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El TTIP

Santiago Niño Becerra - Viernes, 06 de Mayo

Vamos a ver si me se explicar. El TTIP, el Transatlantic Trade and Investment Partnership o Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, ha sido planteado y lo ha sido ahora, porque tocaba.

Si se tuviese que resumir en un párrafo lo que el TTIP es, pienso que podría decirse que es una manifestación del fin del Estado que hemos conocido y la sustitución de lo que el Estado significa por el que, pienso, va a ser el poder que en diversos aspectos ya está sustituyendo al Estado: el de las corporaciones.

El TTIP coloca a los Estados es un segundo plano, a los europeos, pero también al Estado USA. ¿Por qué? pues porque los Estados, con sus leyes, normas y regulaciones, limitan las posibilidades que la tecnología y la ausencia de fronteras brinda a las grandes corporaciones, pero, continúo pensando, no en la línea reaganiana de ‘El Estado es el problema’, ya que aquello afectaba a ‘los ricos’ y al ámbito local de las empresas, sino desde una perspectiva postglobal: si el planeta es la zona de acción y las corporaciones se mueven –porque tienen las posibilidades y los medios para hacerlo– en  el planeta, ¿qué sentido tiene limitar en unas zonas de ese planeta sus posibilidades de movimiento con normas y márgenes?. Visto así el TTIP sería consecuencia de la evolución de la dinámica histórica.

Las Enclosures, las verdaderas, las segundas, no se produjeron en el siglo XVI ni en el XVII porque ni existió la necesidad de aumentar decididamente la productividad en la agricultura ni la de generar una ingente cantidad de mano de obra que alimentase de forma continua una industria que no existía. Las Enclosures se produjeron cuando hicieron falta, cuando fueron necesarias, cuando la dinámica histórica se hallaba en su momento propicio. Y las Enclosures hicieron que la productividad en el campo se disparase y que a las ciudades llegasen oleadas de excampesinos harapientos para trabajar dieciocho horas diarias en la naciente industria a cambo de salarios de subsistencia, lo que posibilitó el desarrollo de la Revolución Industrial. Insisto: ni antes ni después, en el momento adecuado.

Con el TTIP está sucediendo, va a suceder, algo parecido: toca que sea ahora. Sus defensores lo están vendiendo como imprescindible y para críticos es la expresión de dominio de la nueva oligarquía: la de las multinacionales y sus lobbies. Da igual lo que se diga, al igual que los campos fueron cercados y multitud de campesinos fueron forzados a la miseria y a la explotación en los centros industriales, el TTIP se impondrá porque es el momento de lo que el TTIP significa …

… Porque todo pasa. Recuerden: el Estado que conocemos se inventó en el siglo XIV para que el rey pudiese sacarse de encima la fiscalización de la Iglesia. El Renacimiento estaba llamando a la puerta y aquellos monarcas necesitan que en ‘su casa’: su propiedad, su hacienda, su territorio –la tierra era de Dios y los reyes, los representantes de Dios en la Tierra la administraban–, nadie les dijese lo que tenían que hacer, es decir, necesitaban poder soberano y autónomo. Pero en el siglo XIV y en los siguientes todo era local, zonal, terrenal y limitado. Desde esa perspectiva el Estado estuvo bien, ha estado bien durante todos estos siglos, pero ya ha quedado pequeño y ahora son necesarias otras estructuras porque el poder no se halla dentro de ninguna frontera. El TTIP ha llegado porque tocaba, y ha llegado para quedarse, y oponerse equivale a haberse opuesto a las Enclosures, o, yendo más atrás, a la Magna Charta.

Ya, las Enclosures ocasionaron un rosario de tragedias personales, de miseria, de hambre, de postración, de violencia. Si quienes implanten el TTIP son inteligentes esas consecuencias las evitarán. Hoy es posible, y deseable, porque con toda su carga de desgracias las Enclosures llevaban asociada una carga de expectativas positivas, a largo plazo, cierto, pero positivas: de ir-a-mejor para la mayoría, y el TTIP no, y no por nada, sino porque cada vez se necesita menos factor trabajo. Lo repito: si quienes implanten el TTIP son inteligentes esas consecuencias las evitarán. Cierto: habría otro camino, pero hoy no está de moda.  

(Para saber más: https://es.wikipedia.org/wiki/Asociaci%C3%B3n_Transatl%C3%A1ntica_para_el_Comercio_y_la_Inversi%C3%B3n , http://internacional.elpais.com/internacional/2016/04/27/actualidad/1461784655_490463.html , http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/01/actualidad/1462117710_697215.html y http://www.publico.es/internacional/greenpeace-monta-tenderete-leer-documentos.html).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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