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Prisa, Abengoa, GAM… la banca, dueña de más de una decena de cotizadas

Redacción - Martes, 01 de Diciembre

El estallido de la burbuja inmobiliaria, el exceso de deuda y la mala gestión han arrastrado a numerosas compañías al borde del desastre, forzando a los bancos acreedores a salir en su rescate, generalmente a costa del minoritario. Abengoa es tan solo el último caso de las empresas que han caído en las manos de la banca.

Aitor Atozqui / http://www.invertia.com

En los años del boom del ladrillo, durante la llamada era del dinero barato, las empresas no tenían dificultad para acceder a la financiación bancaria, incluso para financiar operaciones no estratégicas, como la compra del 20% de Repsol por parte de Sacyr. Sin embargo, la falta de cautela de las entidades ha acabado cobrándose su peaje: el riesgo de quiebra de numerosas empresas les ha forzado a asumir a regañadientes el papel de caballero blanco, saliendo al rescate de empresas endeudadas ante el riesgo de un impago que les impediría recuperar sus préstamos.

Abengoa es el último caso de una compañía que va camino de terminar en manos de la banca. El grupo de ingeniería se declaró la semana pasada en preconcurso y su futuro se encuentra ahora en manos de los bancos acreedores, que se reunirán hoy con KPMG, asesor en la reestructuración de la deuda, para debatir el futuro de la empresa. Si estas entidades acceden a rescatar a la compañía, será a costa de durísimas medidas, entre ellas un canje de deuda por acciones que les permitiría hacerse con la mayor parte del capital.

En los últimos años, un buen número de empresas cotizadas y no cotizadas han corrido el mismo destino, hasta el punto de que a finales del pasado año los principales bancos españoles optaron por crear su propio fondo para rescatar empresas, conocido como Fénix SL.

Estos son algunos de los casos más significativos de rescates por parte de las entidades financieras.

ABENGOA Los problemas financieros del grupo de ingeniería alcanzaron a mediados de año su punto crítico, forzando a la familia Benjumea a poner en marcha una macroampliación de 650 millones de euros y buscar toda fuente posible de liquidez. La empresa tardó meses en cerrar esta ampliación, a costa de la dimisión de Felipe Benjumea y dejar la mayor parte del capital en manos de los bancos. Sin embargo, la negativa de Gestamp a ejercer de caballero blanco, adquiriendo un 28% del capital del grupo, ha dejado a la compañía en una situación aún más crítica. Hoy los bancos se reúnen con KPMG, asesor en la reestructuración de la deuda, para decidir si merece la pena salvar a Abengoa. En caso de que accedan, las condiciones serán aún más duras y previsiblemente tomarían el control de la compañía.

METROVACESA El estallido de la burbuja inmobiliaria fue devastador para los antiguos reyes del ladrillo. Martinsa Fadesa protagonizó el mayor proceso concursal del sector después de que la banca rechazara su propuesta de realizar un canje por acciones equivalente al 70% del capital. En cambio, las entidades si aceptaron una propuesta similar en el caso de Metrovacesa, que en 2013 pasó casi por completo (99%) a manos del Santander, BBVA, el Sabadell y el Popular. Dentro del sector, Colonial corrió la misma suerte en 2008, aunque finalmente vendieron gran parte de su participación al grupo Villar Mir seis años después.

SAN JOSÉ La crisis del ladrillo también tuvo un efecto devastador para la empresa presidida por Jacinto Rey. Presionada por su elevada deuda, la compañía alcanzó un acuerdo con sus acreedores para refinanciar 1.800 millones de euros que, entre otras exigencias, cedía a la banca el control de su división inmobiliaria.

PESCANOVA Tras protagonizar uno de los mayores fraudes contables más sonados en la historia de la Bolsa española y hacer atravesar un via crucis a sus accionistas, atrapados durante años en un valor en suspensión, la empresa prepara su regreso al parqué para comienzos de 2016. Pero la compañía, renombrada como Nueva Pescanova, dejará el capital en manos del llamado G7 (Sabadell, Abanca, NCG, Bankia, BBVA, CaixaBank y Popular) que diluirá el peso de los minoritarios por debajo del 20%.

GAM El desplome de la construcción se llevó por delante a General Alquiler de Maquinaria, que evitó el concurso de acreedores a costa de que más del 70% del capital pasará a manos de la banca. GAM fue una de las primeras empresas rescatadas por Fénix SL, el vehículo creado por Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell para evitar que empresas viables, pero excesivamente apalancadas, terminaran en proceso de liquidación, impagando su deuda.

PRISA El grupo de comunicación no cayó bajo control de la banca, pero si se vio forzado a dejar que las entidades se convirtieran en accionistas de referencia para ganar tiempo y afrontar su elevada deuda financiera, debida en gran parte a las adquisiciones realizadas en vísperas del estallido de la crisis. La ampliación que dio entrada a la banca dejó en manos de Caixabank, el Santander y HSBC casi un 20% del capital. La entrada de fondos extranjeros diluyó aún más el control de la familia Polanco sobre la compañía.

AMPER El grupo tecnológico ha evitado este año el concurso, tras alcanzar un acuerdo con sus acreedores para refinanciar su deuda y ampliar capital por más de 400 millones de euros. El acuerdo establecía, entre otros puntos, el canje de acciones por deuda, con lo que los 22 bancos acreedores pasaban a controlar títulos por un valor superior a los 110 millones de euros. Este acuerdo, sumado a la entrada de fondos internacionales, ha diluido la participación del presidente Jaime Espinosa de los Monteros desde el 20%, hasta el 3,82%.

CODERE La familia Martínez Sampedro, propietaria y fundadora de la cadena de juegos de azar, luchó desde comienzos de 2014 por evitar el concurso y mantener su participación de control, superior al 60%. Sin embargo, a finales de septiembre el grupo se vio forzado a alcanzar un acuerdo de reestructuración, por el que los bonistas se harían con un 97,78% del capital. Tras la reestructuración, la compañía planea abandonar la Bolsa española.

LA SEDA El grupo textil representa uno de los casos más sangrantes en los que las entidades se han visto en la desagradable obligación de tomar posiciones no deseadas en una cotizada. La banca se hizo con más del 40% de la compañía en 2010, que finalmente acabó en proceso de liquidación y el pasado 13 de noviembre tras el cierre de los mercados fue excluida de la Bolsa española.




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