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¿Y si aplicáramos los criterios de las bolsas a otras industrias?

Carlos Montero - Miercoles, 26 de Noviembre

“Los analistas financieros son unos profesionales extraños”, me comentaba hace poco un gran amigo, y no le faltaba razón. Al fin y al cabo nos movemos en un mercado con unas reglas que serían difícilmente entendibles en otros ámbitos. Para sostener la afirmación anterior traeré a estas páginas el ejercicio de imaginación que hizo Morgan Housel recientemente, sobre lo absurdo que parecería aplicar los criterios que se ven normales en los mercados financieros a otras industrias. Veamos:

- Pensemos que las notas en el colegio se establecieran con los criterios de la contabilidad corporativa: Roberto tiene un aprobado en un examen pero dice que en realidad tiene un sobresaliente si utilizáramos en sus respuestas equivocadas criterios proforma, es decir, antes de las equivocaciones. Sus maestros lo aceptan.

- Si los meteorólogos tuvieran el mismo nivel de acierto que los expertos de acciones: Pedro, un meteorólogo local, ha estado prediciendo desde la década de 1970 que Miami se cubrirá bajo 2 metros de nieve. Miami no ha estado por debajo de 20 grados desde hace décadas, pero Pedro sigue entre los meteorólogos más prestigiosos del sector.

- Si tuviéramos el mismo nivel de impaciencia en la jardinería que en la inversión: Oscar planta algunas semillas en su patio trasero. Cuatro horas más tarde comprueba si han brotado. Nada. Él las desentierra y las replanta en otro sitio. Cuatro horas más tarde todavía nada. Una semana más tarde se siente consternado porque no tiene robles en su patio. Él afirma que la plantación de robles es una estafa.

- Si pensamos en la agricultura como lo hacemos con las finanzas globales: Juan y Fernando poseen cada uno una vaca. En lugar de ordeñarlas y vender los productos lácteos, utilizan la vaca del otro como garantía para un producto estructurado que venden a un fondo de pensiones de Islandia, y utilizan los fondos para comprar los swaps de incumplimiento crediticio de la granja de su vecino. Inician un rumor sobre una posible fuga de activos y envían a la granja a la quiebra. Cobran los swaps y canalizan los fondos a través de una empresa fantasma de Luxemburgo para vender futuros hipotéticos de leche a una viuda de Arizona. Las vacas sólo están en el campo pastando, pero Juan y Fernando ganan 34,9 millones de dólares al año.

- Si evaluáramos nuestra salud física como comprobamos nuestras carteras: Silvia se despierta por la mañana y comprueba su presión arterial. La comprueba de nuevo antes del desayuno, durante el desayuno, después del desayuno, y antes de salir al trabajo. Cuando se pone a trabajar comprueba su colesterol, de nuevo antes del almuerzo y dos veces más antes de acostarse. Durante una de las cuatro veces que se pesa al día ve que ha perdido un cuarto de kilo. Llama a su médico para averiguar que está pasando.

- Si se acreditara a los doctores igual que a los corredores de bolsa: Pedro memorizó que el hueso de la pierna se conecta al hueso de la cadera. Esto lo capacita para ser neurocirujano y ahora su vida está en sus manos.

- Si pensáramos en el vino como lo hacemos como los bonos hipotecarios subprime triple A: María toma un Carpi Sun, lo deja fuera unas horas y lo llama ahora Chateau Mouton Rothschild de 1945. Se necesita una década para que los expertos en vino averigüen que está pasando. Todavía lo están discutiendo.

- Si pensáramos en las tarifas de la telefonía celular como lo hacemos con las cuotas de los fondos de gestión: Ana tiene un teléfono celular. No tiene idea de lo que cuesta ya que los costos son deducidos automáticamente de su banco sin recibir una factura. Ella ni siquiera ve el dinero que dejó al banco, que en silencio lo desvía trimestralmente. Ella aprende que sus gastos de teléfono son 1% de sus activos. Calcula que sus gastos son de 20.000 dólares anuales por un teléfono móvil que sólo funciona una parte del tiempo. No tiene ni idea, y la empresa de teléfonos lo prefiere así.

- Si pensáramos en los negocios privados como en los públicos: Alberto es propietario de una panadería. Un año vende 1.052 magdalenas. El próximo año vende 1.051 magdalenas. Carl Icahn se pone delante de su tienda gritándole obscenidades y llamándole incompetente.

- Si los consejos médicos fueran tan universales como los de los asesores financieros: Un médico sale en televisión para hablar sobre los beneficios de un medicamento contra un tipo de cáncer. No menciona que a menos que tenga ese cáncer el consejo es irrelevante para usted. Sin darse cuenta, la mitad de los espectadores empiezan a utilizar el nuevo medicamento a pesar de que no tienen cáncer.

- Si pensáramos en la vivienda como lo hacemos con las fluctuaciones del mercado de valores: Un programador de Zillow.com se pone de mal humor y ajusta el algoritmo del sitio para que cada hogar en EE.UU. valga un 10% menos ahora que el día anterior. Un nuevo programador ajusta el algoritmo de nuevo para que las casas remonten a los antiguos precios. La volatilidad del sector inmobiliario envía a EE.UU. a una crisis colectiva. Las noticias de por la noche traen a una serie de expertos que definen al sector inmobiliario como una estafa, un juego de azar y un fraude. El diez por ciento de los propietarios va a vender sus casas el día siguiente. El mercado les parece demasiado arriesgado. Aunque amaran sus casas se desprenden de ellas por miedo.

¿Surrealista verdad?




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