La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“Me he comprado una máquina de segunda mano. Soy el mas feliz el mundo y gano mucho dinero en Bolsa”

Moisés Romero - Jueves, 27 de Noviembre

Hacía muchos años que no veía a Lorenzo L. Fue contable en una inmobiliaria de primer orden, de primera cotización en Bolsa. Con la fortuna ganada montó un chiringuito con su hijo y tuvo que cerrarlo "porque la crisis nos puso de patitas en la calle como a tantos otros. Los clientes perdieron hasta la camisa, y más, porque sabes que a mí me gusta mucho el crédito al mercado, el apalancamiento. Nos cogieron con las manos en la masa y nos jodieron vivos, como a tantos otros. Disolvimos la sociedad y mi hijo se fue a vivir a Australia con su novia y le va bastante bien. Yo he reducido al máximo los gatos y he logrado sobrevivir. Pero lo buen, lo mejor que me ha sucedido en los últimos siete años es que he logrado comprar una supercomputadora de segunda mano, o de tercera, que un banco iba a tirar al Punto Verde. Ya sabes que soy un manitas y que eso de los gráficos, de los datos, de la documentación, de las series estadísticas, del análisis de los ciclos económicos me gusta, me ha gustado siempre mucho. He colocado la supercomputadora en el garaje de casa y, claro, lo ha acondicionado. Suficiente para mí..."

"Soy el hombre más feliz del mundo, pese a que me quedé sin un duro. Lo bueno es ¡que no tenía deudas ni créditos ni demás gaitas. Eso me ha salvado la vida y ahora me la está dando mi supercomputadora de segunda o de tercera mano, vete tú a saber..."

"Un dí pensé aquello de que si la montaña no viene a tí debes ser tú el que tiene que ir a la montaña. Si el mercado está plagado de máquinas, máquinas y más máquinas para operar, a mí que me gustan tanto los mercados (Bolsa, petróleo, soja, maíz, oro...) no me queda otra opción que la de arrimarme a estos operadores..."

"A diferencia de los grandes bancos y gestoras, yo no meto series estadíticas. Simplemente me dejo llevar por el día a día, por las manifestaciones de prohombres, grandes políticos y presidentes de bancos centrales ¡Y el invento funciona! Que Dragui dice que va hacer todo lo posible y lo imposible por sacar a Europa del bache, mi computadora se pone  comprar antes que nadie. Que los alemanes dicen que naranjas de la china, mi computadora vende antes que nadie. Que los chinos se la pegan, pues más de lo mismo. Lo importante es ser el más rápido y meter en tu computadora caracteres que el resto de los compañeros de mesa (no me gusta la palabra timba que tanto mencionais algunos periodistas)..."

(Se despidió y pagó la cuenta. Gracias)

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“Esas máquinas estúpidas. En la Bolsa actual hay mucha matemática y poca realidad…”


"Hace tiempo que la Bolsa actual es un tejemaneje de unos cuantos y de otras tantas máquinas enchufadas al Sistema, porque el inversor final no ha existido (ahora asoma) atrapado por las garras de la Crisis. El inversor final, que dispone de liquidez, aún tiene miedo. Otros inversores finales están atrapados a precios sensiblemente más elevados que los actuales y no tienen capacidad de reacción: sólo le queda rezar o dejar las acciones de herencia a sus nietos. Por último, el inversor final metódico y riguroso, el inversor final de siempre, no entiende la forma de actuar de los mercados en la actualidad y como no entiende ni sabe, prefiere permanecer al margen. Una Bolsa, en manos de unas cuantas máquinas manejadas por licenciados, que no han cumplido aún los 30 años. Máquinas que hacen trading minuto a minuto, segundo a segundo. Lo vimos ayer de nuevo cuando los índices pasaron del infierno al cielo y del cielo al infierno en un par de horas. Y todo según interpretaban las máquinas los nuevos logaritmos emanados del discurso del Banco Central Europeo y de un crecimiento mayor de lo esperado de la economía USA", me contaba ayer por la tarde el director de estrategia de una importante gestora de fondos, que añadía:

"Vea esta cita de Bloomberg: Los mercados financieros han llegado a depender demasiado de matemáticos que usan modelos para prever los cambios de precios y deberían insertar el “sentido común” en la ecuación, dijo Paul Wilmott, autor británico e instructor en materia de
financias cuantitativas.
Wilmott ha advertido que los llamados “quants” que usan las matemáticas para pronosticar cómo los mercados se comportarán pueden pasar por alto errores en los modelos, lo que conduce a hacer predicciones equivocadas. En una columna en el New York Times el 28 de julio, Wilmott también dijo que la llamada contratación de alta frecuencia, en que los fondos de cobertura de riesgo y otras firmas usan computadoras avanzadas para comprar y vender miles de acciones por segundo, amenaza desestabilizar el mercado.
“Hay demasiada matemática en este negocio”, dijo Wilmott.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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