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Desigualdad

Droblo - Miercoles, 16 de Marzo

El aumento de la desigualdad es una mala noticia. Pero no por lo que la mayoría de la gente cree. Que los bienes de Messi –o de cualquier rico- sean muy superiores a los míos no es un problema porque desigualdad no es sinónimo de pobreza (quizás el mejor ejemplo sea China, más desigual que hace medio siglo pero muchísimo menos pobre) y yo puedo ser más rico aunque él aumente en mayor proporción su riqueza. Si las bolsas continúan bajando, la desigualdad se reducirá porque los más ricos tendrán menos capital pero eso no nos hará más rico a ninguno. Volviendo al ejemplo de Messi, cuando él se retire y gane menos dinero, eso tampoco generará ningún cambio en mi patrimonio, me da igual que él tenga mucho o poco, si acaso prefiero que gane más para que pague más impuestos. De hecho, el mundo ha conseguido reducir la pobreza global a pesar del aumento poblacional y ha sido con un aumento de los ricos.

Esto no ha pasado porque seamos más bondadosos que hace medio siglo, por poner una fecha, sino por dos motivos: la globalización que ha ayudado a muchos países a reducir su miseria y la ciencia, avances tecnológicos y médicos que han mejorado desde cosechas a la calidad de vida de la gente. Una prueba de que los humanos no somos mejores es que la desigualdad como problema se ha puesto de moda sólo porque ha empezado a aumentar en el mundo desarrollado, en el que nos afecta… cuando no es ahí donde radica la gravedad de este asunto.

Que con esta crisis haya aumentado la desigualdad en las naciones “ricas” para mi es culpa de cómo se ha luchado contra la crisis: las políticas de los bancos centrales inundando de liquidez el circuito financiero ha llevado a que muchos activos suban de precio en una proporción muy superior a los salarios de los trabajadores. De este modo, el que tiene capital tiene mayor patrimonio y el que vive de su trabajo no, por lo que la diferencia aumenta. Recomiendo este artículo sobre el tema: La invención de la desigualdad by Antonio Foglia. Si a eso sumamos los altos índices de paro y/o la reducción de las pensiones resulta que hay más clase media-baja o baja mientras que la muy rica –a pesar de ser muy escasa- aún lo es más. La desigualdad ahí no es el problema mayor sino el empeoramiento de la calidad de vida de tanta gente, la miseria, independientemente de la riqueza mayor o menor que tengan unos pocos.

Por eso es cuando menos llamativo que por ejemplo en España, que nacemos con sanidad y educación universal y con servicios asistenciales que nos impiden pasar hambre, pongamos el grito en el cielo por la fortuna de los ricos cuando somos unos privilegiados de nacimiento en comparación a millones y millones de seres humanos. Los que exigen que los que tienen mucho –según nuestra perspectiva- deben repartirlo entre nosotros deben tener en cuenta que los españoles tenemos mucho desde la perspectiva de la mayoría de los habitantes de este planeta, ¿estamos dispuestos a dejar de tomar refrescos para que las chabolas de Nairobi tengan alcantarillado? La mayoría responderá que no. Y no entro en si es bueno o malo, simplemente es como somos. Pero entonces, si no sacrificamos nuestros caprichos por quien más lo necesita, ¿Con qué derecho criticamos que los demás no lo hagan?

En España todos conocemos casos de hermanos que con las mismas oportunidades han tomado caminos diferentes: uno ha estudiado y trabajado y tiene mucho más patrimonio que el que no. Esa desigualdad no es mala. No debemos luchar por la igualdad –en patrimonio- de las personas de 50 años, eso es injusto para el que ha demostrado más talento y laboriosidad que otro, debemos aspirar a que todos los seres humanos tengan las mismas oportunidades desde su niñez y luego allá cada uno. Es una labor titánica y utópica porque es evidente que el hijo de un rico tendrá mayores facilidades que el hijo de un obrero y aún así, es posible en este país llegar a la cúspide desde abajo. En Etiopía seguramente no, por eso es absurdo mezclar países cuando se habla de desigualdad como hizo hace poco Oxfam ya que lo que entendemos como pobre en España es un rico en Etiopía.

El gran problema de la desigualdad es que no todos los humanos tenemos las mismas oportunidades de nacimiento y eso es por lo que hay que luchar porque además es tremendamente injusto para el neonato que no tiene ninguna culpa de nacer en Bangladesh en lugar de en Suiza. El que alguien en España gane –o tenga- mucho más dinero que nosotros no es un problema económico y ni siquiera social porque el que un millonario acumule mucho capital no hace más pobre a nadie, es sólo una cuestión de envidia (y además, mal enfocada porque se centra en empresarios y no en cantantes o deportistas). Sin embargo, el que millones de personas en el mundo no tengan opciones para desarrollar sus talentos por falta de medios educativos y sanitarios, ese sí es un problema económico y social muy grave. Esa es la desigualdad contra la que hay que luchar, la que impide ofrecer a todos –a todos los humanos- las mismas oportunidades desde la niñez.

Droblo




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