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Barcelona, 26 de Agosto

Santiago Niño Becerra - Sabado, 26 de Agosto

Hoy tiene lugar en Barcelona una demostración popular contra la masacre sucedida en la ciudad el pasado día 17 y en recuerdo de las víctimas de tal masacre. Hechos como ese y actos como este invitan a la reflexión. Y las conclusiones a las que se llega son bastante decepcionantes.

De entrada, fíjense en que existe un sentimiento prácticamente generalizado de que hechos como el de Las Ramblas barcelonesas son inevitables: ‘Desde lo de Madrid en España no sucedía nada parecido; y en Bélgica, Francia, Inglaterra, … han habido cosas así’. ¿Cuántas veces han oído un comentario parecido desde el Jueves 17?.

Por otra parte, reparen en que a la ciudadanía de a pie tan sólo llegan, fundamentalmente, noticias, documentales, vídeos, sobre las consecuencias de las masacres que de tanto en tanto se van produciendo. También, aunque con mucho menor despliegue informativo, de desarticulaciones de células que se hallaban en proceso de preparación de futuros atentados; pero nada en relación a las que, pienso, son la dos preguntas que se hallan en el origen de esta situación de permanente inseguridad instalada en parte del planeta: 1) ¿quiénes financian la estructura que perpetra actos como los de Barcelona?, y 2) ¿de que formas llega tal financiación a las células que ejecutan esos actos?. Y claro, la pregunta que viene a continuación es obvia: ¿nada se dice sobre esto porque nada se sabe al respecto?, lo que aún acreciente más tal sensación de inseguridad.

Y claro, como consecuencia de todo lo anterior, se instala en la ciudadanía una sensación de ‘¿Para cuándo la próxima vez?’ A la vez que los controles policiales y los elementos disuasorios aumentan a fin de proteger a esa ciudadanía pero con consecuencias negativas sobre el nivel de privacidad individual.

Desde la escasísima información que como ciudadano de a pie dispongo pienso que debería profundizarse, en informarse de los resultados, en la completa resolución de esas dos preguntas y en publicitar los resultados que se obtengan: sin dinero y sin canales de distribución del mismo nada es posible. Esa sensación de inevitabilidad y de inseguridad permanente es muy negativa porque favorece la asunción de la idea de que se haga lo que se haga y se renuncie a lo que se renuncie ‘da lo mismo porque el problema no tiene solución’.

Insisto: a mi modo de ver en las respuestas a esas dos preguntas se halla gran parte de la solución.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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