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Copia

Santiago Niño Becerra - Viernes, 16 de Febrero

En ocasiones, puede discutirse si copiar es malo o menos malo, en otras, siempre es malísimo.

Los años 50 y parte de los 60 serán recordados como los de los ‘japoneses copiones'. En ferias, exposiciones y eventos era habitual ver a japoneses, normalmente del sexo masculino, deambulando por los recintos; se decía que su misión era clara: ver y escudriñar las novedades que fabricantes occidentales presentaban en esas exhibiciones, volver a Japón, y explicar que habían visto a ejércitos de diseñadores e ingenieros con el fin de replicar lo visto, mejorarlo y, evidentemente, abaratarlo. Recuerdo un anuncio en que dos japoneses con gabardina y gafas de sol manipulaban una cámara fotográfica medio oculta por sus chambergos a fin de documentar lo que sus ojos estaban viendo.

Aquellos eran otros tiempos y, más bien hoy, es al Japón al que, en muchos aspectos, se le copia, pero no sólo se imita la tecnología del Imperio del Sol Naciente, se copian otras cosas, normalmente las malas.

Muchos filmes, también de los 50 y 60 mostraban a las ciudades USA sumidas en batallas callejeras entre bandas rivales entre las que las de los ‘latinos' (entonces así eran como así se denominaban a los ‘hispanos') sobresalían por su violencia; eran bandas que luchaban por el dominio de barrios sumiéndolos en una postración e inseguridad aún mayor que la que sin ellas ya campaba a sus anchas. Recordarán el musical "West Side Story".

Ahora parece que en el reino estamos copiando ese modo de actuar. Las batallas campales, los conatos de violencia, el rechazo de los nativos ante la real -o supuesta- inseguridad que la llegada de los inmigrantes ‘latinos' -ilegales, o no- ha llevado a numerosas localidades españolas, me ha traído a la memoria aquella situación que USA vivió hace años y que, en gran medida, aún no ha abandonado. ¿Por qué tendemos a copiar lo malo?, ¿por qué no intentamos copiar lo bueno, lo mucho bueno que USA produce?.

Lo sucedido en Alcorcón hace unas semanas, lo que sucede en Hospitalet de Llobregat, en ocasiones, lo que pasa en otras localidades, ¿no hubiera podido ser evitado o, al menos, minimizado, si la Administración española no hubiese tenido la preocupación de hacer un viaje a USA y averiguar qué había sucedido allí e informarse de qué estaban haciendo allí para prevenir esos sucesos?. Porque, ¿cuántas pérdidas directas e indirectas, materiales y psicológicas, han tenido, están teniendo y van a tener esas situaciones de tensión y violencia?. Claro que, ¿cuántos políticos -en el Gobierno, o no- tienen su residencia en esos barrios conflictivos?.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, refrán que, por lo que se ve, parece acertado; pero, posiblemente, el español sea un tipo de animal que tropieza tres (o más).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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