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DOGECOIN: Una broma convertida en burbuja

Carlos Montero - Viernes, 14 de Mayo

Ayer publicábamos un artículo en el que señalábamos que si fuera un país, el Bitcoin estaría entre los 30 países que más energía consumirían del mundo. Si esto lo trasladamos al resto de las criptodivisas, subirían mucho más en esa hipotética clasificación. Esta es una faceta poco conocida de las criptomonedas: El enorme impacto medioambiental que presentan. Un impacto para unos activos, que en algunos casos, representan poco más que una "broma de mal gusto". Veamos lo que señala el especialista Guillermo Barba sobre el Dogecoin, una criptomoneda entre broma y realidad:

Dogecoin es una criptomoneda que, literalmente, comenzó como una broma en 2013 (y que se conoce con la imagen del “perro de los memes”), pero que gracias a su meteórico ascenso de precio se ha convertido ya en la cuarta más importante por un valor de capitalización de 74 mil millones de dólares. Al cierre de este artículo su precio rondaba los 55 centavos de dólar tras alcanzar la semana pasada un máximo de 73 centavos.

Cuando tomamos en cuenta que Dogecoin comenzó 2021 valiendo menos de un centavo, nos damos cuenta de por qué su escalada ha llamado tanto la atención.

El segundo hombre más rico del mundo – según Forbes- y fundador del fabricante de autos eléctricos Tesla, Elon Musk, ha tenido bastante que ver con esta alza, pues a golpe de tuits (publicaciones en la red social Twitter), disparó la popularidad de Dogecoin.

Así, esta “cripto” se ha convertido en el ejemplo más reciente de una burbuja especulativa.

Aunque no hay una única manera de identificarlas y definirlas, hay pistas que nos ayudan. Por ejemplo, cuando un activo alcanza de manera consecutiva durante varias jornadas máximos históricos, enciende una “luz amarilla” de alerta.

Otra señal se puede detectar cuando personas que por lo general no están involucradas en el mundo financiero y de inversiones, comienzan a preguntar y a poner su dinero en esos instrumentos porque alguien les dijo “que ha estado subiendo mucho”.

Esto es justo lo que ha estado ocurriendo con Dogecoin, que tras ser casi desconocida, ha tenido incluso sus “picos” más altos de búsqueda dentro de las tendencias de Google en los meses de enero – febrero y abril- mayo de este año.

De este modo, el activo virtual pasó de la nada a tener un intercambio de volúmenes tan altos, que incluso los inversores han provocado interrupciones en plataformas como Robinhood.

Sin embargo, se necesita mucho más que una broma de popularidad inflada para consolidarse como una auténtica alternativa en el mundo de las criptomonedas.

Expertos como José Rodríguez, uno de los especialistas más prominentes del mundo de las criptomonedas y de la tecnología “blockchain”, también ha advertido sobre los riesgos de Dogecoin.

“Es una criptomoneda con poco desarrollo e integraciones. Durante años estuvo abandonada. Hay mucho ruido y mucha especulación, pero falta ver si se capitalizará con esta entrada de capital de especuladores y apostadores, para que realmente se construya infraestructura y sea algo más que un chiste dentro de las criptomonedas. En caso contrario tendrá una corrección (caída) que les dolerá a muchos.”

Y así ha sido. De hecho, el pasado fin de semana, el propio Elon Musk decepcionó a los fanáticos cuando en el conocido programa humorístico de televisión “Saturday Night Live” terminó reconociendo que “sí, (Dogecoin) es un timo.”

Horas después, su precio se desplomó hasta en un tercio de su valor, y aunque podría tener un nuevo rebote alcista, nadie que no esté dispuesto a perder todo su dinero debería entrar ahí. Así son las burbujas.

En fin. Son varias las lecciones que podemos obtener de Dogecoin, como que cuando un instrumento financiero está en sus “picos” de popularidad, por lo general, ya es demasiado tarde: la fase más redituable de su escalada ha quedado atrás. Tenga cuidado.

La inteligencia financiera obliga a que busquemos las mejores inversiones allí donde pocos miran, para poner nuestro dinero en activos con fuertes fundamentos de demanda y de valor, y que por ello, nos harán ganar más “a la segura” en el futuro. Hacer lo contrario, es una apuesta segura… para perder.




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