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‘Economía Enfadada’

Santiago Niño Becerra - Lunes, 17 de Julio

Sugerencia: si deciden leer lo que yo escribo lean primero esto:

Comenzó en 1979, cuando quedó roto de facto el Tratado de Detroit: el capital –las grandes corporaciones, sobre todo, entonces– llegaron a la conclusión de que con la deslocalización de los procesos productivos podían organizarse de otra manera, lo que llevaba a que el factor trabajo nacional fuese cada vez menos necesario; luego el desarrollo de la robotización y la expansión de las TICs fueron completando el proceso.

Hoy hemos llegado a un punto en el que las cosas están como están y son bien conocidas, por lo que no hace falta repetirlas de nuevo. ¿Cómo se pueden solucionar la creciente precariedad laboral, el subempleo, la subremuneración, el desempleo estructural, la marginación, la pobreza, en el endeudamiento privado y la desigualdad?

Si por ‘solucionar’ se está entendiendo volver a los años 60 cuando se daban expectativas al alza y una clase media en ascenso, la respuesta es que no hay solución posible porque hoy ni se necesitan tantas personas para producir, ni se necesitan tantas horas de trabajo como entonces, ni tampoco se precisa que los salarios aumenten. La crisis del 2007, interiorizada en el 2010, ha hecho oficial lo que se estaba viendo venir desde los 80: ya es factible generar PIB con cero unidades de factor trabajo. Cierto: eso aún sucede en pocas actividades, pero imaginen lo que va a pasar.

Recuerden: esta crisis está suponiendo la implementación de un nuevo modelo, pero el sistema, el Capitalismo, sigue ahí; y el capitalismo tiende al oligopolio; y la tecnología aún favorece más esa tendencia porque la tecnología es capital, y para desarrollarla e implementarla cada vez se requiere más capital. Y con más tecnología y con la organización idónea la productividad se dispara, lo que hace que los precios puedan hundirse. Muy pocos oferentes vendiendo una pléyade de bienes baratos a una demanda suficiente con un bajo poder adquisitivo. Esto ya se está perfilando, esto será el mañana.

Y la ‘solución’ en un entorno como ese la renta básica: una cantidad mínima situada en el umbral de la pobreza para que quienes puedan complementen sus ingresos y quienes no puedan sobrevivan. A eso añadan marihuana legal para que quienes lo precisen estén tranquilos, y ocio casi gratis para llenar los tiempos de quienes tienen mucho.

Ya, estarán pensando por qué los jóvenes desempleados y los pensionistas empobrecidos no se lanzan a la calle, pues porque las revoluciones ya no están de moda; y porque es posible que Minority Report esté más cerca de lo que imaginamos.

¿Pesimista? Pienso que no. Estamos como en 1765. El Sistema Mercantilista sobrevivió hasta 1815, pero ya nada fue igual a partir de la crisis de 1770.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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