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Cantinela

Santiago Niño Becerra - Lunes, 08 de Octubre Hay temas que, sin irse nunca, siempre están retornando.

Uno de esos temas es la necesidad de inmigración debido a la caíт­da de la población en Europa.

El penúltimo retorno de esta cantinela se produjo en las palabras que recientemente pronunció Franco Frattini, vicepresidente de la Comisión Europea, y sus palabras no fueron más que el eco, del eco, del eco del alegato que algún otro políт­tico sobre este tema pronunció no hace demasiado tiempo. Esas palabras conforman un mensaje simple, sencillo, y falaz.

La población europea, dice el mensaje, está envejeciendo, por lo que 1) cada vez será menor la oferta de trabajo para atender a la demanda de trabajo, 2) debido a lo anterior, un creciente número de empleos dejarán de ser cubiertos, por lo que la UE irá perdiendo peso económico, 3) un menor número de trabajadores dará lugar a una menor recaudación por tasas e impuestos, por lo que, al ser menores los ingresos públicos, el Estado no podrá atender como es debido los servicios y las prestaciones del modelo de protección social. En consecuencia, hace falta inmigración, sobre todo de alta cualificación.

De entrada, el concepto de “envejecimiento” hay que relativizarlo con la esperanza de vida del momento. No tiene el mismo significado económico una edad de 20 años cuando la esperanza de vida es de 40, como en la Inglaterra de 1900, que una edad de 40 cuando la esperanza de vida es de 81, como en el Japón actual; y no es lo mismo, sobre todo, porque ambos entornos económicos y sociales son muy diferentes.

Por otra parte, la productividad ha alcanzado unos niveles que desde hace años están forzando la reducción de puestos de trabajo en numerosos sectores y endureciendo las condiciones de trabajo en casi todos. Los primeros, aquellos en los que la demanda de trabajo necesita menos trabajadores, son, habitualmente, los generadores de menor valor, aunque no necesariamente. En los segundos, en los que un mayor valor añadido es generado, la mayor oferta de trabajo y/o la menor necesidad de factor trabajo, lleva a la configuración de unas condiciones de trabajo que han dado lugar a la aparición de dos figuras que resumen muy bien la situación: “los mileuristas” y “los undermileuristas”. Lo mejor es que, aún, prácticamente ninguna compañíт­a, se ha lanzado, de momento, a una estrategia de utilización de toda la tecnologíт­a existente a fin de aumentar “a tope” su productividad.

Finalmente, el modelo de protección social, independientemente del monto de ingresos públicos recaudados, tiende, con el tiempo, a cero. No por sadismo, sino porque es más sencillo que no exista y, además, porque es más barato al eliminar gastos, lo que posibilita la reducción de impuestos, algo a lo que se tiende.

Ir pregonando que faltan trabajadores y que van a faltar trabajadores, es pura y simplemente falso cuando la realidad muestra que la productividad tiende, de forma natural, a aumentar, y cuando en la UE -ya no digamos en España- se están produciendo situaciones flagrantes de subempleo y de paro encubierto. Más aún cuando a voz en cuello políт­ticos y expertos proclaman que la esperanza de vida tiende a seguir aumentando, por lo que la edad de jubilación deberá aumentar también. Y mucho más aún cuando los gastos del modelo de protección social se están recortando y cuando la realidad muestra que el consumo de protección social por familia inmigrante -no por trabajador, ojo- es superior al de una familia no inmigrante.

Entonces, ¿por qué demonios vuelven, y vuelven, y vuelven a volver con la cantinela de que Europa necesita inmigración?. Pues, básicamente, por cuatro razones. a) porque más inmigración significa más población activa, es decir, más oferta de trabajo, lo que puede suponer empeoramiento de las condiciones de trabajo, es decir, reducción de costes de producción, b) porque más inmigración supone más población y, en consecuencia, más consumo, por lo que la oferta total europea -la que sea en ese momento- tiene más posibilidades de ser cubierta por la demanda, c) porque si se concede el voto a esta población inmigrada -cosa que sucederá- los partidos políт­ticos que estén a favor de la inmigración tendrán más votantes posibles que aquellos partidos que no la defiendan, y d) porque mucha de esta inmigración procede de paíт­ses productores de commodities, commodities que, en principio, son esenciales para la UE, por lo que “descargar” de población a esos paíт­ses es una buena cosa para sus Gobiernos, lo que hace de la inmigración un arma estratégica. Lo que sucede en el medio, los problemas que a la población autóctona le cause esa inmigración, que esa población autóctona se los coma con pimientos.

Y todo esto era para cuando Europa iba bien. Imagíт­nense todo esto en una situación de larga crisis como la que va a llegar. Alucinante, ¿a qué si?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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