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Más, aún, sobre las pensiones. (Ya estamos llegando al final)

Santiago Niño Becerra - Jueves, 20 de Julio

Está muy bien expuesto: Del conjunto de datos que se dan dos son los fundamentales: mientras que los ingresos de la Seguridad Social crecieron en España el 1,3% los gastos lo hicieron el 3,7%. Eso pasó en el 2016, pero la historia sigue para atrás y por ello se está vaciando la caja de reserva de las pensiones.

No estoy de acuerdo con que el problema de las pensiones sea de gasto, al contrario, pienso que es de ingresos. Asumir de entrada que es de gastos supone aceptar que las pensiones que se están pagando hoy en España tienen un importe excesivo, y no es así: el importe de las pensiones españolas no es: NO-ES, elevado para asegurar una supervivencia digna a los pensionistas, sobre todo en las zonas de España con niveles de precios más altos. Es verdad que la tasa de reposición: el porcentaje que del salario representa la pensión en el momento de comenzar a percibirla, es más elevado que en otros países: 86% en España 52% de media en la OCDE, pero el problema estriba en la bajísima capacidad de ahorro de muchísimas familias españolas, lo que no sucede en otros países.

Y el problema tampoco es demográfico como algunas fuentes apuntan: ¿de qué serviría que aumentase la población activa con una tasa de desempleo del 19% y una de subempleo del 15%? ¿De qué serviría si los salarios medios de las personas de menos de 35 años de edad están cayendo?

El problema de las pensiones en España radica en algo de lo que estuvo de moda hablar hace diez años pero de lo que prácticamente nadie habla hoy: el modelo productivo español.

El PIB de España tiene une estructura sustentada en el bajo y medio valor añadido siendo estacionales ciertas actividades que lo generan; es intensivo en factor trabajo de media y baja cualificación (lo que no impide que haya ingenieros trabajando de camareros, lo que denota la subocupación de los trabajadores que se hallan en ese estado); su productividad es baja porque el nivel de inversión que se necesita es reducida al igual que lo son las mejoras organizativas que se requieren; el número de compañías grandes capaces de generar economías de escala y profundizar en el I+D es muy bajo; y como remate y en línea con lo apuntado, la competitividad se obtiene, fundamentalmente, a base de precarizar el empleo y subremunerarlo.

Un modelo productivo con esas características no puede tener unas bases de cotización elevadas porque los salaros medios son reducidos. Y tampoco puede elevar la presión fiscal para financiar a la Seguridad Social o para absorber pensiones de viudedad y orfandad como se ha dicho, porque los contribuyentes españoles no pueden pagar 17.000 millones más en impuestos cada año. (Algunos si pueden pagar más, pero a la que se sientan agredidos por la Agencia Tributaria sus asesores pondrán en marcha más herramientas de ingeniería fiscal que las leyes permiten).

Luego, ¿es imposible aumentar los ingresos de la Seguridad Social? No, existe una posibilidad: perseguir el fraude fiscal a sangre y fuego y comprometer a los socios europeos a que hagan lo mismo. Sitúense: el fraude fiscal en España oscila anualmente entre los 60.000 y los 75.000 millones de euros. Con que el Estado sólo se recuperase la tercera parte de ese fraude desaparecería el déficit de la Seguridad Social. Habría que preguntarle al Ministro de Hacienda, el Dr. Cristóbal Montoro, el motivo de que eso no se haga. (Yo tengo una teoría de porqué no se hace: si se hiciese, un montón de actividades económicas desaparecería en España ya que bastantes actividades sobreviven precisamente gracias al fraude fiscal porque de forma legal serían inviables).

En cualquier caso, incrementar los ingresos fiscales vía la persecución del fraude serviría para financiar las pensiones, pero no resolvería el problema de la falta de ingresos de la Seguridad Social, es decir, no resolvería el problema de fondo: el bajo nivel de los salarios en España debido al reducido valor añadido que esos asalariados generan en un modelo que desarrolla actividades de bajo valor, sucediendo todo ello en una situación en la que existe un excedente de factor trabajo al ser la demanda de trabajo inferior a la oferta de trabajo, de ahí el desempleo y el subempleo existente.

Desde el 2011 las pensiones, las pagas extras de los pensionistas, se han ido pagando utilizando el fondo de reserva, fondo de reserva que se fue generando durante los años del ‘España va bien’: cuando en España se construían anualmente más viviendas que en Alemania, Francia e Italia juntas. Esa época jamás volverá.

Por otra parte, el modelo productivo español ni puede cambiar de hoy para mañana ni puede cambiar en toda España en su conjunto no por nada diabólico, sino porque estructuralmente Almendralejo nunca será como es Besáin. Es decir, el valor añadido generado puede aumentar en algunas zonas, pero tampoco enormemente más que el nivel actual porque en esas zonas ya es elevado.

Es decir, que o el Estado deja de gastar en ciertas cosas para dedicar esos fondos al pago de pensiones, o se persigue con saña el fraude para aumentar la recaudación, o una combinación de ambas. Pero insisto: eso no resuelve el problema de fondo: la insuficiencia de ingresos de la Seguridad Social.

Evidentemente hay otra opción para la que, pienso, ya nos están preparando y que ya he comentado en otras ocasiones: los actuales niveles de las pensiones en España no son sostenible por lo que van a descender, es decir, las pensiones van a ser recortadas. No mañana, pero si pasado mañana: es totalmente insostenible que la Seguridad Social tenga que financiarse con préstamos del Estado; por cierto: ¿de qué forma los va a devolver?.

No sé de qué forma se hará, si recortando de entrada las pagas extras, si recortando primero las pensiones más elevadas y bajando en la escala a medida que los ingresos vayan decayendo, si repartiendo linealmente los recortes, … Ignoro el como, pero a no ser que el fraude fiscal disminuya y los ingresos fiscales aumenten –es la vía más rápida– y a no ser que eso sucede ya, pienso que las actuales pensiones, sus importes actuales, tienen los meses contados.

Además, el futuro juega en contra de los pensionistas españoles. Hasta hace muy poco los pensionistas eran mimados por los políticos, independientemente de su color, porque su voto les era necesario; pero eso ya no es así: hoy no importa en absoluto quien gobierne y lo que haya prometido en su programa electoral: en el fondo siempre ha sido así, pero hoy lo es mucho más: los Gobiernos, todos, hacen lo que es conveniente hacer. Grecia es un ejemplo: desde que comenzaron con los rescates las pensiones se han recortado en diez ocasiones.

Y para empeorar las cosas están todas las declaraciones que los políticos, independientemente de su color, han realizado en estos años pasados proclamando la fantástica salud de las pensiones españolas. Y lo peor de todo es que la inmensa mayoría de la ciudadanía se las creyó porque deseaba creer que era verdad que su pensión estaba garantizada. En fin.

Mi sugerencia: como pienso que las pensiones, de alguna forma, van a ser recortadas adaptando sus importes a los ingresos del sistema, mi sugerencia es que, quien pueda continuar trabajando y a no ser que disponga de un patrimonio suficiente, que lo haga si desea evitar una significativa pérdida en su poder adquisitivo; porque, el límite inferior de las pensiones pienso que será … la Renta Básica.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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