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El futuro de la economía mundial: Inflación y… ¿crecimiento?

Carlos Alcalá García (Carlos de Azaba) - Lunes, 18 de Octubre

 Diez años atrás, más o menos, publicaba en La Carta de la Bolsa, un artículo sobre el combate que se libraba entre la inflación y la deflación. La Carta de la Bolsa - ¿QUÉ PASA CON También hoy, como entonces, no son pocos los que consideran que la expansión de la BASE MONETARIA de los Bancos Centrales va a generar de forma inevitable inflación. Más de una década esperando inflación, más de una década de expansiones de los balances de los principales bancos centrales del mundo y no hay manera, no hay forma de generar inflación. Más de una década desconcertados. Nada más lejos de la realidad, el plan sigue su curso. La Teoría Cuantitativa del Dinero no responde como debería, la OFERTA MONETARIA crece más rápido que los bienes y servicios que se producen y los precios ni se enteran. Esta teoría se simplifica con una ecuación que vincula sus dos términos, el término monetario con el término de la economía real, a más dinero más precios.

Pero CUIDADO ¡¡¡, esta teoría NO dice que si los Bancos Centrales imprimen más dinero los precios de los bienes y servicios producidos se incrementarán. Lo que esta teoría dice y no falla, es qué si hay más dinero en la economía real, los precios de la economía real subirán con los mismos niveles de producción. No solo no falla la teoría, sino que, sin duda, nos dice lo que está ocurriendo en el mundo desde que en 2009 se inicia en EEUU los famosos programas sucesivos de QE. De toda esa ingente cantidad de nuevo dinero creado por los Bancos Centrales solo una parte va a la economía real que se ha compensado con el incremento de la producción mundial de bienes y servicios y con el cambio tecnológico que siempre es deflacionista. El ser humano siempre es deflacionista, siempre es naturalmente deflacionista. ¿Y el resto del dinero?, esta pregunta se resuelve con otra pregunta, ¿ha habido inflación de algo?. Curiosamente, al unísono, los mercados de deuda y las bolsas de valores nos muestran el destino del dinero de los Bancos Centrales. El dinero artificial siempre genera inflación EN SU DESTINATARIO, siempre. Sin embargo, esta inflación tiene las patas muy cortas porque la economía real no la sustenta y más pronto que tarde se viene abajo y hay que darle más a la máquina de los billetes. Se esconde un problema menor que al tiempo será mayor y así sucesivamente. La impresión monetaria es una carrera sin final que genera problemas cada vez mayores de adicción de burbujas y zombis económicos. Los mercados saben de la enorme fragilidad del sistema. Ante el menor amago de crisis/desconfianza saben que la única solución es más madera y caen a plomo recordando a la FED/BCE en el lio que se han metido, que nos han metido por no controlar a tiempo los excesos de la reserva fraccionaria (antes de 100 añitos se repetirá…). Un lío que ya solo tiene una respuesta: INFLACIÓN. Ahora SI.

Desde el año 2009 hasta hoy hemos asistido a un trasvase de endeudamiento con origen privado y destino público. Se solventa el problema privado con deuda pública y la deuda pública con INFLACIÓN, con pago de fiesta para activos monetarios/deuda (Cuidado). Terminado el próximo tramo inflacionista, el ajuste y el camino estará despejado para una nueva fase de expansión económica global si la disponibilidad futura de recursos naturales y nuestro clima lo permiten. Ojo con esto ¡¡¡. Fase que terminará cuando a la reserva fraccionaria se le vuelva a ir la mano y las deudas privadas se vuelvan a inflar, antes de 100 añitos…

MATERIAS PRIMAS, COVID Y ESTÍMULOS FISCALES:

La Gran Recesión trajo consigo escasez de demanda global que tuvieron reflejo en una caída sin precedentes del precio de las materias primas que necesitamos para todo lo demás. Esta caída de precios desincentivó la inversión en este sector primario y esencial para el resto de actividades económicas, lo que lastra la producción futura y asegura precios más altos en toda la cadena de producción. Un ejemplo es la drástica caída de la inversión en exploración y producción de petróleo a partir de 2013, lo que tendrá consecuencias estructurales para los años venideros.

Y llego el COVID-19… En esencia y a la postre, en términos económicos, supone una contracción de la oferta/demanda con caídas de la producción y subida de precios al reactivarse la demanda primero y la oferta a la zaga después. Esto unido a la escasez de materias primas es el caldo de cultivo para un gran primer impulso inflacionista y la chispa adecuada para lo que está por venir. Conforme los precios hacen daño también afectarán a la demanda con la consecuente ESTANFLACIÓN, muy comentada últimamente. El plan no va por esos derroteros, para eso están los subplanes de estímulo fiscal que vienen a ambos lados del atlántico. Con la desaceleración de la economía global, ya está mostrando sus primeros síntomas, vendrán los citados estímulos para desplazar nuevamente la demanda agregada y la producción, para sacarle el dedo a la estanflación pero con un segundo impulso inflacionista asegurado, iniciando el camino de un nuevo escenario de inflación y crecimiento, crecimiento imprescindible para el no menos imprescindible ajuste fiscal posterior para asegurar el sutil efecto de la inflación sobre la insoportable deuda global en términos reales. Esta segunda fase de crecimiento es CAPITAL. En esta fase y desde los gobiernos y otras instituciones, se instará a sindicatos y patronales para la actualización salarial al nuevo entorno de precios, lo que nuevamente traerá nuevos impulsos inflacionistas.

Los Bancos Centrales de perfil, conteniendo la respiración, vendiendo lo estructural por coyuntural y mirando al otro lado para retrasar todo lo posible las subidas de tipos de interés, que vendrán en esa segunda fase de crecimiento fiscal primero y crecimiento autónomo después (esperemos). El objetivo, compensar subidas de costes financieros con rentas también al alza.

¿Riesgos? Seguro que de varios colores, en especial, los no previstos. Quizás los más peligrosos, no conseguir el crecimiento autónomo y que la inflación se escape de las manos y obligue a los Bancos Centrales a defender las monedas con agresividad. Unido a lo anterior, la estabilidad de los mercados financieros y la confianza en el plan. China y su burbuja inmobiliaria, que quiso sustituir por un tiempo la extroversión a la baja de su economía desde 2009, con Evergrande como canario en la mina de algo mucho más grande (similar a la burbuja inmobiliaria española en términos de PIB).  Sin olvidar, nuestro planeta y sus límites, que no son más que límites al crecimiento … Desde la I Revolución Industrial, 4 cosas han sido esenciales para sostener el crecimiento; carbón, petróleo, uranio y gas natural. Todavía hoy representan más del 90% de los recursos energéticos naturales utilizados y aunque han sostenido el crecimiento, son insostenibles en términos medioambientales y de disponibilidad futura.

Por cierto, en un entorno inflacionista global, no creo que se admita criptocompetencia monetaria, en especial si esta competencia empieza a ser ÚTIL en términos de mayor volumen de transacciones económicas reales… de momento, los dejarán jugar …

 

Carlos Alcalá García (Carlos de Azaba)




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