La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Apuntes – 5

Santiago Niño Becerra - Lunes, 09 de Septiembre

Mr. Draghi. Emergentes habituales. Lo que dijo sin decir el G-20.

El pasado Jueves, Mr. Draghi la clavó: no hay nada que hacer más que seguir haciendo lo que se hace. Es cierto. Nada operativo se puede hacer para salir de donde se está porque el manual nada dice sobre qué hacer en momentos como los actuales, unos momentos imposibles de imaginar por quienes escribieron ese manual entre los años 30 y 40.

Desde hace más de tres años se van improvisando cosas para ganar tiempo a fin de ir entendiendo qué está sucediendo e intuyendo cuales van a los fundamentos de lo que viene a continuación. A la vez que se van diseñando cosas para esa nueva situación. De momento el objetivo es claro: que nadie que sea alguien quiebre y que no se produzca ni un sólo pánico ni un solo conato de explosión social.

Mr. Draghi apunto que los tipos podrían bajar más y/o permanecer ahí durante mucho tiempo. Pues vale. Eso sirve para que sea más interesante comprar deuda pública, pero no para reactivar nada que es irreactivable.

Paralelamente hay que seguir dando mensajes de optimismo moderado: ‘parece que …’, aunque matizados: ‘pero podría darse la vuelta porque la situación no es sólida’. Lo imprescindible es que la ciudadanía no pierda la esperanza, y que aguante, que aguante lo que ya tiene encima y lo que va a venir: eso-que-se-denomina-recortes va  continuar porque ya no es posible generar un PIB que sólo se generaba a través de mecanismos hoy imposibles: crédito infinito, dinero fácil, capacidad de endeudamiento inagotable, oferta de recursos inconmensurable, … Y subidas de impuestos, evidentemente.

La gente tiene que seguir aguantando: ‘mañana, mañana’ y sin que nadie rompa ninguna baraja sin que hayan traído cartas nueva y se haya aprendido a jugar con ellas. A favor juega el miedo, el haber ido a muchísimo menos, la inseguridad por la pérdida de una base que se creía indestructible; y si alguien eleva la voz, se le tapa la boca: antes de que empiece a gritar no: en el mundo hoy aún hay democracias.

(http://economia.elpais.com/economia/2013/09/05/agencias/1378376019_128890.html)

 

***

Los emergentes, ¿recuerdan cuantas veces lo han leído aquí?: SU problema: la dependencia. Por un lado, producen unas commodities cuyos precios no controlan; por otro, dependen de que se las compren; por otro más dependen de que vayan unas inversiones que pueden ir, o no, teniendo en cuenta que si van muchas es malo.

Los emergentes: países que fueron escogidos para hacer negocio cuando no se podía hacer en otros sitios a la vez que se esquilmaban sus recursos, están haciendo el viaje de vuelta: dentro de nada volverán al lugar de donde salieron porque su tiempo se acabó.

Ya sería terrible si sólo fuera eso, pero es mucho más que eso. Estamos inmersos en un exceso de oferta de todo porque existe una capacidad productiva monstruosa diseñada para un mundo cuya capacidad de endeudamiento tenía todo el margen del mundo para crecer, y en ese todo hay que meter la liquidez, el dinero. Sobra dinero porque se fabricó una enormidad, el problema es que el dinero no es como las lavadoras que si sobran puede cerrarse una planta de fabricación. Eliminar oferta monetaria a la vez que se liquida capacidad de fabricar dinero y se borra deuda que no se puede pagar: ese es el nudo que hay que desatar.

Mr. Putin tiene razón con, pienso, un matiz: no es que exista el riesgo de que se produzca otra crisis como causa de la situación de los emergentes, es que se va a producir y será parte de la misma crisis sistémica en la que llevamos inmersos desde el 2010.

Y lo de Mme. Lagarde, pues eso. Si la esperanza del planeta vuelve a ser USA teniendo en cuenta que debe hasta el aire que respira y que lo que paga lo hace con unos papelitos que imprime y que valen lo que se ha convenido aceptar que valgan, pues muy bien. Seguimos ganando tiempo.

(http://economia.elpais.com/economia/2013/09/05/actualidad/1378411868_515040.html)

 

***

Pienso que, de calle, lo más importante que se ha dicho en la Cumbre del G-20 recientemente celebrada en Leningrado, perdón, San Petersburgo, ha sido la constatación de que el desempleo del factor trabajo, o no va a bajar, o lo hará -escasamente- a costa de empeorar las condiciones laborales.

Se habló de que se pueda producir una recuperación sin empleo (el Primer Ministro italiano), de la falta de esfuerzo para lograr la creación de empleos decentes (Presidente de la Comisión Europea), pero quien la clavó fue el Primer Ministro británico: “Cuando se trata de salir de la crisis, lo importante es crear trabajos de cualquier tipo. Los sindicatos deben entender que la reforma de los sistemas de protección social es vital, que el objetivo debe ser sacar a las personas de esa protección y darles la oportunidad de trabajar”.

El paro ha dejado de ser importante porque ya ha quedado claro que es imposible dar un empleo a cada persona. No hay demanda de trabajo para la oferta de trabajo existente, en parte porque ya no es posible continuar aumentando la demanda de bienes y servicios y, así ocupar a más población activa debido a que la capacidad de consumo solvente se ha agotado y, también, debido a que los recursos disponibles son los que son y es absurdo emplearlos en fabricar más cosas de las que se van a comprar; y en parte porque para aprovechar mejor esos recursos escasos y para reducir costes de producir lo que se produzca la productividad tiene que aumentar a base de inversión, lo que aún reducirá más la demanda de trabajo. De ahí la importancia de lo que manifestó Mr. Cameron: da igual el tipo de empleo que se cree, lo que se pague a la persona que lo ocupa y las condiciones en que tenga que trabajar, lo importante es que esa persona esté ocupada. (Y sí, si las condiciones de trabajo son penosas quienes les ocupen, en principio, ganarán más, en principio).

Ya no es posible que se emplee a toda la población activa, luego la vía tiene que pasar porque cada persona se cree su propio empleo. Llámese emprendedor, autónomo o como se quiera, pero el que una gran mayoría de personas puedan trabajar pasa porque hagan algo por si mismas que ofrezcan a otros y que esos otros, si les interesa, tomen esas cosas.

Ya, ya. Eso supone, como adelantó en el 2007 M. Sarkozy, liquidar el Contrato Social tal y como fue imaginado a finales del XVIII, rubricado en el 38 en Saltzjöbaden e implantado tras la II GM: una persona, un empleo, una protección, una contribución. La importancia de ‘el trabajo’ ha caído, luego está pasando a ser un problema menor. Quien esté de acuerdo con la nueva conceptualización, vale, quien no lo esté puede protestar: para eso se está en democracia, pero sepa que la represión puede adoptar formas y métodos muy, muy variadas y diversos.

(http://economia.elpais.com/economia/2013/09/06/actualidad/1378495605_379971.html)

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]