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Al menos 1 o 2 miembros abandonarán la zona euro

Carlos Montero - Martes, 13 de Septiembre Spiegel señalaba en un reciente artículo que el Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang SchѤuble (CDU) se estaba preparando para una bancarrota en Grecia. Funcionarios del Ministerio de Finanzas están analizando todos los escenarios que podrían surgir en el caso de un incumplimiento en el país. Básicamente, existen dos alternativas en caso de un default en Grecia. En la primera, el país permanece en el interior de la unión monetaria. En la otra, sale de la moneda Euro, y reinstituye el dracma de nuevo. El EFSF, el fondo de rescate europeo, juega un papel clave en las deliberaciones.

Estos dos mecanismos son el centro del escenario en las deliberaciones de Alemania. En primer lugar, los funcionarios de SchѤuble se centran en las líneas de crédito preventivas encaminadas a ayudar a los países como España o Italia, si los inversores se niegan a prestar a raíz de una insolvencia griega. Los bancos de muchos países de la zona euro también podrían depender de miles de millones del fondo de rescate, ya que tendrían que amortizar sus posiciones en los bonos griegos. Estas consecuencias se pueden esperar, independientemente de que Grecia se mantenga en la zona euro o la abandone.

Hay dos escuelas de pensamiento acerca de una moratoria griega con respecto a España e Italia, según Edward Harrison de Credit Writedowns. En la primera escuela, el contagio se incrementa y España e Italia estarían bajo una fuerte presión. Los alemanes están haciendo preparativos para esta posibilidad. En la segunda escuela de pensamiento, una moratoria griega disminuiría la presión sobre España e Italia ya que se consideraría que Grecia es un “caso especial”.

Personalmente creo que la posibilidad de que los inversores crean que Grecia es un caso especial es muy baja. Si fuera así, habría más “desacoplamiento” entre los diferenciales de deuda entre estos países.

La probabilidad de que Grecia entre en suspensión de pagos se sitúa cercana al 95%. La probabilidad de que Portugal es superior al 60%. Mientras que la probabilidad de que Italia o España entren en default se sitúa en los entornos del 30%.

Se incrementará el riesgo de default en España o Italia ante el previsible default en Grecia. Es casi seguro que sí, ahora bien, ¿en qué medida?

Edward Harrison nos dice que la pregunta sobre el contagio realmente depende del BCE. El EFSF (Fondo de Rescate Europeo) es demasiado pequeño para soportar a España o Italia con eficacia mientras tratan de bajar de nuevo de la barrera del déficit del 3% del PIB. Sus diferenciales de los bonos siguen siendo muy elevados.

Por otro lado, el BCE es un proveedor de liquidez poco digno de confianza. La dimisión del consejero del BCE, Juergen Stark, nos dice precisamente esto.

Cuando Harrison dice que “la zona euro está rompiendo sus costuras”, se refiere a que la cohesión política poco menos que ha desaparecido. El panorama de la política es extremadamente volátil, mientras que los reguladores de la UE, de los Estados miembros, y del BCE tienen mensajes políticos muy discordantes. Algunos, como el primer ministro holandés habla abiertamente de cómo romper el euro.

A partir de ahora, Europa va a ser más conservadora, más nacionalista y más xenófoba, añade Harrison. Sobre todo en términos como el del libre comercio, el de las fronteras abiertas y el de libre circulación de los trabajadores. Lo mismo se puede decir de los EE.UU.

A menos que veamos una recuperación de la economía en los próximos años, en los que los problemas del exceso de deuda sean eliminados, el nacionalismo económico regresará con fuerza.

En la opinión de Harrison, eso significa que la experiencia europea estará bajo una gran presión. Los españoles y los portugueses, los irlandeses y los británicos, o los alemanes y los holandeses, tendrán una afinidad entre sí, que los griegos y los alemanes o los finlandeses y los españoles no tendrán.

¿Qué significa esto para la política? Esto significa que iremos al unilateralismo. Veremos a los daneses poniendo restricciones a los acuerdos de Schengen. Veremos al primer ministro holandés hablando de sacar a los países miembros en problemas de la zona euro. Y veremos un montón de europeos occidentales hablando con temor de la “próxima ola” de la inmigración procedente de Bulgaria y Rumania.

En una recesión profunda, estas tensiones se desbordarán y la cohesión no podrá durar. Es pura especulación, afirma Harrison, pero lo mínimo que espero es que al menos 1 o 2 miembros que de la zona euro abandonen la moneda única.




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