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El por qué del dónde

Droblo - Jueves, 19 de Enero

Si hay un punto de inflexión en la historia económica humana, es sin duda la Revolución Industrial. A partir de ese momento todo cambió y la mejor manera de entenderlo es con esta imagen de la evolución del PIB per cápita. Es todavía más impactante si tenemos en cuenta que la expansión demográfica acompañó a ese aumento del PIB por lo que había más “cabezas” entre las que repartir la riqueza. Durante miles de años las condiciones materiales de los humanos cambiaron realmente poco. La esperanza de vida media en 1750 era de alrededor de 38 años y mucho menor en algunos lugares. La idea de que hoy la media superaría los 80 años parecía un sueño… El proceso histórico es conocido: la mejora tecnológica y los excedentes acumulados por el auge del comercio durante los siglos posteriores a la Edad Media propiciaron ese aumento brutal de la productividad.

Una de las incógnitas que a los que, como a mí, les apasiona la historia y la economía, es intentar dilucidar el por qué la Revolución Industrial ocurrió en Reino Unido y no en otro lugar. No hay un único motivo pero ayudó mucho tanto el que fuera el primer país que eliminó la tentación absolutista monárquica gracias a un Parlamento poderoso que sirvió como contrapartida al poder real como que fuera el que tenía la mejor flota y por lo tanto, lejos de ser un país sólo de agricultores, también lo era de comerciantes que demandaban (sobre todo desde sus propias colonias) la creación de productos, de manufacturas. Estos dos argumentos son los que suelen responder la pregunta de por qué la Revolución Industrial empezó allí y no en Francia por ejemplo pero queda una duda pendiente: ¿Por qué no ocurrió en China si tanto tecnológica como políticamente llevaba siglos de ventaja a Europa?

El historiador económico Joel Mokyr sostiene que el gran avance de los últimos dos siglos es sobre todo tecnológico: “de nuestra capacidad para entender las fuerzas de la naturaleza y aprovecharlos para nuestras necesidades económicas” y sin embargo China, con un pasado glorioso en sus logros científicos y que en el siglo XV, por ejemplo, se encontraba mucho más avanzada que Europa, no fue capaz de convertir esa ciencia en crecimiento económico como lo hizo Occidente en el siglo XIX. La red ferroviaria, los barcos de vapor, las fábricas que en unas docenas de años se construyeron en nuestra parte del mundo provocaron que a comienzos del siglo XX China fuera prácticamente una colonia ocupada por los europeos, ¿Cómo pudieron quedarse tan atrás?

China y Europa son diferentes en muchos aspectos, uno es que después de la conquista de los mongoles en el siglo XII, China siguió siendo un imperio unificado dirigido por una sola burocracia mandarín. No hay nada que compita o amenace a China. Incluso cuando fue invadida por tribus de Manchuria en 1644, no cambió la estructura del Estado porque los invasores acabaron hablando chino, vistiéndose como chinos y comiendo comida china. En Europa nadie tiene éxito en la unificación, ni Napoleón siquiera, y hay una competencia continua: los franceses están preocupados por los ingleses, los ingleses por los españoles, los españoles por los turcos… Eso mantiene a todos en algo que los economistas reconocen como “modelo competitivo” y para el progreso, siempre según Mokyr, eso es mejor que un sistema dominado por una sola potencia. Según él, es posible que también en China aparecieran mentes brillantes como la de Galileo, Newton o Descartes pero una estructura social que huía de los cambios y la falta de competencia mató esos espíritus antes de que se pudieran desarrollar. Europa crea un mundo donde la competencia fomenta la innovación intelectual. Hay la Reforma, que dice que la religión que tenían hasta ese momento era errónea, lo mismo sucede en la astronomía, la química, la medicina, las matemáticas y la filosofía. China quería la estabilidad y la seguridad, y consigue que dure durante mucho tiempo. Los europeos no quieren estabilidad, preferían el progreso.

Entre el viaje de Colón a América en 1492 y la muerte de Isaac Newton en 1727, el propósito de la investigación en Europa cambia. Durante gran parte de la historia humana, la gente estudiaba la ciencia y los fenómenos naturales no para mejorar nuestra vida material sino para satisfacer la curiosidad de unos pocos. Los antiguos griegos hicieron fantásticos progresos científicos pero en su mayoría no se utilizaron para nada. De hecho, Aristóteles decía que la ciencia no debía ser utilizada porque el trabajo era algo para las clases más bajas. Antes de la Revolución Industrial, aparecieron personas en Europa que creyeron que el estudio de la Naturaleza debía servir para la mejora material (algo que hoy vemos obvio pero no lo era entonces). Es lo que Mokyr llama la “Ilustración industrial”. Tras la Revolución Industrial ese afán de superación para mejorar la vida de la gente se acentúa y aunque hay muchos fracasos, se acaba consiguiendo (pone como ejemplo la electricidad de la que se conocía su poder cien años antes de Edison pero fue él el que la supo llevar a los hogares).

La posición de China como un solo imperio con una gran burocracia parecía ideal, además por un lado era muy progresiva puesto que en Europa las personas que estaban en el poder eran los hijos y sobrinos de otras personas en el poder pero China era una meritocracia, para ser funcionario del imperio se debían aprobar exámenes. Esto hoy nos parece positivo pero tenía un problema: aprobaban los exámenes los que conocían los conocimientos clásicos, nunca los que los ponían en duda. Fue la herramienta perfecta para mantener el mismo molde generación tras generación. En Europa sucedió algo diferente. La gente que estudiaba conocimientos clásicos de Tolomeo, Hipócrates, Arquímedes… empiezan a decir: “La mayor parte de este material está mal.” En China sería inconcebible pero en Europa la capacidad de desafiar la sabiduría recibida es incontenible y ocurre porque a partir del siglo XVII existen microscopios, telescopios, barómetros etc. que les permiten estudiar la naturaleza de una forma en que los clásicos nunca pudieron. Por ejemplo, Aristóteles pensó que el vacío era imposible pero un día se inventó una bomba de vacío, Aristóteles pensaba que todas las estrellas en los cielos estaban completamente fijos y se descubrió que no era así, de ese modo se superaron a los clásicos. Incluso con engreimiento como la del filósofo francés del siglo XVI Pierre de la Ramée que escribió un libro con el título “Todo lo que Aristóteles ha dicho es incorrecto.” Esa actitud hubiera sido impensable en China.

En resumen, hay una razón por la que la Revolución Industrial se produjo en Europa y no en China y es que entre los diferentes países europeos existía una gran competencia entre ellos que los animaba a mejorar mientras que la solidez de las instituciones chinas y los siglos de relativa calma les habían llevado a la complacencia. Y lo curioso es que al final, la estabilidad de China se desmoronó bajo el ataque de la modernidad europea. Creo que esto nos debería llevar a una reflexión cara al futuro: hay que cuestionarlo todo, hay que promover la ciencia, aprobar exámenes no es mejor que innovar, la competencia es positiva… Aprendamos de la Historia.

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