plazo que conlleva este elevado endeudamiento exterior se centra en dos ejes. Por un lado, el potencial impacto negativo en las expectativas de los agentes económicos que puede acabar afectando a la inversión y al consumo. Por otro, la debilidad en términos de financiación internacional en una situación de estrés en los mercados financieros internacionales como la que sufrimos en la primera parte de la crisis. Es importante que todos los sectores de la economía favorezcan, en función de sus posibilidades, la reducción de la deuda externa. Esto es lo que hace el sector financiero.

El INE publicaba hace unos días las cuentas trimestrales no financieras de los sectores institucionales correspondientes al Q4.

https://www.ine.es/daco/daco42/ctnfsi/ctnfsi0418.pdf

Es importarte generar un superávit de ahorro tras la financiación de la inversión que permita reducir la posición neta deudora de la economía española. El ajuste llevado a cabo por los diferentes agentes económicos ha propiciado que sea compatible desde 2012 tener un saldo positivo en las cuentas financieras de la economía española en paralelo a un fuerte crecimiento económico.

En el conjunto del ejercicio pasado la economía española generó una capacidad de financiación de 17.705 millones de euros, un 1,5 % del PIB. Pero fue inferior al 2,2 % del PIB de un año antes.

El sector de instituciones financieras fue el que más capacidad de financiación generó el año pasado, haciéndolo compatible con la nueva financiación proporcionada que ha permitido que la economía española mantenga el mayor crecimiento de los principales países de la eurozona.

Los bancos españoles se enfrentan a importantes desafíos, como seguir haciendo compatible la mejora de su rentabilidad con la mejor financiación posible de la economía y proporcionar los servicios financieros que demandan el resto de los agentes económicos. Pero, como parte de la sociedad que son, también deben contribuir al saneamiento económico reduciendo las debilidades que pueden lastrar su crecimiento a medio y largo plazo




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