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¿Por qué los planes de pensiones no funcionan en España?

itor Atozqui / http://www.invertia.com - Martes, 25 de Octubre

Los expertos insisten constantemente en la necesidad de prepararse para la jubilación, pero muchos inversores aún son reacios a abrirse planes de pensiones u otros productos de ahorro. Los motivos no tienen tanto que ver con la falta de cultura financiera, sino con las mediocres rentabilidades y la mala fiscalidad en un nicho en el que no hay suficiente gestión activa.

l futuro de las pensiones se ha convertido en un eterno debate que nunca deja de estar de actualidad, pero no termina de abordarse en serio. Los constantes estudios y encuestas reflejan que más de la mitad de los españoles confía en jubilarse antes de los 65 años, y muchos de ellos creen que podrán hacerlo sin reducir su calidad de vida. Sin embargo, en un país en el que los ciudadanos son cada día más longevos, la perspectiva de un recorte de las pensiones parece inevitable.

Los expertos advierten insistentemente de la necesidad de prepararse para la jubilación y se lamentan de que no se contraten más planes de pensiones por culpa de la incultura financiera. Pero un reciente estudio de Abante Asesores refleja que el problema no es la falta de concienciación. Según el informe, elaborado a partir de 1.400 encuestas, cerca del 80% de los encuestados, con independencia de su edad, temen que las pensiones públicas sean insuficientes; y dos tercios de hecho ahorran específicamente para la jubilación, pero destinan su dinero en primer lugar al ladrilloy, tras pagar su vivienda, a fondos de inversión o depósitos.

Según Abante, el principal motivo por el que no se contratan más planes de pensiones es porque en muchas ocasiones “su principal beneficiario es el banco”. Desde la firma señalan que estos productos suelen ofrecer una baja rentabilidad a largo plazo, no siempre cuentan con una gestión demasiado activa y en ocasiones llegan a cobrar elevadas comisiones. Los expertos lamentan que no haya más gestoras especializadas en fondos de pensiones, que se esfuercen por obtener rentabilidad para los partícipes e incluso celebren encuentros con los gestores.

En los últimos años, la oferta de productos para la jubilación ha ido mejorando progresivamente, con la aparición de alguna gestora especializada y el lanzamiento de planes de pensiones que replican la evolución de fondos de autor. Sin embargo, las rentabilidades en este segmento aún dejan mucho que desear. Basta con echar un vistazo a los datos de Morningstar: de los 1.293 productos de ahorro para la jubilación a los que hacen seguimiento, solo 453 acumulan una rentabilidad de al menos el 0% en la última década. Es decir, solo el 35% de estas inversiones han sido rentables en este periodo. 

 

Según Abante, este problema se ve agravado por la resignación de los propios partícipes, ya que en España “no existe la cultura de cambiar de banco”, por mucho que maltraten al cliente. Esto crea un círculo vicioso, ya que la entidad no teme un traspaso del plan de pensiones a otra firma y no está especialmente incentivada a obtener mejores rentabilidades.

El último gran problema, según estos expertos, es que la fiscalidad de los planes de pensiones es mucho peor que hace 20 años, especialmente en el momento del rescate. En parte, debido a una cuestión de percepción social, ya que entre la clase política está mal visto tener un plan de pensiones. “A los políticos aún les cuesta mucho reconocer que están asegurando su futuro más allá de la Seguridad Social” y tienen la idea de que favorecer a estos productos implica en cierto modo cuestionar al propio sistema de pensiones. Desde Abante descartan que este problema se resuelva hasta que mejore la percepción social y se alcance un gran pacto por parte de los principales partidos. 

Respecto al futuro de las pensiones públicas, desde Abante creen que “siempre habrá una pensión, ya que la protección social es fundamental, pero irán bajando gradualmente hasta que sean sostenibles”, ya sea de forma directa o por efecto de la inflación. Por otra parte, los futuros Gobiernos posiblemente se vean obligados a incentivar modelos de vidas laborales más largas y desincentivar las jubilaciones anticipadas.




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