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“¿Por qué Christine Lagarde evoca los años 30? ¿Es cierto que ha llegado el lobo?...”

Moisés Romero - Viernes, 23 de Diciembre "La falta de colaboración a nivel internacional entre los países representa, desde el punto de vista económico, un riesgo de mayor proteccionismo y aislamiento, tal y como sucedió en los años 30. Es lo que acaba de decir la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, en un discurso ante el Departamento de Estado de EEUU. Ha añadido que si la comunidad internacional no trabaja de manera conjunta "el riesgo desde el punto de vista económico es de un mayor proteccionismo y aislamiento, tal y como sucedió en los años 30, y lo que vino a continuación es algo que no esperamos"...

“Ninguna economía en el mundo, ya sea de ingresos bajos, emergente o superdesarrollada, va a ser inmune a la crisis que, no sólo está desplegándose, sino aumentando su escalada”, añadió. En este sentido, la directora del FMI subrayó que la crisis no podrá resolverse por las acciones de un grupo de países, sino que deberá serlo por todos los países y regiones. Así, Lagarde señaló que incluso las economías emergentes, que sufrieron su propia crisis en los 90, tendrán que colaborar en la lucha contra la crisis, aunque apuntó que el liderazgo en esta ocasión corresponde a Europa. “Va a tener que empezar en el núcleo de la crisis, que obviamente se encuentra en los países europeos y, particularmente, en aquellos que comparten la moneda”, dijo la exministra francesa de Finanzas, quien no dudó en reconocer que dicha unión monetaria “no se ha completado de manera apropiada con una unión fiscal y económica sobre la que actualmente se trabaja”...


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“El lobo ya ha llegado, como en el cuento, pero muchos siguen mirando para otro lado, esperando el milagro, que no se producirá. Esto no es ningún cuento, ninguna fantasía. Europa lo está pasando mal y lo pasará aún peor. Hay mucho recorrido a la baja, mucho margen para seguir empeorando, después de un largo ciclo de bienestar, que ha estado trufado de una pérdida de competitividad inmanejable…”


“Como inmanejables son los déficits totales, es decir, los de los Estados, Autonomías, Corporaciones, Ayuntamientos, Empresas, Familias e Individuos. Esta es la madre del cordero que se comerá el lobo de la Gran Depresión. Yo soy de los que considera que el lobo ya ha llegado…”, me dice el analista jefe de un banco de inversión.


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La Gran Depresión fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década anterior a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a más países de las sufridas en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto puede disminuir la economía mundial.

La llamada Gran Depresión se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre de 1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo.

 

La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres. La renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios cayeron, y el comercio internacional descendió entre un 50 y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas que alcanzó aproximadamente un 60 por ciento. Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas.

 

Los países comenzaron a recuperarse a mediados de la década de 1930, pero sus efectos negativos en muchos países duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La elección como presidente de Franklin Delano Roosevelt y el establecimiento del New Deal en 1932 marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la financiación exterior, a principios de la década de 1930, y el aumento de las dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada al poder de Adolf Hitler.

 

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Moisés Romero




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