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Radiografía de la deuda corporativa europea

Anne Velot, AXA IM - Viernes, 10 de Febrero

El BCE ha dado recientemente un giro en su programa de compras en sintonía con la continua incertidumbre que favorece las estrategias de duración corta. «El año 2016 comenzó con mal pie tras el batacazo sufrido por los precios de las materias primas; la incertidumbre reinante en mercados emergentes (ME), unido al desplome de las cotizaciones en Bolsa de los bancos europeos, lastradas por el temor al impacto de una prolongación del entorno de tipos de interés bajos, se tradujo en una brusca ampliación de los diferenciales de crédito durante los primeros dos meses del año. Posteriormente, la estabilización de los precios del petróleo registrada desde mediados de febrero y la noticia de que el Banco Central Europeo (BCE) lanzaría en marzo un programa de compras de bonos corporativos desataron una fuerte recuperación de las primas de riesgo crediticio, que no ha logrado desbaratar ni el Brexit ni la victoria de Donald Trump.

Más avanzado el año, la confianza se vio mermada tras cuestionarse de nuevo la intervención de los bancos centrales y surgir incertidumbres en torno al resultado del referéndum sobre la reforma del Senado en Italia. Aún así, el 2016 cerró en tono positivo, al verse despejadas ambas incógnitas. El BCE anunció su intención de ampliar su programa de compras de bonos corporativos hasta diciembre de 2017, aunque reduciendo los volúmenes de compras mensuales a partir de marzo, mientras que la reforma del Senado italiano fue rechazada, nombrándose a un nuevo gobierno de transición tras la dimisión de Renzi (un acontecimiento que no ha desbaratado el proceso de reestructuración de los bancos italianos)».

 

¿Qué podríamos ver en 2017?

 

«Mantenemos una visión optimista respecto al mercado de deuda corporativa en la zona euro. Creemos que este mercado se verá favorecido por:

 

§ Una rentabilidad atractiva, especialmente comparada con los tipos exentos de riesgo situados en el extremo frontal de la curva;

§ La continuidad de la recuperación económica en EE.UU y Europa, así como en algunos países de mercados emergentes.

§ El programa de compras del BCE y su considerable volumen de compras de bonos corporativos;

§ La continua mejoría de los fundamentales del sector bancario gracias a la mayor acumulación de capital;

§ Las grandes empresas también deberían seguir mostrando márgenes más amplios y una mejoría de los flujos de tesorería, aunque es posible que veamos cierta reactivación de las fusiones y adquisiciones.

Dicho esto, la confianza podría verse afectada temporalmente por la volatilidad de los tipos de interés y el riesgo político, dos factores que quizás ofrezcan puntos de entrada atractivos a lo largo del año. 

 

¿Dónde invertir en deuda corporativa europea?

 

Con todo esto en mente, las estrategias de duración corta están excelentemente posicionadas en la actualidad, al ofrecer una baja exposición tanto a la volatilidad de tipos de interés como de los diferenciales de crédito, protegiendo así las ganancias mediante el uso de sus perfiles de riesgo conservadores. Esto debería venir reforzado por el reciente giro que el BCE ha dado a su programa al permitirles comprar bonos con vencimiento a un año y suprimir el límite de depósitos impuesto a las compras de bonos, lo cual favorecerá aún más al extremo frontal de la curva de tipos. Por otro lado, nuestra estrategia de gestión activa seguramente extraerá un valor adicional de este segmento del mercado. Una selección de emisores proactiva puede proteger el rendimiento frente a una nueva amenaza esperada de que concurra un evento crediticio en el sector empresarial, por lo que las decisiones de asignación activas, entre las que se encuentra invertir en segmentos de mayor carry como la deuda subordinada, entre otros, debería producir mayores ganancias».




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