Empleo
Santiago Niño Becerra - Lunes, 12 de FebreroLo dijimos en lacartadelabolsa, Uds. lo recordarán.
Dijimos que las subvenciones concedidas a las empresas a fin de que incrementasen su empleo fijo en substitución del temporal, eso que pomposamente se denominó ‘reforma laboral', iba a fracasar, pues bien, ya, casi, casi, se ha admitido tal fracaso: respecto al 2005, en el 2006, la tasa de temporalidad ha aumentado, pasando del 33,77%, al 33,82% de la población ocupada. Pero siendo eso tremebundo -de cada tres trabajadoras/es, una/o tiene un contrato precario-, lo peor no es eso, lo peor es el sesgo que está tomando el empleo en el reino.
Del empleo total creado en España en el 2006, es decir, del total de puestos de trabajo creados, el 60% fueron ocupados por extranjeros, extranjeros que en su inmensa mayoría se ocuparon en subsectores generadores de bajo valor añadido (en Cataluña, el 90% del nuevo empleo fue creado por la construcción).
Por el lado del desempleo, los políticos en el Gobierno lanzan las campanas al vuelo: tan sólo un poco más de ocho personas de cada cien que integran la población activa ‘está en el paro', claro que la estadística considera que si una persona trabaja una hora a la semana no está parada, y tampoco nadie parece interesado en calcular las tasas de subempleo y de paro encubierto de la economía española, ya saben, tituladas/os universitarias/os vendiendo pisos a comisión y trabajadoras/es que queriendo trabajar 40 horas a la semana tan sólo se les ofrecen contratos, por ejemplo, de 17,5.
España ha creado mucho empleo, sí, pero 1) temporal y 2) generador de bajo valor; y cada vez más expertos dicen que poco más puede descender la tasa de desempleo. ¿Qué es lo que sucede con el empleo en España?, pues, fundamentalmente, dos cosas. Por un lado, el número de personas que históricamente querían trabajar en España era reducido porque las posibilidades de que encontrasen un empleo eran reducidas; eso ha ido cambiando y ese número ha ido creciendo, pero la economía española tiene la capacidad de crear las horas de trabajo que tiene, de ahí la altísima temporalidad, el subempleo, el paro encubierto y el desempleo puro y duro.
Por otro lado, el modelo productivo español -la manera como el reino genera el PIB que genera- utiliza, en términos proporcionales, mucho más factor trabajo que factor capital debido a que los bienes y servicios que España produce y elabora son de bajo valor añadido, por lo que precisan relativamente poco capital y una no excesiva cualificación media del factor trabajo utilizado. De ahí el desempleo, el paro encubierto, el subempleo y la temporalidad, al utilizar, las empresa, la cantidad de trabajo que necesitan, cuando lo necesitan y del tipo que necesitan, al margen de reformas gubernamentales y soflamas políticas.
Y claro, el final de la película es evidente: productividad bajísima y estancada.
España tiene un problemón morrocotudo: el modelo productivo español no puede absorber plenamente a todo el factor trabajo que el reino tiene y al que recibe por variados medios; el que absorbe lo hace, en gran medida, en subsectores generadores de bajo valor añadido; el subempleo, en cualquiera de sus formas, es endémico e inevitable; la productividad baja y estancada, por lo que no podemos reducir la inflación; importamos más que exportamos y el creciente número de turistas que nos llegan cada vez gastan menos por turista entrado, lo que empeora la ecuación exterior española; y la competitividad, por su parte, empeora. ¿Cómo demonios va, realmente, a mejorar el empleo en España?.
Sin embargo, los políticos -los que ahora están en el Gobierno, los que estaban en el Gobierno anterior, en el otro de antes, en el precedente, en el otro, etc., etc.- decían y dicen que el empleo en España está bien. ¿Me lo explica alguien, por favor?.
(Ahora metan en este decorado un nivel de endeudamiento de las familias españolas que casi alcanza, de media, el 120% de su renta anual).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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