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Pero, ¿es de verdad un final para el ciclo alcista de las bolsas? ¿lo es para el crédito?

José Luis Martínez Campuzano - Sabado, 06 de Febrero

economia¡Menos mal que ha finalizado enero! Como analista, como economista, sin duda ha sido un reto superar día a día la dura prueba que ha supuesto un comportamiento entre racional (miedo) e irracional (pánico) de los mercados. Además, escuchando inicialmente a las autoridades monetarias restar importancia a la volatilidad para, más tarde, emplease a fondo para rebatirla primando sobre cualquier cosa la estabilidad financiera. Un mes, el de enero, donde los datos económicos a nivel mundial han ido evolucionando de mal a peor, aunque aún lejos de recesión. Un indicador de confianza mundial muestra el primer descenso en enero desde hace meses, casi dos años.  Y donde los precios del crudo a la baja  nos recordaban los problemas de fondo de muchas economías emergentes, al mismo tiempo que expulsaban, con correlaciones propias de riesgos sistémicos,  a los inversores más aguerridos. Con todo, al final lo hemos superado. Pero, ¿a qué coste?. Por de pronto, el primer mes de enero con pérdidas elevadas en años deja la sensación de final. Sí, el final a una tendencia alcista de las bolsas mundiales desde 2009. Es cierto que antes hemos visto inestabilidad, con caídas que suponían siempre una oportunidad de compra. Además, también es evidente que desde agosto del año pasado los mercados (las bolsas) han mantenido un inquietante tono lateral con recuperaciones que no servían para alcanzar los niveles iniciales. Pero, ha sido el último mes de enero el que ha llevado a muchos inversores finales a primar la gestión del riesgo más allá de las perspectivas de rentabilidad.

Más aún: no han sido pocos los inversores profesionales que han tirado la toalla ante la acumulación de incertidumbres y con la sensación de que la política monetaria ya había dado todo lo que podía. Mi opinión es que a partir de ahora los bancos centrales van a tener que emplearse a fondo para, en primer lugar, reducir la inestabilidad del mercado; en segundo término, estar vigilantes para tomar nuevas medidas expansivas, de cualquier tipo (BOJ dixit), si fuera preciso. Y aquí se encuadra como un todo la propia inestabilidad financiera, la debilidad económica y los riesgos de deterioro en las perspectivas de inflación. Sería importante que también viéramos un cierto suelo en los precios del crudo y que las autoridades chinas fueran más transparentes sobre qué medidas están tomando para combatir los riesgos que amenazan a su economía y a los activos en yuanes. ¿Les parece un deseo? Bueno, es mi deseo y es también el objetivo de la política económica. No sólo de la política monetaria.

 

Pero, ¿es de verdad un final para el ciclo alcista de las bolsas? ¿lo es para el crédito? Fases maduras, en mi opinión, en ambos casos. Pero, también, susceptibles de ofrecer aún rentabilidades positivas si se combina una gestión dinámica de la cartera, racional (siempre) y ahora más enfocada que nunca en los fundamentales frente a la prioridad anterior de la política monetaria. En definitiva, los bancos centrales pueden ofrecer una mayor estabilidad al mercado pero ahora son los datos macro (y los resultados empresariales) los que pueden soportar la remontada. Y no será fácil que sean subidas sostenidas en el tiempo, dada la desconfianza de los inversores en un escenario también de madurez en el ciclo económico. Y aquí me refiero especialmente a la economía norteamericana. Por cierto, habrá que escuchar con suma atención qué valoración del escenario realiza la Presidenta de la Fed ante las Cámaras el 10 de febrero. Para las bolsas sería mejor un mensaje positivo sobre la economía y muy prudente sobre la normalización monetaria. Veremos.

 

 

José Luis Martínez Campuzano

Estratega de Citi en España




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